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Briseño y Ayala abordan la contracultura de José Agustín, en Puebla
“La contracultura exige ser recocida y la cultura dominante actuará como si la contra no existiera” dejando de lado el hecho de que las personas se identifiquen con las voces de este movimiento, reconoce el músico y escritor mexicano Guillermo Briseño, quien se presentó con la ponencia “Cada quien su contracultura” en el homenaje póstumo a José Agustín, realizado en el conversatorio “A propósito de la obra de José Agustín”, de la Facultad de Economía de la BUAP.
En la charla impartida por el poeta Juan Jorge Ayala Sánchez y Guillermo Briseño Jiménez sobre la contracultura de José Agustín, el primero señaló que, desde el punto de vista del escritor, este movimiento se basaba en cuestiones periféricas de la sociedad y trató de redefinir el término a través de un corpus y de los elementos sociales como las tribus urbanas.
A propósito de José Agustín, escritor que por muchos años fue asociado a la literatura de la Onda, término acuñado por la escritora mexicana Margo Glanz, Ayala Sánchez expresó que el también periodista rechazaba ser parte de este movimiento y criticaba el discurso de la autora. La obra de José Agustín hace una crítica respecto al ámbito social y político de nuestro país durante la época de 1960.
El escritor mexicano hace una revisión de la vida social, económica y política de México a través de sus obras en las que ilustra el cinismo, la intolerancia y la corrupción del poder en un país de los años 1940 a 1994.
En este conversatorio, Jorge Ayala hace un recuento de los autores que formaron parte de la literatura de la Onda y menciona la obra de Parménides García Saldaña, En la ruta de la onda, en la que trata de hacer entender al lector lo que él entiende como contracultura. Además, expresa que este escritor aceptaba el término de la Onda como una forma de agrupar a cierto sector de los escritores de aquella época.
Entre otros textos, menciona que son parte fundamental de este movimiento obras como La contracultura en México de José Agustín, una obra basada en cuestiones periféricas de la cultura urbana, integrando la música, el teatro, las drogas, así como un corpus que le ayude a definir estos conceptos.
Otro texto es La contracultura como protesta de Enrique Marroquí, en la que integra los conceptos de José Agustín dándoles un sentido antropológico y filosófico, analizando diversas manifestaciones.
Por su parte, Guillermo Briseño, abordó la contracultura desde el ámbito musical, partiendo principalmente desde la contracultura del género del rock and roll, señalando que José Agustín fue afín a este género musical, con el que los jóvenes de la época se sentían identificados.
Expresa que el escritor señala que la contracultura es un impulso de sobrevivir e imponerse; requiere de una contraparte que la ignore o la prohíba, pues ésta actuará como si no existiera, pero que mientras pase el tiempo y se incremente tratará de aniquilarla y si esto no da resultado terminará por asimilarla y homenajearla.
En este sentido, expresa que tal energía hace que las personas sientan una gran afinidad por diversas expresiones que forman parte de las voces de la contracultura y que llevan a ampliar el horizonte artístico y político.
Finalmente, y en cuestión a lo que representa la contracultura en la actualidad, Jorge Ayala señaló que ésta se mantiene dentro de las tres características antes mencionadas: la transgresión, rebeldía y ansia de conocimiento, y la definió como un movimiento de flujo constante que se retroalimenta e incorpora diversas luchas y resistencias. (AD)