- Seguridad
Policías y personal de Pemex al servicio del Toñín y El Ingeniero
Segunda de tres partes
La red de robo de hidrocarburo creada entre El Toñín y su amigo El Ingeniero de Pemex se fortaleció gracias la complicidad y corrupción tanto de policíasmunicipales del Triángulo Rojo de Puebla como de personal de Seguridad Física de la paraestatal, a quienes les pagaban hasta 200 mil pesos por noche para poder ordeñar.
Para el 2010, la ordeña y distribución del huachicol comenzaba a verse como algo más que un oficio que hasta ese momento era practicado por 20 o 25 personas distribuidas en Palmar de Bravo, Huixcolotla, Cuapiaxtla, Tepeaca, Quecholac, Tecamachalco y Acatzingo.
Antonio, quien era uno de los integrantes de ese grupo, comenzó a tomar el control de las tomas clandestinas no solo a través de gatilleros contratados para eliminar a sus adversarios, sino que aprovechó su cercanía con las fuerzas policiales, detalló uno de sus colaboradores en plática con e-consulta.
Hasta 200 mil por noche para poder ordeñar
Aunque aún no se mediatizaba, el fenómeno del huachicol dejó grandes dividendos desde que comenzó a practicarse en la región oriente de Puebla. Lo que permitió cooptar a uniformados de corporaciones municipales, estatales, federales y hasta de Pemex.
Estos últimos, conocidos como “Las palomas”, fueron los principales beneficiarios del negocio de El Toñín y El Ingeniero, pues algunos ex empleados aseguran que por noche recibían hasta 200 mil pesos para permitir la ordeña de los ductos desde las 19 horas hasta las 7 de la mañana del día siguiente.
Durante ese lapso, la gente de este grupo tenía permitido “trabajar” sin ningún tipo de preocupaciones, al menos por parte de Seguridad Física de Pemex.
Sin embargo, para garantizar el menor ruido posible era necesario tener de su lado a “azules” tanto del municipio como del estado.
[relativa1]
Municipales de Tecamachalco, los más complacientes
La red de El Toñín que ya estaba presente en otros municipios además de Quecholac y Acatzingo, comenzó a necesitar de la “cooperación” de policías de otras localidades para transportar sin contratiempos los litros ordeñados.
Los primeros en “poner un precio” para tolerar la actividad ilícita de El Toñín desde finales del 2009 fueron, supuestamente, los uniformados de Tecamachalco, específicamente un alto mando de la corporación conocido como “El Comandante Dodo”.
A él, presuntamente, se le pagaban entre 5 y 10 mil pesos por noche, ya sea para permitir el trasiego del combustible o para autorizar ordeñas entre las 8 de la noche y las 6 de la mañana. Pero con el crecimiento del negocio, sus cuotas cambiaron y además recibía un pago especial de mil pesos por cada camioneta para extraer gasolina.
Un antecedente reciente de este tipo de prácticas en ese municipio se dio el pasado 15 de marzo, cuando un agente del ministerio público en ese lugar fue detenido con gasolina robada.
Estatales de Tlaxcala y federales también recibieron dinero
Esta actividad también era tolerada por policías estatales de Tlaxcala, asignados a un destacamento en Cuapiaxtla, que para la logística de distribución de El Toñín era una de las zonas primordiales.
Quienes se encargaban de ordeñar los ductos aseguran que a estos elementos se les pagaba desde 20 mil hasta 30 mil pesos por noche con tal de coordinarse para permitir que el huachicol de El Toñín pudiera cruzar fácilmente los límites entre Puebla y Tlaxcala en carreteras federales.
Según el excolaborador, hasta los elementos de la Policía Federal comenzaron pedir cuotas para garantizar que ninguna de las camionetas con reporte de robo y repletas de gasolina fueran detenidas.
Para ellos existía una clave y un pago especial.
Según narran los ex militantes de esta banda, lo único que debían hacer era llamar a alguno de los números proporcionados por patrulleros de la Policía Federal.
Sin importar quien les contestara, debían preguntar por “El Junior”. Esas palabras significaban que requerían apoyo para desplazar el combustible, por lo que proporcionaban el lugar y una patrulla se encargaba de “abanderarlos”.
El costo de sus servicios, indican, era de 4 mil pesos por cada camioneta escoltada, los cuales se pagaban generalmente, una vez que se había garantizado que la mercancía estaba a salvo en las decenas de bodegas con las que contaba El Toñín.
[relativa2]
A 50 mil la renta del ejido para la ordeña
Los ejidatarios que para su buena o mala suerte tenían tierras por donde pasaban los ductos de Pemex no se iban con las manos vacías.
Cuando el predio era grande, el grupo de El Toñín podía pagarle al dueño hasta 50 mil pesos por noche para permitirles perforar el ducto en varios tramos y así ordeñar la gasolina durante toda la noche.
Si el predio era pequeño o no habría información sobre el dueño, el trabajo era más sencillo, aunque siempre estaba el efectivo disponible por si se tenía que pagar a algún campesino que cruzara por la zona.
A ellos, dicen, se les daba entre mil y 5 mil pesos a cambio de su silencio o de que rodearan el predio donde estaban ordeñando para llegar a su destino.