Sirvan esos héroes patrios que al muy particular estilo mexicano siempre son propicios para justificar los discursos coyunturales de gobernantes que necesitan citar “las glorias o los hechos del pasado” para garantizar su actuar.

Y es que fue justo en la celebración del 152 Aniversario de la gesta heróica de la Batalla del 5 de Mayo en Puebla, donde  el Presidente Enrique Peña Nieto habló de la apertura de su gobierno para escuchar la voz de la ciudadanía.

En esas palabras rebuscadas que gozan enredar en retórica mal aplicada, escuchamos un discurso presidencial donde habló de garantías a la libertad de expresión en México.

Y es que después de escuchar esto, es cuando nos preguntamos cuándo la política dejará de ser ciencia ficción, y sino, nada más bastaba observar el cuadro mañanero del 5 de mayo en Puebla, cuando el mandatario pronunciaba estas palabras, y junto a él, había uno de otro gobernador o secretario represor, justo de la libertad de expresión.

Parece ser, que a la Presidencia de la República le sigue calando hondo el puntual comunicado del director cinematográfico Alfonso Cuarón, quien cuestiona frontalmente las acciones del gobierno en turno respecto a la reforma energética.

Y es cuando uno dice:  “Quien fuera Cuarón” para movilizar la rápida y expedita respuesta del gabinete peñista no?.

Ante los hechos anteriores, vale la pena preguntarle al Presidente Peña Nieto si algunas otras voces ciudadanas también van a encontrar una rápida respuesta como la del señor Cuarón.

Hace unas semanas, la caravana de migrantes que recorrió el país, evidenció esas voces cuyo silencio es abrumador. Muchas y en reiteradas ocasiones han buscado una pronta respuesta de la autoridad federal y  simplemente no ha habido respuesta.

El tema de la falta de garantías para los periodistas que en México desempeñan esta actividad, son hechos reales que han develado la terrible vulnerabilidad en que se manejan los medios de comunicación en México, donde hay de todo y difícilmente se puede hablar de equilibrios y madurez.

Basta darle una mirada interna al mapa de la libertad de expresión en México, para encontrar a esos gobernantes represores que necesitan algo más que una carta de Cuarón para frenarlos en su obsesivo control por aplicar la ley mordaza y sujetar a caprichos napoleónicos su actuar con los medios de comunicación.

Sin duda, quien fuera Cuarón para que con unas cuantas preguntas se movilice a todo un gabinete de estado a responder y despejar dudas que muchos ciudadanos compartimos.

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