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Agoniza la tauromaquia en Puebla
Cumple un aniversario más la plaza de toros El Relicario, llega a 34 años. La plaza está en el limbo, padece la indiferencia de la afición.
En noviembre de 1988 los poblanos estaban de plácemes. La tauromaquia estaba en auge, el empresario José Ángel López Lima regaló una plaza de toros a los aficionados, se estrenaría el 19 de noviembre de aquel 88, había emoción porque Puebla tendría un recinto estable, fijo, para realizar corridas de toros, la construcción se llamaría “El Relicario”. Los 14 años de plazas portátiles serían cosas del pasado.
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En términos generales el coso cumplió las expectativas. Se realizó una buena cantidad de festejos taurinos a lo largo de su existencia, llegaron empresarios buenos, malos, de todo tipo. Bien que mal, la plaza funcionó en forma continua. Además de los malos empresarios, una de las desgracias de la plaza han sido los gobernantes y sus decisiones. Ni siquiera puede decirse que fueran anti taurinos, fueron prepotentes, autoritarios, ineptos.
La plaza fue regalada a la afición, el gobierno estatal la tiene en custodia. Como buenos políticos, aquellos se atendieron primero, entregaron la plaza a su propia conveniencia, sin planeación, sin objetivos. Como consecuencia tenemos un Relicario manoseado, mal administrado, abandonado.
La plaza cumpleañera parece no tener futuro. Este año se realizó la feria de mayo al trancazo. Las contrataciones de toreros las hizo el empresario Pedro Haces, luego se peleó con el gobernador Barbosa, convirtieron el asunto en un pleito político. El gobernador Miguel Barbosa contrató alguien que hizo las veces de organizador; Haces no estuvo físicamente en la feria, Curro Leal, su gerente, se hizo presente, sólo miraba porque no intervino en la realización de los festejos como lo hacía anteriormente.
Posiblemente Pedro Haces ya esté desligado del coso; no obstante, la situación de recinto de Los Fuertes es impredecible. ¿Alguien querrá El Relicario, lo habrán solicitado al gobierno, existirá algún valiente empresario que quiera dar toros en una ciudad carente de afición?
La actualidad de “El Relicario”
Por si faltaba algo, el gobernador poblano engordó el caldo. En septiembre pasado hizo una declaración que sonó a fanfarronada: “construiré un nuevo auditorio que se llamará “El Relicario”, no es una plaza de toros, pero podrán realizarse corridas”.
¿Estamos locos? ¿Otro Acrópolis? ¿Otro fracaso? ¿No recuerdan lo que pasó? Hasta la fecha ninguna acción del gobierno hace pensar que Barbosa habló en serio.
Con el transcurso de los años, la ilusión de hace 34 años, se ha convertido en desencanto. El público, paulatinamente, perdió interés en la tauromaquia, dejó de asistir a la plaza. Los continuos engaños, los toros sin trapío, la ausencia de bravura, los carteles sin estructura sin ton ni son, los horarios incómodos, la prepotencia de algunos empresarios, los precios altos, la falta de promoción, la competencia de otros espectáculos, los ataques a la fiesta. Todo ha sumado.
La situación de Puebla se vive en otros lugares del país. No en todos los casos son los anti taurinos, los alacranes están entre las sábanas; son los profesionales, es el actual sistema de la tauromaquia, un grupúsculo conocido como la tauromafia que se ha apropiado de la fiesta nacional, impone y bloquea ganaderías y toreros a su conveniencia.
Los 34 años de El Relicario se festejan con la plaza cerrada, empolvada, olvidada, sin corridas, sin celebraciones. Los pocos aficionados que quedan en Puebla parece que ya ni recuerdan la efeméride. A diferencia de hace tres décadas, la situación es opuesta en la Angelópolis. La tradición de las corridas de toros agoniza, le faltan unos cuantos clavos al ataúd para el funeral.
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Meter nuevamente el genio a la lámpara parece imposible, inevitable. Agoniza la tauromaquia en Puebla.