- Municipios
Atlixco a 7 años del sismo: huellas y recuerdos del desastre perduran (VIDEO)
"Un día normal terminó en tragedia…”, así lo relata Aarón Anguiamo Lemus, jefe de turno del Departamento de Bomberos de Atlixco, quien estuvo al frente de las labores de rescate tras el devastador sismo de magnitud 7.1 grados que sacudió al estado de Puebla el 19 de septiembre de 2017 y dejó al menos 7 personas muertas en esta demarcación, así como cuantiosos daños materiales.
Siete años después de aquel fatídico día, los recuerdos aún son claros en la memoria de este bombero, marcados por la nube gris que cubrió la ciudad y el caos que dejó el movimiento de la tierra. El epicentro del sismo se localizó en Chiautla de Tapia, afectó gravemente a municipios como Atlixco.
Para muchos, el 19 de septiembre sigue siendo un día de tragedia y para Aarón Anguiamo es uno de los eventos más fuertes que ha vivido en sus más de 20 años de carrera como rescatista: "Los radios empezaron a sonar, los reportes llegaban uno tras otro, describiendo una situación catastrófica", cuenta.
Al salir de la estación camino a las zonas afectadas, lo primero que vio fue una enorme nube gris que cubría la ciudad. En ese momento Aarón ya pensaba en cómo dividir a su equipo para poder atender la mayor parte del municipio: “Regresamos a la estación para mandar diferentes unidades a los puntos donde se necesitaba. Teníamos que organizarnos rápido para iniciar la búsqueda de personas”, narró en entrevista.
Una de las zonas más afectadas fue Infonavit, donde varios edificios sufrieron graves daños estructurales. En uno de esos inmuebles un hombre quedó atrapado en su departamento después que un tanque de agua se desplomara: “La caída del tanque bloqueó la entrada de varios departamentos. Sin una grúa disponible, tuvimos que usar escaleras para sacar al hombre de aproximadamente 30 años que afortunadamente salió ileso”.
El sismo no solo dejó daños materiales en la ciudad, siete personas perdieron la vida en Atlixco; para Aarón y su equipo cada rescate representaba una dura batalla, no solo física sino también emocional: ”El entrenamiento nos ayuda a no involucrar las emociones en estos casos. Claro que los sentimientos existen, pero en esos momentos hay que dejarlos de lado para tomar decisiones frías", comparte el bombero.
Las labores de rescate y las revisiones se prolongaron por días, durante los cuales se enfrentaron a la visión de cuerpos sin vida, edificios reducidos a escombros y personas en estado de crisis nerviosa. El miedo a que otro sismo volviera a sacudir la zona estaba presente en cada momento, pero eso no fue impedimento para que continuaran con trabajo.
Las secuelas psicológicas para el equipo de bomberos fueron evidentes, tanto que muchos cambiaron de empleo. A siete años del terremoto, algunos inmuebles continúan con escombros o en intento de ser reparados, mientras que otros fueron remodelados, por lo que año con año se recuerda este hecho como uno de los desastres naturales más fuertes en el estado de Puebla. (RC)