El estrés hídrico ha comenzado a alcanzar a Atlixco y los pozos que abastecen a sus 150 mil habitantes, en promedio. Esto se debe, de acuerdo con autoridades, a “la omisión de anteriores administraciones, tanto en la desatención de los pozos, como por mantener parados algunos y la sobreexplotación de otros”, así como a un crecimiento urbano desordenado.

Lo anterior fue indicado por el director del Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del municipio de Atlixco (Soapama), Luis Enrique Vargas, quien afirmó que abastecer al municipio las 24 horas requiere de inversión en equipo técnico para los 25 pozos.

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La sobreexplotación ha provocado además que el espejo de agua sea inconstante en pozos como el de Cristo Chico, uno de los que lleva agua a un gran número de colonias en la ciudad. En casos como el del fraccionamiento Fovissste, se tuvo parado por 9 años, dando la percepción de escasez de agua en el municipio.

El no desbalancear la extracción del líquido, indicó el entrevistado, evitará en un futuro cercano no sólo la escasez, si no la aparición de hundimientos en el municipio, en particular en la zona alta, donde se generan los yacimientos de agua.

Ante ello el Soapama se enfoca en dos estrategias: la primera es la reforestación de la zona alta, en las faldas del volcán Popocatépetl, para garantizar que la “fábrica de agua” continúe existiendo, pues es donde se recargan las fuentes subterráneas que abastecen no sólo a Atlixco, sino a varios municipios del valle.

La segunda estrategia es el mantenimiento de pozos, así como la recuperación de algunos parados durante años y la tecnificación para mantener una vigilancia constante.

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Los riesgos de hundimiento en Atlixco

Cómo consta en el Atlas de Riesgos más reciente, realizado en 2010 por la administración de José Luis Galeazzi Berra, el municipio de Atlixco es el que más agua requiere y usa en el valle, con ello existe riesgo de hundimiento por extracción de agua del subsuelo.

“Aún no se ha desbalanceado la recarga natural de acuíferos y la extracción de este líquido, por lo que el comportamiento del subsuelo es aceptable. Sin embargo, como ocurre en todas las regiones y ciudades donde se ha documentado el fenómeno de hundimiento del terreno, asociado a la extracción intensiva del agua subterránea, la presión natural debida al crecimiento de la población jugará un papel fundamental para la aparición de los primeros casos, lo cual incrementará en los próximos años”, advierte el texto.

Y establece que: “las principales zonas donde se espera que suceda el fenómeno, son aquellas donde existen depósitos de suelos volcanosedimentarios, que corresponden las zonas planas del municipio, especialmente en las zonas aledañas a la cabecera municipal, donde abundan este tipo de materiales. Los primeros sitios donde se presentará el fenómeno corresponderán a las zonas cercanas a los pozos de bombeo, extendiéndose gradualmente a zonas limítrofes y eventualmente a zonas amplias del municipio, lo cual dependerá de la distribución de los depósitos aluviales, la forma del basamento y la distribución de los pozos de agua”.

Sin embargo, para que esto ocurra deberá romperse el equilibrio entre la recarga y la extracción, lo cual se prevé tomará decenas de años, dependiendo de la tasa de crecimiento de la población.

Labores de reforestación en la zona del Popocatépetl

Para evitar el posible escenario planteado en el Atlas Municipal de Riesgos, el sistema operador lleva décadas reforestando la parte alta del valle de Atlixco, en las zona boscosa de las faldas del volcán Popocatépetl, involucrando a ejidatarios de municipios como Atlixco y San Juan Tianguismanalco para que sean los protectores de esta fuente de recarga del vital líquido.

Desde 2013 y hasta 2017 el organismo había logrado reforestar 40 hectáreas en la zona del Izta-Popo, 25 en el ejido de San Baltazar Atlimeyaya y 15 en el de San Pedro Atlixco, pero un incendio ocurrido entre marzo y abril del 2017 acabó con los árboles de Atlimeyaya, por lo que se tuvo que empezar desde cero.

Durante 2022 el sistema operador recibió la donación de 6 mil arbolitos por parte de la Secretaría del Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, además de la donación de viveristas de Cabrera, dotación por concepto de factibilidad y adquisición por parte del Soapama, sumando en total 7 mil 457 arbolitos.

Los ejemplares fueron distribuidos en las microcuencas La Leona, Cantarranas y Cuexcomate, a fin de aminorar el impacto del estrés hídrico en Atlixco.