• Cultura

Las obras de Turín reivindican a la mujer en la literatura infantil

  • Daniela Caltzalco
Bajo el propósito de acabar con los estereotipos sexistas, Adela Turín se dedicó a escribir historias infantiles para empoderar a las niñas y mujeres
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Adela Turín (1939-2021) ha pasado a la historia por ser una pionera en exponer, analizar y tratar de remediar la perspectiva sexista que plasman algunos libros de literatura infantil.

A finales de los años sesenta y hasta principios de los años ochenta, Turín fundó y se unió a distintos colectivos italianos que se dedicaban a concientizar sobre la violencia a la que están expuestos los infantes, especialmente las niñas, a las que se estereotipa desde pequeñas, sometiéndolas a cumplir con expectativas específicas.

De esta manera, la italiana tomó la decisión de publicar textos, tanto propios como de otros autores, con el propósito de sensibilizar a los lectores sobre la misoginia y el sexismo.

Bajo esta temática, durante los años setenta y de la mano de la ilustradora Nella Bosnia, Turín publicó algunos libros que la instauraron en la memoria de varias generaciones. Entre los trabajos más importantes de la dupla destacan los libros: “Arturo y Clementina”, “La historia de los bonobos con gafas” y “Rosa caramelo”.

Ya sea a través de tortugas que contraen matrimonio, elefantas rosas o simpáticos primates obsesionados con la repartición de tareas, Turín logra retratar, en palabras simples, la injusticia, el menosprecio, el acoso, la manipulación, así como las expectativas sociales para los sujetos femeninos y los problemas que se desprenden de la violencia psicológica y emocional.

Las obras literarias de Turín no solo se limitan a exponer este tipo de situaciones complejas y dificultades, sino también a mostrar, de manera gentil, soluciones que instruyen y dan esperanza a sus lectores, independientemente de la edad que tengan.

Estos cuentos fueron publicados por la editorial Kalandraka como parte de la colección “A favor de las niñas” han lograron un gran impacto en el público que los recibió, puesto que les abrieron las puertas a muchas niñas hacia actividades que en la década de los setenta ni siquiera se hubieran permitido mencionar.

Gracias a sus textos podemos decir que su tiempo de vida no ha terminado, puesto que sus historias les seguirán hablando a niñas y mujeres que atraviesan alguna situación de violencia ya sea, física, emocional o psicológicamente, ayudándoles para vivir una vida más plena y feliz.

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