Rogelio Cabrera López ¿Por qué no habrá sido cardenal?

  • José Alarcón Hernández
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Ahora me ocuparé de un tema más que terrenal.

La arquidiócesis de Monterrey es una sede cardenalicia, de aquí salió el cardenal Francisco Robles Ortega, que hoy ocupa la sede de Guadalajara.

El caso me hizo recordar el nombramiento del primer cardenal mexicano, José Garibi Rivera, cardenal de Guadalajara,

Entonces Miguel Darío Miranda y Gómez, arzobispo de México, según la lectura humana y no las letras vaticanas, a él le correspondía ser el primer cardenal mexicano, como lo confiesa en el libro del cual es autor.

La política vaticana, parece a veces inentendible pero no, tiene su propia lógica que no creo como dicen: es resultado de la inspiración del espíritu santo.

No niego la existencia de la tercera persona de la trinidad pero ciertamente hay poquísimos casos en los dos mil años, en los cuales el espíritu santo haya hablado con algún humano.

Por cierto recuerdo que un día le dije a un personaje que un arzobispo me expresó: “Ya se hizo”. Eso se lo platiqué a ese personaje y me respondió: “Ese es un pecado grave que sólo perdona el Papa”.

En fin, monseñor Rogelio no fue cardenal, no porque al espíritu santo se le haya olvidado darle el nombre a Francisco, simplemente éste con la urgencia que le presentan las circunstancias, tuvo que nombrar a otros para resolver los graves problemas que enfrenta y emprender la reforma con éxito.

Francisco decidió nombrar cardenales para poder fortalecerse y luchar contra la corrupción que anida allá, como lo ha dicho.

El corazón del hombre está lleno de afanes excesivos, de ambiciones, de preocupaciones, que impiden comprender muchas cosas.

El arzobispo de Monterrey Rogelio será nombrado cardenal algún día, un privilegio que  representa poder, status y también alta responsabilidad.

Cabrera compitió por una de las tres diócesis cardenalicias con el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latino Americano.

El candidato favorito era Aguiar, de 62 años de edad, intelectual, políglota, buen conversador, egresado de la Universidad Gregoriana, etc.

No lo apoyaron “personajes influyentes” como el cardenal Juan Sandoval, arzobispo emérito de Guadalajara, con quien se distanció por diferencias políticas, al igual que con el cardenal Norberto Rivera.

¿Acaso el Espíritu Santo habló con Benedicto XVI para nombrar a Rogelio Cabrera nuevo arzobispo de Monterrey? ¿Por qué Christopher Pierre –el nuncio apostólico que visitó Chiapas el 23 de abril de 2012– lo propuso por ser un hombre mesurado, de acción y de diálogo?

Los padrinos de Rogelio en Roma, no habrán sido escuchados.  Es difícil saberlo.

Los designios de Dios, más allá de las conductas humanas, son un misterio.

Dios escribe en renglones torcidos y realiza su voluntad a través de sus representantes en la tierra. Llama a quienes Él quiere, sin importar méritos o defectos, sino su entrega, su fe y su dedicación.

Monseñor Rogelio Cabrera tiene 61 años de edad, fue arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, durante siete años. Nació en 1951 en Santa Catalina, en el Estado de Guanajuato.

Estudió humanidades, filosofía y teología en el seminario de Querétaro, obtuvo el título en teología y sagradas escrituras en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma.

Fue ordenado sacerdote en 1978 y en 1996 obispo de Tacámbaro. En 2001 fue transferido a la diócesis de Tapachula y en 2004 obispo de Tuxtla Gutiérrez. En 2009 fue elegido vicepresidente de la CEM.

Ahora, cuando sea cardenal y junto con Norberto Rivera, quien tiene 70 años de edad, y Francisco Robles Ortega, de 63 años, podrá aspirar a Papa.

Antes de este sueño, Cabrera tendrá que hacer una labor excepcional en su arquidiócesis, devastada por la violencia, la inseguridad, la impunidad, la injusticia y la corrupción, como sucede en otros estados del país.

Las circunstancias hacen que se elijan, no necesariamente a los hombres más inteligentes o aquellos que hablan bien, que declaran en los medios, que les gusta el protagonismo, la farándula, y que andan en carros nuevos, con guaruras, que se rodean de políticos y que visten trajes de marca.

Monterrey necesita líderes religiosos capaces de contribuir a la reconstrucción del tejido social, de la confianza en las instituciones y del estado de derecho.

Requiere jerarcas comprometidos con el Evangelio, igual que políticos responsables.

La labor de Rogelio en Monterrey no será fácil, tendrá que buscar, junto con el gobierno, la paz y la justicia.

¿Con estos retos, no estaba mejor en Chiapas?

Allá hizo cosas importantes:

Inició la construcción de la Universidad Católica, junto con el gobierno del Estado.

Rehabilitó la catedral de San Marcos, una construcción importante por su valor histórico.

Inauguró el Cristo Monumental, una estructura metálica ubicada en el cerro Mactumactzá.

Propuso la creación de la cuarta diócesis, en Villaflores.

Se reunió con los candidatos a gobernador del estado.

Recomendó a los presidentes municipales planear programas, no despilfarrar recursos.

“Que haya justicia, que la política tienda al bien común y se respeten los derechos, sólo así habrá paz verdadera; si no se gobierna bien, los ciudadanos hartos procederán con violencia”, dijo.

Rogelio Cabrera está a favor de la rendición de cuentas de los gobernantes.

“La misión que el Señor me confía ahora es desafiante”, subrayó el recién nombrado arzobispo.

“Mi lema episcopal, inspirado en la carta del apóstol San Juan dice: Todo el que es Hijo de Dios vence al mundo, con la fe” (1 Jn 5, 4).

“Mi misión es ayudar a todos al encuentro con Dios, la única pretensión de nuestra Iglesia es el triunfo del Señor, vencer al mal en todas sus expresiones”.

“Ni la violencia, ni el odio, ni la muerte podrán contra el amor de Dios”.

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José Alarcón Hernández

Lic. en economía, con mención honorífica. Diputado Local dos veces y diputado federal dos ocasiones. Subsecretario de Educación Superior de la Entidad y Subsecretario de gobernación del Estado. Autor de 8 libros publicados por la Editorial Porrúa. Delegado de la SEP Federal en el Estado. Actualmente Presidente del Colegio de Puebla. A.C.