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La banda de la Riviera Maya en la mira del FBI
A petición del Buró de Investigación Federal de Estados Unidos (FBI), la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México investiga las presuntas operaciones de lavado de dinero de una banda originaria de Rumania involucrada con el saqueo de cajeros automáticos en Cancún y en otros destinos turísticos del país.
En un oficio enviado el 10 de febrero de 2020, el FBI solicitó a la UIF su colaboración para rastrear las propiedades y transacciones realizadas por Florian Tudor, presunto líder de la banda, y sus socios Adrian Constantin Tiugan y Adrián Ninel Enachescu.
A la fecha, la institución encargada de investigar los casos de lavado de dinero en México ha logrado documentar que los integrantes de la banda han traspasado recursos a cuentas bancarias de parientes, amigos y de empresas que presuntamente han utilizado ese dinero para adquirir inmuebles en México y en el extranjero.
La UIF tiene indicios de que éste es el mecanismo para lavar el dinero extraído en forma ilícita de los cajeros automáticos.
El FBI investiga a Tudor como seguimiento a las denuncias que ciudadanos estadounidenses han presentado por el robo que sufrieron en cajeros automáticos cuando pasaron vacaciones en México.
En el esquema que ha logrado trazar la UIF que encabeza Santiago Nieto en torno a las operaciones de esta banda criminal, aparecen transacciones en las que están implicadas entre sí al menos ocho empresas cuya sede está en México y una más en Rumania.
En el centro de esta investigación de la UIF se encuentra la empresa Top Life Servicios S.A. de C.V., creada en diciembre de 2013 por Adrian Constantin Tiugan, un delincuente de Rumania que tenía órdenes de detención internacionales por haber participado en un esquema de saqueo de cajeros automáticos en Italia y el Vaticano.
Tiugan creó Top Life en Quintana Roo con un permiso migratorio expedido a nombre de Paul Daniel Ionete, un delincuente rumano de bajo perfil dedicado al tráfico de drogas al que le usurpó la identidad.
El 1 de marzo de 2014, esa empresa firmó un contrato con Banco Multiva para colocar cajeros automáticos en distintos puntos del país.
La banda llegó a controlar 100 cajeros con chips instalados en ellos, y en promedio cada máquina copiaba cada mes unas mil tarjetas, según reveló un ex integrante de la banda que se convirtió en testigo de la fiscalía rumana, que también investiga este caso. “Retirábamos alrededor de 200 dólares de cada una de estas tarjetas. Veinte millones de dólares retirados cada mes”.
Esta información fue publicada originalmente por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad en: https://