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Sufre discriminación 1 millón de mujeres del campo poblano
A pesar de que las mujeres son el motor del desarrollo del campo, aún sufren discriminación y agresiones físicas, morales y jurídicas, por lo que es urgente una nueva cultura de género que las valore y no las segregue ni estigmatice, demandó Maritza Marín Marcelo, presidenta de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del estado de Puebla.
Al conmemorar el “Día Internacional de las Mujeres Rurales”, la dirigente del órgano filial de la Confederación Nacional Campesina (CNC), describió que en nuestra entidad –de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)– más de un millón de mujeres representan el soporte y esperanza para la reactivación del campo poblano y de ellas alrededor de 50 por ciento realiza labores de padre y madre de sus hijos en zonas rurales, por la alta migración que vive el estado.
“En su último Censo, de 2010, el INEGI concluyó que en Puebla hay 5 millones 779 mil 829 habitantes; de ellos 3 millones 9 mil 974 son mujeres y casi la tercera parte (28.2 por ciento) viven en zonas rurales. Estamos hablando de un millón de mujeres rurales poblanas, que son el soporte del desarrollo del campo, la esperanza y también el equilibrio de esas familias de nuestro estado”.
La dirigente cenecista también dio a conocer las estimaciones que ha realizado el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la CNC sobre la discriminación jurídica que sufren las mujeres en la tenencia de la tierra, que ellas, en muchas ocasiones sin ayuda masculina, trabajan:
“Aquí en México, 12.3 millones de mujeres viven en comunidades rurales, y tan sólo a 610 mil se les reconoce como propietarias de la tierra. Si hablamos de unidades de producción en el país, tenemos que 30 por ciento se encuentran a cargo de una mujer, aunque sólo 2 por ciento se registran a su nombre.
“Estas mujeres requieren de un mayor respaldo, que les de los instrumentos para mejorar sus condiciones productivas, sociales y políticas; es necesario revisar la política en materia de derechos agrarios”, advirtió Maritza Marín Marcelo.
Anunció que el presidente del CEN de la CNC, el senador Gerardo Sánchez García, ofreció este mismo día el apoyo de la Confederación Nacional Campesina para formar empresas de tipo social o individual, con el propósito de aprovechar el alto potencial de producción y exportación de alimentos que ofrece nuestra agricultura, ganadería, fruticultura y productos procesados.
Seguridad alimentaria
Marín Marcelo recordó que con esta conmemoración, instaurada cada 15 de octubre desde el año 2008, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.
La dirigente de la CNC-Puebla citó cifras del Instituto Nacional de las Mujeres (INM), que describen que en el estado de Puebla una de cada 10 mujeres (11.7 por ciento) es indígena, y sobre sus espaldas y en sus manos, en casi la mitad de los hogares rurales, está completamente el desarrollo familiar.
Maritza Marín Marcelo alertó sobre la violencia que sufren las mujeres poblanas, en el campo y las ciudades, en donde de acuerdo con el INM, 31.6 por ciento de las poblanas, de 15 o más años, han sufrido algún tipo de violencia.
Según cifras actualizadas hasta 2011, de ellas –agregó en entrevista–, 27.4 por ciento han padecido violencia emocional; 18.8 violencia económica; 5.1 violencia física y 4.2 violencia sexual.
“Sin embargo advertimos que estos números son conservadores, pues se desprenden de denuncias formales, pero por la cultura machista que se vive, principalmente en las zonas rurales, esto no se denuncia, se queda en casa, se lo callan las mujeres”.
Dijo que las mujeres del campo requieren de políticas de equidad e igualdad de oportunidades; acceso a la información, recursos económicos y materiales, así como capacitación.
La dirigente cenecista poblana consideró que el empoderamiento de las mujeres rurales llevará a la multiplicación de los beneficios familiares, el fortalecimiento de la sociedad y la economía, para abatir el hambre y la pobreza, haciendo posible una verdadera seguridad alimentaria en la entidad.
En este contexto, pidió a las autoridades federales, estatales y municipales que revisen y diseñen las políticas agropecuarias con perspectiva de género, debido a que ya no se puede admitir que la población femenina enfrente dobles y triples jornadas laborales sin reconocerse ni retribuirse su esfuerzo.
“Es hora de que la sociedad valore de las mujeres rurales poblanas, su aportación al desarrollo económico del estado y que esto se refleje en una mejoría en sus ingresos… Hay que recordar que el trabajo femenino rural se da en dos vertientes: en los hogares y en el campo”, concluyó.