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Señalan a presidenta de ITAIPUE por opacidad en el instituto

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Hay trato despótico contra el personal
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Las relaciones laborales, la aplicación de los recursos públicos y la manera en que se asignan los expedientes de queja para su atención, no se desarrollan con transparencia en el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Puebla (Itaipue).

La presidente del organismo, Laura Marcela Carcaño Ruiz, además se ha destacado por el trato despótico e incluso discriminatorio contra el personal que ahí trabaja.

Así lo señala el autor de la columna Cuicatlán, que publica la Jornada de Oriente, Fermín Alejandro García, quien expone cuatro casos para ilustrar sus aseveraciones.

El columnista escribe:

Primero: Héctor Barrera Piloni, titular de la Dirección Jurídica Consultiva, se reportó con incapacidad médica, en la semana del 13 al 19 de septiembre de este año, y en lugar de convalecer, se habría ido de vacaciones a Cuba.  Al rebelarse el incidente, en lugar de sentirse apenado, presentó una queja contra la Contraloría Interna del Itaipue ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla

Segundo: Carolina García Llerandi, secretaria de Instrucción, ingresó al cargo el 7 de octubre de 2016. Aunque su examen profesional data del 25 de noviembre de 2016, su título como abogada –expedido por la UAP– tiene la fecha oficial de 2 de enero de 2019, es decir este documento lo obtuvo un par de años después de que ingresó al Itaipue. De acuerdo con la Plataforma Nacional de Transparencia, cuando inició sus labores no tenía ni la documentación ni los antecedentes que se exigen.

Tercero: Claudia Isabel Andrade Anzures entró a trabajar el 16 de octubre de 2016 a las áreas de Presidencia y Ponencia 3 –es decir en dos cargos, pero bajo un mismo salario– y se le despidió por no haber recordado a la presidente del Itaipue la fecha del cumpleaños del contralor del organismo.

Cuarto: Personal del Itiaipue ha sido obligado a renunciar. Esas vacantes sirven para que los recursos económicos de sus salarios se redireccionen en pagar choferes, comida en el costoso restaurante El Mural y para cubrir honorarios a personal del que no siempre está justificada su presencia.

Foto Agencia Enfoque

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