• Medio Ambiente

Juan Navarro entubó manantial y dejó sin agua a comunidad indígena

  • Claudia Martínez Sánchez
Vecinos de Canoas Altas, en Chalchicomula, piensa que el hoy diputado se lleva el líquido a su rancho
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Allí en Canoas Altas les roban el manantial a la mala. A los pies del colosal volcán que divide a los estados  de Veracruz con Puebla, se esconde una pequeña comunidad indígena; la visten majestuosos paisajes de lo que fueron bosques y ahora praderas por la tala. Justo en las heladas faldas del Citlaltépetl, en lo que queda de la espesura del bosque. En estas entrañas de la tierra, hasta hace un año yacía la pureza del deshielo del Cerro de La Estrella.

Canoas Altas era habitada por 600 personas, pero la pobreza volvió a muchos de sus habitantes inmigrantes. Actualmente, viven en la comunidad escasos 150 indígenas. El campo en sus bondades, en tiempos de abundante agua daba para subsistir; si no era para comercializar los grandes cultivos, la nobleza de la madre tierra les rendía maíz, haba, y chícharo. De un año a la fecha, la tierra se seca y con ella la vida.

En esa tierra volcánica se guardan vestigios sagrados. Nuestros antepasados subían al Citlaltépetl a rendir culto a los suyos. Lo que ahora es una tierra de pobreza y sequía, en la época prehispánica fue el santuario para venerar a los dioses y reyes de diversas culturas. En Canoas Altas, se han encontrado piezas invaluables, una de ellas, es el juego de pelota más grande de Mesoamérica. -Por cierto, ahora se encuentra en el abandono en el Centro Escolar de Ciudad Serdán-. 

 La comunidad comienza a vivir el peor momento de su historia, las cosas han cambiado para mal con el robo del agua. La crisis por el líquido se torna más severa. Aquí, justo en el centro del país, en Chalchicomula de Sesma, en Canoas Altas, donde no persiste la pobreza extrema que viven los Tarahumaras,-auto-obligados al suicidio por hambre-; los indígenas comienzan a desesperar y en cualquier momento podrían asemejar una condición similar a la que viven los indígenas en Chihuahua.

El escenario de Canoas Altas es humilde, a toda luz desborda la pobreza, aun con los contrastes de la arquitectura de aquellas casas de los que tienen familiares inmigrantes. Han sido alcanzados por la violencia. Desde que el ex edil, Juan Navarro entubó el manantial, las familias han comenzado a organizarse para dos cosas: para resistir los embates de la inseguridad y la crisis por el agua. Ya no saben que es peor, si la sequía o los secuestros.

Los que tiene hijos en los Estados Unidos, como Máximo, son presas de la inseguridad. Cuentan los pobladores que a Máximo lo levantó un grupo armado el año pasado cuando fue a la pishca con sus trabajadores -los que también fueron severamente golpeados y maniatados-. Los hijos de Máximo que están en los Estados Unidos, pagaron el rescate de un millón de pesos; sin embargo a él nunca lo entregaron, y hasta la fecha la familia lo sigue buscando porque a la autoridad no le interesa.

La locura y el miedo han obligado a la esposa de Máximo a guardarse en su casa; aún sigue en estado de shock, no habla con nadie, manifiestan los habitantes.

El ex edil priísta, Juan Navarro -ahora de bancada morenista-, prometió al pueblo el acceso práctico y con modernidad del agua de su propio manantial.  De acuerdo con la versión de los habitantes de Canoas Altas, el entubamiento del agua comenzó ocho meses antes de que concluyera la administración del edil. 

Todos en la comunidad, acusan que fueron engañados por Navarro, el mismo ex alcalde que se vio envuelto en escándalos cuando se escapó un hipopótamo de su propiedad, un rancho que alberga una colección de animales exóticos: jirafas, rinocerontes, leones y aves de todas las especies; por mencionar algunos.

 Juan Navarro, -relatan los habitantes-, prometió al pueblo meter nuevas redes de agua para que no carecieran en esta temporada de fríos; pero ha pasado más de un año y el agua es escaza. Han pasado las fechas de calor, ahora las heladas y no hay agua. El ojo de agua fue arrebatado con mentiras, y presumen:

-Estamos seguros de que nuestra agua es para alimentar el lago artificial de Volcanic Park y, a saber, si Navarro no la haya jalado para beneficiar a su rancho; él mismo nos dijo que íbamos a ser parte del proyecto de Volcanic Park, junto con otras comunidades; además Navarro quería poner una purificadora de agua, pero ya no le alcanzó el robo. -concluyen la charla-.

El agua de su manantial que sigue siendo de ellos, se les suministra a cuentagotas; si bien les va, una vez a la semana y solo unas horas al día. El agua no alcanza para abastecer las necesidades de la siembra como antes, muchos han tenido que recurrir a la ayuda de los familiares que se encuentran en estados unidos.

Las familias que tiene mediana posibilidad de pedir ayuda a sus hijos inmigrantes son los que llegan a tener acceso al agua, al extremo de comprar el líquido en pipas para las necesidades básicas. El agua no alcanza para la siembra y el hambre comienza a desesperar en las familias.

La defensora de derechos humanos, Érika Juárez, comenta que el robo del agua pudo haber sido el más desastroso en la historia de Chalchicomula, de no ser porque algunas comunidades se organizaron para la defensa de la tierra por el agua, como la comunidad de San Martín, ubicada en Ciudad Serdán, donde Navarro mandó a amenazar a los principales líderes de la resistencia, además de reprimir a la comunidad con granaderos para arrebatar sus nacimientos de agua y hacer lo mismo que en Canoas Altas.

Otras de las comunidades en resistencia por la defensa del agua del deshielo en el Citlaltépetl son: Xochiloma y San Juan, las que a tiempo fueron enteradas de las pretensiones del exedil: absorber toda el agua para entubarla rumbo al lago artificial de Volcanic Park y la purificadora que en su momento Navarro planeó como una gran empresa  abastecedora en toda la región.

- El parque es del gusto excéntrico de Juan Navarro y se supone es de empresarios locales; presumimos que Navarro pudiera haber recibido una considerable cantidad de dinero a cambio de hacer posible el robo del agua de las comunidades; no hay que descartar que Volcanic Park pudiera ser de su propiedad con prestanombres. -concluye Érika Juárez, activista y defensora de derechos humanos-.

Los habitantes de Canoas Altas quieren su agua; sin embargo la comunidad no ha tomado acciones porque el miedo los ha rebasado. Varias familias han sido amenazadas.

Mientras Volcanic Park es considerado uno de los centros de formación ambiental más importantes en México para hacer conciencia sobre el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente, por otro, la instalación del lago artificial coincide con la sequía de Canoas Altas, una de las comunidades que fue de las más ricas en agua, comunidad que nunca volverá a beber la pureza del deshielo del cerro de la estrella, gracias a Volcanic Park y al ex Alcalde Juan Navarro.

Foto: Claudia Martínez

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