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Choking: ¿Se puede dejar de fracasar en los momentos cruciales?
En los deportes el fracaso se magnifica y extrañamente parece ser más recurrente cuando llega un momento crucial.
En inglés se le llama choking, o el arte de fallar en situaciones de vida o muerte, los protagonistas toman consciencia de la dimensión de sus acciones y una actividad automática, como recibir un centro, se vuelve la tarea más difícil del mundo.
Cada cuatro años los mexicanos sufren desilusiones: en cada Mundial los jugadores fracasan en el partido más importante.
Cuando los incentivos aumentan en cualquier actividad recurrente, el hombre naturalmente toma consciencia de la importancia de sus acciones e intenta no arruinar la gran oportunidad que tiene enfrente.
Esto, paradójicamente nos predispone al fracaso: el estrés aumenta, las manos sudan y pensamos en pasos que normalmente realizamos automáticamente.
Uri Gneezy, un economista de la Universidad de California, recientemente en Freakonomics habló sobre un particular estudio que realizó.
En India les pidió a voluntarios guardar piezas de metal eficientemente, las recompensas para cada acción variaban de 10 centavos hasta 10 dólares, lo equivalente a un mes de sueldo en aquel país.
La teoría inicial era que a mayor recompensa el esfuerzo y la productividad aumentarían, pero los resultados le impactaron: el 25 % de las personas que recibirían la menor paga pasaron las pruebas, mientras que ninguno de los que recibirían los 10 dólares las pasó. Cuando la compensación era mucho mayor nadie pudo triunfar por la presión.
No se necesita ser un deportista profesional para fracasar en momentos cruciales: una entrevista, un examen, una presentación o una entrega es suficiente para que cualquiera la riegue.
En la vida toda persona llega este tipo de momentos y no podemos fracasar como un seleccionado en octavos de final.
Existen pasos para reducir los efectos que la presión puede tener sobre nuestra mente. Una clave es practicar en condiciones similares a las que se trabajará: medir el tiempo al hacer una prueba y practicar un discurso mientras personas miran, o grabarse.
Otra clave es controlar en lo que uno se enfoca: en lugar de pensar en acciones que generalmente hacemos automáticamente, lo mejor es pensar en el objetivo global y repensar la forma en la que uno se siente.
Pensamos que manos sudorosas o un ritmo cardiaco alto son muestras de nerviosismo, lo que nos predispone para el fracaso; pero todo cambia si se piensa que esas señales significan que el cuerpo se está preparando para una acción grande.
Actuar bajo presión es un arte en el cual muchos fracasan, razón por la cual en cada torneo internacional un jugador lo hace. Sin embargo, existe una solución, aunque requiere constancia y trabajo.
Foto Grandes Pymes
Con información de PlayBoy
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