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Impulsa IBERO Puebla reflexión sobre crisis de género en México

Desarrolla seminario sobre nuevas masculinidades
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La IBERO Puebla consciente de la crisis en materia de género que México enfrenta actualmente, ha propiciado la creación de espacios de reflexión como el que encabeza el Dr. Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica, en el cual los hombres pueden dialogar sobre sus emociones e inquietudes existenciales sin miedo a ser juzgados.

La primera sesión del Seminario de Masculinidades se realizó durante el Paro Nacional de Mujeres del pasado 9 de marzo, fecha en la que todas las mujeres pertenecientes a la Comunidad IBERO Puebla optaron por no asistir al campus en protesta por el incremento en el número de feminicidios en todo el país y la insostenible situación de violencia de género en todas sus manifestaciones.

Durante las actividades de ese día, Hernández Cervantes invitó a todos los hombres presentes en el Auditorio Manuel Acévez, SJ a que realizaran un ejercicio de interiorización con el objetivo de reflexionar sobre los distintos tipos de violencias que hemos aprendido y perpetuado con las personas que forman parte de nuestras vidas.

En esa ocasión, se llegó a la conclusión de que uno de los mayores problemas actuales es la repetición de patrones tóxicos que fueron instaurados por generaciones anteriores y que nunca han sido suplantados por mejores formas de vida. Varios hombres confesaron que les cuesta trabajo expresar sus emociones por miedo a ser vistos como vulnerables o catalogados como afeminados.

Esta primera instancia fue crucial para que todos los hombres que forman parte de la Comunidad Universitaria pudieran reconocerse como víctimas y victimarios de la violencia machista. Fue un momento de acercamiento mutuo, de hermandad y de invitación al cambio.

Pandemia y nuevas masculinidades

El término de nueva normalidad que nació a partir del confinamiento masivo durante la pandemia de la COVID-19 ha obligado al planeta entero a adoptar un estilo de vida completamente distinto en un lapso de pocos meses. Para el Dr. Quetzalcóatl Hernández, es elemental continuar con el trabajo que se empezó en el 9M; por lo que este primer acercamiento se movió a el plano virtual.

Durante el periodo escolar de Otoño 2020, se llevaron a cabo sesiones a través de Teams del Seminario de Masculinidades liderado por el Dr. Hernández Cervantes. Estas sucedieron cada dos semanas. A través de redes sociales y los medios informativos de la universidad, se invitó a todos los hombres de la comunidad a participar.

Las sesiones se enfocaron más en la parte emocional de los partícipes y menos en la rigurosidad académica. En ellas, se citaron a autores como Will H. Courtenay, quién en su texto titulado Dying to be Men, expone que los hombres son más susceptibles a sentirse aislados, solitarios y con pocos amigos a comparación de las mujeres.

Estas cuestiones planteadas por Courtenay son apenas la punta del iceberg. Debajo del agua existe una montaña de emociones, traumas y condicionamientos que durante décadas han limitado las libertades individuales de los varones de todas las edades; se les ha enseñado a ser fuertes sin importar las circunstancias. Tarde o temprano esa armadura de cristal se romperá en mil pedazos.

Hablemos de nosotros

El primer vínculo siempre será el más importante de todos. Un hombre no nace, se hace. La ausencia o la presencia del padre o su respectiva figura es elemental en la construcción de una identidad desde una edad temprana. Los conversatorios sirvieron para alumbrar la oscuridad, se debatió cómo el padre es el responsable de forjar la autoestima en un niño.

En muchos casos sucede que el padre es la primera persona en abrir una herida. Los participantes argumentaron que durante sus respectivas infancias fueron forzados a ser como los otros niños. Esto implica jugar deportes, ser rudos, fríos y heterosexuales.

La ropa es otro tema de permanente controversia. Los hombres deberían de tener la libertad de vestirse tal y como ellos quieran. La masculinidad dominante plantea que existen cierto tipo de prendas reservadas exclusivamente para las mujeres y otras más para los varones. Por ejemplo: las faldas, el color rosa y los tacones son de uso exclusivo del género femenino, mientras que los trajes y colores como el rojo o el azul les corresponden a los varones.

¿Qué sucede si invertimos el orden establecido? Bajo el precepto de la nueva masculinidad, es factible romper las reglas impuestas. Es importante reconocer que la ropa carece de reglas. Durante el seminario se planteó que es menester eliminar este miedo existente alrededor de las prendas.

La cultura de “echarle ganas” es destructiva en varios sentidos. Muchos niños, adolescentes y adultos se creen inmunes en todo, incluyendo las enfermedades. Hay que aprender a diferenciar la valentía de la testarudez. Los hombres también son susceptibles a padecer ansiedad y depresión, pero el pacto patriarcal los imposibilita de expresar verdaderamente cómo se sienten.

En el plano físico es igual o peor. Enfermedades como el cáncer de próstata o testicular atacan con vehemencia a millones de personas mundialmente, pero existe una reticencia por acudir al médico hasta que ya es muy tarde.

Durante una de las sesiones del seminario se planteó la urgencia por desarticular este tipo de creencias. Un hombre no es menos por cuidarse a él mismo, por permitir que un especialista de la salud lo revise y mucho menos por pedir ayuda en momentos de desesperación personal.

La pandemia ha ejemplificado que la interacción cara a cara entre los seres humanos jamás podrá ser suplantada por una pantalla. Uno de los grandes retos del seminario fue saltar esta barrera que se interponía entre los participantes.

Al principio de las conversaciones costó mucho trabajo que los integrantes expusieran sus ideas, pero con el paso del tiempo y las temáticas abordadas, empezó a mejorar la convivencia entre todos. Lo más importante fue el lograr generar un ambiente de confianza; el saber que todo lo expresado será preservado en un ambiente seguro.

La camaradería alcanzó su punto máximo a pesar de la distancia. De la vulnerabilidad individual nació la fortaleza grupal. Los hombres participantes llegaron a la profunda realización de que está bien no estar bien.

Las últimas reuniones fueron cruciales para terminar de afianzar las lecciones aprendidas durante los cuatro meses de convivencia. El grupo llegó a la conclusión de que se requiere tener nuevos modelos de masculinidades. Esto implica aceptar la diversidad sexual, ser partidarios en la lucha de igualdad de género y finalmente, deconstruir años de violencia simbólica.

En este primer periodo de trabajo existieron varios momentos que sirvieron para ampliar la conversación. En una de las primeras sesiones, el Dr. Hernández compartió con el grupo una serie de videos. El que generó más impacto fue un video titulado: ¿Qué significa en realidad ser un hombre de verdad?

Debemos construir masculinidades más sanas. En su charla TED, Ricardo Rivera resalta la finalidad última del seminario: reconstruir desde las cenizas.

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