En este Día de Muertos, la huesuda se hizo presente y como ya es bien sabido, ni el gobernador de Puebla, tampoco líderes estatales de partidos y menos aspirantes a la Presidencia de México, “escaparon de la muerte”.

SERGIO SALOMÓN CÉSPEDES
Gobernador del Estado

Cuando la viuda no quiso
relevar al hoy difunto,
presto se coló don Sergio,
por ser el que estaba
junto.

¿Cómo le llegó? No supo,
su sorpresa fue mayor,
pero amaneció de pronto,
ya como gobernador.

Por ser tan grande el paquete,
y una bronca superior,
Jorge Estefan entró al quite,
y empujó al santo señor,
a respetar su estatura,
cual vicegobernador.

Pero le llegó su día, se le
apareció la flaca,
y con una saña impía, se lo
arrastró hasta Tepeaca.

No lo salvó ni un guarura ni
su robusta estatura,
don Sergio descansa en paz,
en soberbia sepultura.

Fue sepultado en su tierra,
rodeado de contratistas,
puros morenovallistas,
en aquella negra noche,
no llorando por el duelo,
sino por el fin del “moche”.

ALEJANDRO ARMENTA

Ganó todas las encuestas
en Puebla, Alejandro Armenta,
pero la muerte celosa,
pronto lo anotó en su cuenta,
y que se lo carga gestas,
ya descansa su osamenta,
donde no se paga renta.

Valoró el talento ajeno
con un reconocimiento,
y hasta al mismísimo diablo,
le entregó tal documento,
con un afectuoso texto y
hasta hablándole de tú:
“más sabe el diablo por
viejo, mi estimado Belcebú…”

IGNACIO MIER

En un espectacular
en el centro de un panteón,
publicaron una esquela
con la siguiente inscripción:

“Aquí yace Nacho Mier,
quien nunca quiso a la escuela”.

El PAN le documentó
los cuatrocientos millones,
que se gastó en propaganda,
y ninguno de su banda,
siquiera lo defendió.

Descansa en paz el buen Nacho,
ya no luce el gran mostacho,
todos lo dejaron solo,
su sepelio fue muy gacho.