• Cultura

Licorice Pizza (EUA, 2021)

  • Dalia Estrada
El filme está nominado a Mejor Película, dirección y guión original de los Premios Oscar 2022
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El próximo 27 de marzo, en el ya famoso Teatro Dolby TM, se llevará a cabo la entrega número 94 de los Premios Oscar, la cual este año tiene demasiadas nominaciones acertadas, pero sobre todo variedad, una de ellas es la tan esperada cinta de Paul Thomas Anderson llamada “Licorice Pizza” (2021), que tardó bastante tiempo en estrenarse en México y que, en algunos casos, sólo se exhibe por unos días y en las salas de cine de arte

Por eso, en esta ocasión nos dimos a la tarea de reseñar el último filme de este gran cineasta que cuenta con tres nominaciones: Mejor película, dirección y guión original.

Licorice Pizza” es la novena producción de Thomas Anderson en la que se desenvuelve como escritor, director y productor. Escuchar el nombre de Anderson siempre es sinónimo de calidad y de ir al cine o más bien de ver sus películas con la mente y ojos bien abiertos porque nunca sabes a qué te vas a enfrentar, sobre todo, por la genialidad de este sujeto al hacer de algo tan sencillo un verdadero caos a través de la negación, como lo fue con producciones como “Magnolia” (1999), “Boogie Night” (1997) y “El hilo fantasma” (2017).

El título del filme está inspirado en Licorece Pizza una famosa tienda de vinilos que surgió a finales de los 60 en Long Beach, considerada una gran cadena de música que tuvo su apogeo en el estado de California, Estados Unidos y que, hasta el día de hoy se ha mantenido, pero ahora como una tienda de instrumentos. Este hecho va muy de la mano con el tan acertado soundtrack que acompaña la cinta. 

Alana y Cooper, una pareja novedosa sin experiencia 

Como ya es característico en este cineasta, nos encontramos con dos personajes de personalidades diferentes a la deriva, llenos de defectos, incluso de actitudes cuestionables que rondan entre lo feliz y lo oscuro, con una diferencia de edad que a veces pudiésemos llegar a olvidar y, por lo tanto, justificar.

La pareja está a cargo de dos caras refrescantes, ninguna de ellas (aunque pareciera que sí) cuenta con la experiencia previa de haber hecho cine y la verdad es que, es una gran ventaja que nos permite ver la naturalidad de las cosas y que, hasta cierto punto las acciones de los personajes nos permiten identificarnos con lo que llamaríamos el ‘querer ser’ y ‘el deber ser’. 

En la vida real, Alana Haim, nuestra protagonista, es pianista, guitarrista y vocalista de la banda “Haim”, donde toca con sus dos hermanas mayores, las cuales también actúan en la película bajo el rol que tiene en la vida real.

Anderson ya conocía a Alana y a su banda porque ha dirigido algunos de los videos musicales que tiene, motivo por el cual, la vio como la actriz que desarrollaría el papel a la perfección.

Por otro lado, está Cooper Hoffman, a quien lo precede el talento de su padre, Philip Seymour Hoffman, famoso actor de Hollywood que ya ha trabajado con Anderson. Entre sus papeles importantes están “Los Juegos del Hambre” (2013), “Boogie Night” (1997), “El gran Lebowski” (1998), “Mi novia Polly” (2004), entre otras.

Para Cooper, este también es el primer papel que tiene y si hay algo en lo que se parece a su padre es en el carisma y el talento para ir de la felicidad a la ira en un pestañeo.

Alana y Gary, la pareja efervescente

Gary Valentine conoce a Alana la tarde en que están por tomarle una foto para el anuario y con un discurso que nosotros replicaríamos sacando lo mejor de nuestras vidas (en este caso, 15 años), Gary la invita a cenar en un popular sitio de la ciudad.

Alana insiste en no querer salir con él porque es mayor (tiene 25 años), no obstante, el hecho de que Valentine no aparente su corta edad a causa de los negocios que emprende, además de su imagen, arrogancia y libertad, terminan siendo características decisivas que terminan atrayendo a Alana y complicando las cosas, pues comienza una historia de amor llena de color, buena música y rápidas historias.  

La historia es graciosa con respecto a personajes y momentos específicos de los años 70, está acompañada de escenas con muchos colores, buenas tomas que después se superponen y hacen gran secuencia, diálogos muy particulares, pero sobre todo de ingenuidad.

No importa la edad que se tenga, no faltan los momentos en los que hemos pensado “no quiero esto”, pero pasa algo que nos hace sentir celosos o inseguros para decir “sí, es aquí y lo quiero”. Las risas, los momentos con los amigos, la inocencia, el miedo por aceptar lo desconocido, pero también el descubrimiento a través del otro hace de este filme una de las variantes más acertadas dentro de Los Oscar

Un sinfín de cosas y aventuras viven nuestros protagonistas para darnos una historia que nos recuerda la adolescencia de nuestro director, pero también la de nosotros al aceptar lo que por mucho tiempo fue negado. 

Y, por supuesto que, hay grandes referencias del cine viejo como “Fresas Salvajes” de Ingmar Bergman; los diálogos del principio nos recuerdan a Jesse y Celine de “Before Sunshine”; David Bowie presente con “Life on Mars?” en una escena espectacular; Barbra Streisand, etc. Una cinta que vale la pena ver

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