El rol del cartero en México tiene raíces profundas. Desde la época prehispánica, los corredores recorrían grandes distancias para entregar noticias e información mediante el sistema de la Posta. En el imperio azteca, los mensajeros establecieron relevos estratégicos cada 10 kilómetros para mantener el ritmo de entrega y cuidar su condición física. Estos mensajeros no solo entregaban noticias, sino también joyas, alimentos y textiles.

Con la llegada de los colonizadores y la incorporación de caballos, el servicio postal se modernizó. En 1759 se abrió la primera oficina postal en Yucatán y pronto otras oficinas se establecieron en Veracruz, Puebla, Guerrero, Oaxaca y Guanajuato. Durante el Porfiriato, el sistema postal se optimizó aún más con la llegada del ferrocarril y la construcción del emblemático Palacio Postal en la Ciudad de México, que hasta la fecha sigue en funcionamiento.

Un acto de valentía durante la Revolución Mexicana

La celebración del Día del Cartero se instauró en 1931 en honor a un valiente cartero que, en medio de un accidente ferroviario durante la Revolución Mexicana, arriesgó su vida para recuperar millones en oro y correspondencia militar. Este evento impulsó al ingeniero Luis G. Franco a proponer al presidente Pascual Ortiz Rubio un día en honor a estos trabajadores. Así, el 12 de noviembre se declaró como el Día del Cartero y Empleados Postales. Más tarde, en 1947, se emitió una estampilla conmemorativa para reconocer la importancia de su labor.

La importancia del cartero en la actualidad

En la actualidad, los carteros continúan siendo indispensables. Solo en el Servicio Postal Mexicano, se entregan aproximadamente 324 millones de documentos al año. La plantilla está formada por unos 13,000 empleados, que distribuyen hasta un millón de piezas diarias de correspondencia, propaganda y paquetería. Cada cartero entrega en promedio 146 piezas diarias, demostrando su dedicación y esfuerzo para mantener la comunicación en cada rincón del país. (MV)