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Corridas de Feria de Puebla. A toro Pasado: Incongruencias
Después de dos años, los de la pandemia, el recinto ferial de Puebla nuevamente abrió sus puertas. Este año no hubo concesiones para palenques, ni cantantes, toreros y otros espectáculos, el gobernador Miguel Barbosa decidió ser el rey de la feria, contrató una empresa de Aguascalientes que se está encargando absolutamente de todas las actividades, parece incongruente suponer que es una empresa todóloga.
Por lo que respecta a la tauromaquia sucedieron situaciones inexplicables tanto el jueves y sábado pasado; lo primero fue el ganado que se compró para dichos festejos, ¿quién diablos se habrá encargado de eso? fue una incongruencia la presencia de los toros de ambas corridas, fueron muy diferentes. Para el 5 de mayo consiguieron unas miniaturas de la ganadería de La Estancia, por si fuera poco, la integridad de las cornamentas fue dudosa.
Dos días después, para el sábado 7, fue todo lo contrario, compraron toros de Arturo Gilio, que parecían ser los papás de los de La Estancia. Un encierro con trapío, con cornamentas muy serias. Existen quien dice que los cuernos estaban intactos.
¿Los señores de la empresa de Aguas compraron los dos encierros? ¡Claro que no!, tampoco contrataron a los toreros, aunque todo son especulaciones.
Para resaltar el misterio, apareció Curro Leal, el socio o gerente de la empresa de Pedro Haces, el senador y líder sindical con el que tiene conflictos con el gobernador Barbosa. Dicen que Haces armo los carteles. Pareciera que la presencia de Curro fue para demostrar que Don Bull seguía o sigue vigente en El Relicario. Los días de las corridas Curro Leal no tuvo ninguna participación en actividades propias de la empresa, aunque su gafete de ingreso al callejón decía: empresa.
En general las cosas cambian en la fiesta, no para bien. Además de la discrepancia entre los toros del 5 y 7, hubo algo más que llamó mi atención. No pitaron a ninguno de La Estancia ni ovacionaron alguno de los de Gilio. Los aficionados cada vez ponen menos atención en los toros, lo único que les interesa son las orejas que se cortan, los resultados.
En los grupos de chats cuando alguien pregunta qué tal la corrida. Nadie responde que los toros embistieron, si fue un encierro grande o chico, cómo estuvieron los toreros, no, nadie. Se concretan a decir, fulano cortó dos orejas, zutano, una, etc. Creen que es similar al fútbol, consideran que las orejas son como los goles, miden las actuaciones de los diestros en función de las orejas obtenidas.
Los ganaderos, por ejemplo, se comportan en forma incongruente, han perdido categoría. Anteriormente un criador de reses bravas lo pensaba mucho para dar la vuelta al ruedo, ahora se dan la vuelta con cualquier pretexto, sucede en todas las plazas.
Los toreros, sin recato, invitan a los ganaderos a que den la vuelta al ruedo, más que una atención es una forma de quedar bien con ellos, de darles coba.
El pasado 5 de mayo El Cala invitó a los ganaderos de La Estancia, Alejandro Martínez Vértiz padre e hijo. Con un cinismo increíble, ambos se dieron la vuelta al ruedo, a pesar de las lagartijas que trajeron a Puebla.
El sábado 7, el representante de la ganadería de Gilio salió a dar la vuelta con Sergio Flores. Es cierto que estuvieron bien presentados sus toros, pero fueron débiles, con defectos; es decir, no tuvieron un triunfo rotundo. No importó, el encargado salió al ruedo a pasear con el torero.
Y de los toreros surge una duda, por ejemplo, que habrá pensado Antonio Ferrera cuando le liquidaron sus honorarios, que debieron ser generosos, el hispano es una figura y como tal cobra.
Pensará que los mexicanos somos buenas personas porque le damos mucho dinero a cambio de venir a jugar al toro a Puebla, se le contrata sin ninguna exigencia. O creerá que somos unos idiotas incapaces de exigir, que por eso nos ponen el pie en el cuello y abusan de nosotros cuando se les da la gana. Que se les pague lo que quieren sin que vengan a justificarlo es otra de las incongruencias.