En las relaciones maritales siempre hay convenios, pactos, acuerdos, complicidades y una que otra traición.

Dicen que entre las sábanas se cocinan candidaturas, delegaciones, asesorías y hasta puestos vitalicios en un buen matrimonio.

A mí me come la curiosidad por saber ¿de qué hablarán esos matrimonios “bien avenidos”  cuyos intereses se encuentran en trincheras opuestas?.

Me pregunto si al borde de la almohada y el edredón, el candidato le preguntará a su esposa si ya terminó los listados para bajar recursos y consumar  la compra de votos del lado de sus competidores?

Qué le dirá el hombre cercano a un candidato tricolor a su mujer  con cargo en el gobierno estatal; le preguntará cómo va el reparto de dinero bajo el agua?.

La cruda realidad es que en este proceso electoral la simulación ha sido la madre de todas las batallas; basta con detenernos a observar los comportamientos de algunos personajes que aseguran dejar la relación marital en casa para evitar contrapuntear la actividad de sus cónyuges.

Lo cierto es hay quienes hacen como que apoyan a fulano y trabajan para zutano, cuando en realidad cobran con perengano.

En la víspera electoral arrecian las simulaciones, sobre todo en el Partido Revolucionario Institucional donde  los bien enterados saben que ya son varios los “operadores” que no van a abandonar  el barco y que están haciendo su trabajo, es decir “OPERAR” ……pero para Puebla Unida.

Una vez logrados los amarres con la competencia, estos simuladores entonces sí le dirán adiós al barco, incluso hay quienes empiezan a buscar “los contactos” con la gente cercana al candidato  Gali, para enviarle el mensaje propio de las mafias que ya traicionaron y están dispuestas a comercializar vendettas.

Sin duda, las sábanas son poderosas para fraguar las más inesperadas traiciones.

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