- Economía
El objetivo de la economía debe ser la felicidad pública: experto
Hoy en día las empresas mexicanas deben experimentar un cambio de paradigma en su forma de pensar y de existir en el mercado, porque la mayoría de los trabajadores no se sienten felices ni comprometidos con sus compañías, consideró Guiseppe Argiolas, especialista en Economía y Gestión de Empresas, del Instituto Universitario de Shopia, en Italia.
Durante su visita a las instalaciones de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), el catedrático indicó que las empresas siguen operando de manera tradicional, donde la indiferencia y la lucha contra el adversario es el idioma natural.
"La realidad económica es que las empresas más grandes eliminan a las más pequeñas, y esto no por el bien de la economía sino de intereses propios", comentó.
En conferencia de prensa, el académico mencionó que el mundo está en un periodo de profundos cambios, en el cual las empresas tratan de encontrar nuevas identidades. Esto ha llevado a muchas de ellas ha demostrar formas alternativas de hacer economía.
Bajo este panorama, dijo, surgieron las empresas de Economía de Comunión, que son aquellas que no tienen como finalidad la maximización de las ganancias sino vivir su propia misión, es decir, generar bienes y servicios para el mercado pero viviendo en un contexto de profunda relación con toda su planta productiva de trabajadores.
"Las empresas de Economía de Comunión tienen claro que el centro de su operación no son las utilidades sino la personas. En el fondo recuerdan que el objetivo de la economía debe ser la felicidad pública", añadió.
Guiseppe Argiolas precisó que si cada uno de los actores que participan en la realidad económica de México apuntara al objetivo de alcanzar la felicidad, de alguna manera surgiría una mano invisible que lograría el equilibrio económico del país, y con ello se terminaría la desigualdad y pobreza actual.
Agregó que se necesita un cambio de paradigma, donde se regrese al origen, naturaleza y finalidad de la economía, que no es otra cosa más que la felicidad pública. Sin embargo, esta acción solo es posible si existe un trabajo colaborativo entre trabajadores, consumidores y empresarios.