En los últimos años hemos visto como  la idea del gobernador de “transformar a Puebla”  es llevada a cabo. Lamentablemente parece ser que ésta idea es únicamente “por afuerita”. Distribuidores viales, pavimentación en concreto hidráulico, parques lineales, ruedas de la fortuna, usted diga y se ha hecho.

            Si bien es necesario la generación de mejores espacios en los que la ciudadanía circule o en los que pueda disfrutar de su ciudad, existen graves problemas en la idea que se tiene sobre transformar. Además de la problemática que significa la falta de planeación y aviso a la ciudadanía sobre las obras que se llevarán a cabo, estos cambios se están realizando únicamente en el plano físico del estado, es decir, se están olvidando de un aspecto primordial, mejorar la calidad de vida de los poblanos. ¿A qué me refiero con esto? Revisaré tres aspectos que a mi parecer son fundamentales, para garantizar una vida digna más allá de la obra pública; índice de desarrollo democrático de México (IDD-MEX), índice de competitividad del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), y por último el índice de Desarrollo Humano reportado por Naciones Unidas, a través del (PNUD).

            De acuerdo con el IDD-MEX, Puebla se encuentra en el lugar 29 (de las 32 entidades federativas) en cuanto a su nivel de desarrollo democrático estando catalogada como de desarrollo mínimo. Es alarmante la caída que de acuerdo a este índice ha reportado Puebla. Si bien la caída es de un lugar en comparación al índice pasado, es lamentable pertenecer a los últimos tres lugares de la lista. No es el único retroceso de acuerdo al estudio pues, nos encontramos en el lugar 30 en cuanto a la capacidad que tiene el Estado para generar políticas que aseguren el bienestar. Este punto, refuerza mi hipótesis de que solo se está construyendo apantallante, y no se está trabajando en lograr mejorar la calidad de vida.

            Según un estudio realizado por por el Programa de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Humano (PNUD), Puebla se encuentra en el lugar 28 en cuanto a su nivel de DH. Nuevamente, el gobierno no ha sido capaz de proveer niveles adecuados de salud, educación y un ingreso digno (estos son los componentes del IDH). Si bien la educación, no es de competencia estatal (a menos a nivel de plan de estudios), los otros dos indicadores sí son una responsabilidad del gobierno estatal. ¿De qué sirve que construyan hospitales si estos no serán capaces de proveer el servicio que se supone deberían dar?

            Por último, de acuerdo con el IMCO, Puebla ocupa el lugar 28 en competitividad. A pesar de que en el mismo estudio Puebla sobresale como un estado que cuenta con el mayor porcentaje  de alumnos que terminan la secundaria y preparatoria, también es el cuarto estado con el mayor mercado informal del país. Si bien este es un problema sistemático del país, en nuestro estado no se han generado las condiciones para ser un destino empresarial que ofrezca un sistema político estable y funcional.

            Como conclusión queda claro que lo único que estamos viendo en Puebla es un cambio y transformación en la construcción de espacios físicos pero no en la mejora de los aspectos que permitirán a la sociedad mejorar su calidad de vida a largo plazo. Mientras el gobernador presume la construcción de grandes puentes, nos encontramos en niveles de desarrollo humano que no reflejan a la Puebla de verdad, sin la capacidad de ser competitivos y peor aún, nada democráticos.

@tonoballestero