- Seguridad
Secuestro en Puebla: así fue el “infierno” de Alberto de la Fuente (Video)
Derivado de un secuestro en Morillotla, en San Andrés Cholula en 2016, el empresario poblano Alberto de la Fuente y de la Concha, propietario de la Arrendadora Angelópolis e hijo del exdirector de Bancrecer en Puebla, escribió el libro "La caja, crónica de un secuestro de 290 días", en el que refiere que la resiliencia, el pensar en su familia, el ejercicio y la conexión con Dios le ayudaron a sobrevivir al cautiverio.
En entrevista para e-consulta Alberto de la Fuente narró su experiencia que vivió en 2016. Recuerda que, en aquella ocasión, tras dejar a su hijo en la escuela, fue interceptado a bordo de su vehículo por un falso retén militar, integrada por varios hombres vestidos de soldados y armados, quienes lo bajaron de su auto, lo esposaron, lo subieron a la patrulla, cubrieron su cabeza, trasladaron a otro vehículo y lo llevaron a un lugar donde lo encerraron en una caja.
Te recomendamos: Joven simula secuestro de su novia; lo detienen 10 años después en Edomex
"Vi una camioneta de doble cabina y en la batea había cuatro o cinco sujetos vestidos de militares, con casco, con goggles, prácticamente no se les podía ver el rostro y tenían armas largas colgando, y había tres o cuatro tipos igual dentro del vehículo, entonces sí me pareció un poco exagerado el operativo y sí llegué a pensar que tal vez iban por alguien o una redada, pero nunca pensé que yo iba ser el objetivo", señaló el empresario.
De la Fuente detalló que una vez que le tocó estar enfrente del retén, se prendieron las torretas de la patrulla, la cual le cerró el paso y le apuntaron con las armas. Pensó que se trataba de un error.
Las noticias al momento: suscríbete al canal de Telegram de e-consulta
"Pues me voy a bajar con las manos en alto, y pienso esto en un par de minutos se va acabar, no creo que tenga problemas, no tengo juicios en mi contra ni enemigos y todo en minutos (...) Sin leerme mis derechos (uno de los falsos militares) me esposa, el miedo me tiene paralizado y me lleva a la camioneta y me ponen un visor todo pintado de negro donde ya no puedo ver nada", comenta.
Alberto de la Fuente contó que de inmediato le pusieron unos audífonos a todo volumen, con música de narcocorridos, a fin de que no pudiera escuchar lo que hablaran sus captores. Entonces supo que iban por él.
"Y a partir de ahí comienza un infierno que va a durar exactamente 290 días. Me tienen en esta patrulla no más de 10 minutos, (...) Quiero decirte que fue una banda muy profesional, lo más profesional que hay hoy en día. Me tienen así un par de minutos en la patrulla y de repente se paran en seco y pues yo con el corazón, la taquicardia a todo, porque pues si te van a llevar a una casa de seguridad por lo menos piensas que va estar lejos de donde te capturaron y se te vienen ideas de que te pueden ejecutar y ni siquiera me han validado ¿quién soy?, refirió.
Lo anterior, porque hasta ese momento sus captores no le habían dirigido la palabra ni preguntado nada. Poco después, según refiere, lo cambiaron de vehículo, ya que sintió la textura de los sillones diferente. Entonces lo taparon con una manta y fue trasladado entre 30 a 40 minutos. Antes de llegar al destino le quitaron los audífonos para hacerle cinco preguntas rápidas.
"Dónde está mi cartera, mis llaves, mi reloj, celular. Es que yo no llevaba nada, como salí a las prisas (de su casa) y yo vivía regularmente cerca del lugar de los hechos (de la escuela de su hijo) había dejado prácticamente todo. Y algo que me angustia demasiado, es que la última pregunta fue ¿chip?, y yo, ¿de qué me hablan? Se están equivocando, en ese momento acaba el interrogatorio y me vuelven a poner los audífonos. Los tipos siguieron y llegamos a este paraje desconocido", comentó.
El empresario explicó que ahí lo cargó una persona corpulenta, quien giró en su propio eje para desorientarlo, subía y bajaba escalones repetidamente. Al final se inclinó un poco y lo introdujeron en un lugar, allí lo desnudaron, lo catearon en un scaner, tipo aeropuerto, para buscar el chip que sus captores aseguraban que portaba.
"Es el lugar donde me van a matar o tener cautivo (...) Y de repente en este lugar se empieza a sonar música a todo volumen, que viene de muchos lados y más alto que cualquier antro y son estos mismos narcocorridos que me pusieron cuando me levantaron.
Hay un momento donde ellos, infiero que se salen de aquel lugar aún con todo y el escándalo, escuchó que cierran una puerta, cierran una cerradura, un teclado digital. Por un largo momento pienso ¿qué hago, qué sigue? (..) en un par de minutos tomo la decisión de quitarme la capucha y en eso me encuentro en un cuarto con dimensiones ridículas, yo le digo contenedor de armas, es una caja, para mí es una caja de tortura hecha para que un ser humano sufra las 24 horas. ¡Me tardé en darme cuenta que estaba en una caja prefabricada!, expresó
De la Fuente señaló que fue hasta el tercer día que sus secuestradores le informaron por escrito que era un secuestro y una lista de lo que no podía hacer, como gritar o golpear la caja, de lo contrario moriría. Él recuerda con detalle los casi diez meses de su cautiverio "en una caja de dos metros por un metro y medio".
Para sobrevivir "a la incertidumbre" de si sobreviviría, decidió "agarrar la mano de Dios" y "reconstruir" su fe: "pude enfadarme con Dios por haberme hecho algo así, pero supe que era producto del libre albedrío del ser humano".
Además, para sobrellevar el paso del tiempo en soledad y en esas condiciones, decidió "hacer ejercicio", a pesar del tamaño de la celda. "Pensé que lo más inteligente era hacer ejercicio ahí dentro, con voluntad y mucha imaginación, comencé a caminar como león enjaulado por esa diminuta celda, al principio caminaba una o dos horas y al final hacía más de nueve al día", manifestó.
Según sus cálculos, anduvo "2,500 kilómetros"; "el ejercicio hacía que las horas fueran menos tediosas, que me cansara, que me generara endorfinas, me sirvió muchísimo". Sin embargo, no reveló la conclusión de su caso, pues los detalles están en el libro. Aunque dijo que nunca supo quiénes eran sus captores ni por qué atentaron contra él; no obstante, dijo tener sospechas de quiénes fueron los autores intelectuales del secuestro, pero decidió seguir adelante.
Para De la Fuente el libro es "difícil de catalogar", es un "testimonio autobiográfico de un evento “escabroso y horrible”, es un texto de autoayuda para “todo tipo de evento fuerte que enfrente cualquier persona”.
Por último, dijo que este ejemplar se puede obtener en México de manera digital en las plataformas como Amazon y Googlebooks, si es de los que les gusta tener el libro en físico puede solicitar en la siguiente liga: https://medialuna-mx.quares.es/apex/quares/r/landingweb/detalle-producto?p2_id=39134&session=4486083229438. Fue así que Alberto de la Fuente vivió un infierno de su secuestro en Puebla en 2016.