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En programa de TV BUAP rememoran el movimiento Carolino
A 60 años del movimiento de Reforma Universitaria, la BUAP abre las puertas a la memoria y a través de la mesa “Destino Carolino” , el rector Alfonso Esparza Ortiz, los académicos Gloria Tirado, Fritz Glockner -moderador- y el periodista Álvaro Delgado dieron cuenta de cómo este movimiento, gestado en las inquietudes liberales de estudiantes del siglo XX, logra emprender una lucha que transformó a la universidad y permitió darle un giro a la historia poblana.
“El movimiento de Reforma Universitaria que hoy conmemoramos es el antecedente de la participación democrática, plural y colectiva que hoy tenemos en nuestra Institución”, aseguró el rector Alfonso Esparza, al abrir este diálogo transmitido por TV BUAP.
Recordó cómo al inicio del movimiento, en 1959, se confrontan dos pensamientos: los Carolinos, jóvenes liberales que buscaban una reforma universitaria que diera paso al análisis, el conocimiento crítico, la educación democrática y la participación activa en las soluciones de los problemas que enfrentaba el país; y, los Fuas (integrantes del Frente Universitario Anticomunista), ultraconservadores que eran parte del poder en turno y que comulgaban con los grupos católicos de la época, manteniendo el control universitario.
Esparza Ortiz refirió que la Reforma Universitaria se instaura dentro de un proceso complejo que vive distintos momentos; por ejemplo, señaló que en 1956 se otorga la autonomía a la UAP (Universidad Autónoma de Puebla), pero esto no deja satisfechos a los estudiantes, quienes ven con recelo cómo la ley establecía un Consejo de Honor con integrantes designados por el gobernador en turno.
“Nombraban y elegían al rector, con la elección de una terna que hacía el propio gobernador, eso no tenía contento a nadie. Había una gran influencia de la iglesia católica, de la Iniciativa Privada y todo esto creó una efervescencia dentro de la universidad”.
A esta situación, Alfonso Esparza añadió la gran influencia que tenía la Revolución Cubana no sólo en México, sino a nivel mundial. Recordó que fue en abril de 1961 cuando se dio a conocer la invasión de Bahía de Cochinos, Cuba, por tropas apoyadas por Estados Unidos para derrocar a Fidel Castro.
Estos hechos, señaló, desencadenaron una serie de protestas, una de ellas encabezada por Lázaro Cárdenas en el zócalo de la capital del país. En Puebla se sumaron los universitarios, quienes salieron a las calles para manifestarse en contra de esta invasión. En la arenga de aquella concentración, refirió, se escuchaban consignas como Si en Cuba hay invasión, aquí hay revolución y Todos los burgueses se irán al paredón.
“Termina el mitin en el zócalo aquel 17 de abril y al regresar al Carolino y pasar por El Sol de Puebla los estudiantes acusaron a la prensa de vendida, entonces ahí es donde realmente se gesta todo el movimiento de la Reforma Universitaria; esto tras un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad del estado, que buscaron reprimir a los Carolinos, quienes no dudaron en defenderse, hasta que interviene el ejército y se establece una mesa de diálogo donde los estudiantes piden que se liberen a los detenidos y se tomen en cuenta sus propuestas para una Reforma Universitaria”.
Asimismo, mencionó el enfrentamiento con estudiantes del Colegio Benavente, el 25 de abril de 1961, y cómo a raíz de esto algunos crearon estigmas contra los liberales que eran etiquetados en automático como comunistas. Esparza Ortiz subrayó que la historia de este movimiento es cíclica y proyecta hacia el futuro un pensamiento liberal que hasta nuestros días ha caracterizado a la universidad.
La participación femenina
Durante su intervención, la doctora Gloria Tirado Villegas recordó que la Reforma Universitaria es el segundo movimiento estudiantil en los años 60 y dura más de dos años. Enmarcado como la confrontación de la derecha con los liberales, el papel de las mujeres se devela fuera de la universidad como un grupo apegado en su mayoría a la Iglesia. Dentro de la universidad, aunque eran pocas, las estudiantes participaron activamente, influenciadas por la Revolución cubana.
Las estudiantes preparatorianas en Puebla, como Julieta Glockner o Anselma Hernández, Cristina Aguirre, entre otras, fueron invitadas Cuba al Encuentro de Mujeres de México, Centroamérica y Eel Caribe.
Gloria Tirado resaltó el valor que tuvo ese pequeño grupo de mujeres estudiantes, sobre todo las de Arquitectura, donde estaba la principal célula del Frente Universitario Anticomunista (FUA), a pesar de eso se organizaron para defender sus ideas liberales frente al conservadurismo impuesto por la Iglesia.
Su activismo les valió no sólo agresiones físicas, fueron señaladas en automático de comunistas y acusadas de prostituirse, no obstante, estaban convencidas de sus ideales y de apoyar a sus compañeros, de ahí que fundaran el periódico La Verdad, mencionó la historiadora.
“Ellas lo publicaron, eran periodistas, voceras, lo reparten y conformaron un grupo denominado Consejo Estudiantil de Universitarias. En ese tiempo también se publica La sombrilla, otro periódico que entonces dirigía Zito Vera Márquez, ellas también participaban en este impreso”.
De esta forma, la participación femenina destaca no por su número, pero sí por su activismo y respaldo a compañeros y líderes que encabezaban la Reforma Universitaria. Entre las anécdotas, destacó la manifestación que convocaron frente al Edificio Carolino el 16 de mayo, donde reunieron a unas 3 mil personas, a pesar de las agresiones por parte de los Fuas.
Basta decir que su inclusión en este movimiento también era cuestionada por una sociedad católica que se escandalizaba cuando se corrió el rumor de que las mujeres tenían que pisar una imagen de la Virgen de Guadalupe para ingresar al Carolino, un edificio tomado por los estudiantes liberales. Las anécdotas son muchas, reconoció la doctora Tirado, pero todas en su conjunto se entretejen para dar fuerza a la voz femenina en los hechos históricos que permitieron la Reforma Universitaria.
El contexto y la manipulación de la fe
Por su parte, el periodista Álvaro Delgado destacó que la Reforma Universitaria parece un movimiento remoto; sin embargo, hay acontecimientos actuales vinculados con lo sucedido en esos años. Destacó que en esa época existía una gran manipulación de la fe con fines políticos y eso se reflejaba en la forma como la iglesia católica relacionaba a Fidel Castro y la Revolución cubana con lo peor que ocurría.
“En aquellos años (1961), mi madre contaba que veían pasar un avión sobre los Altos de Jalisco y la gente decía ‘ahí va Fidel Castro, el dictador que va a imponer el comunismo en México’. Esto sucedía también en otros estados, incluida Puebla, sólo que aquí estaba en auge un movimiento de jóvenes, que más que ideas comunistas, tenían un pensamiento libertario, antagónico al oscurantismo religioso impuesto en algunas instituciones públicas, entre ellas la universidad”.
Álvaro Delgado consideró que los jóvenes en esa época exigían mayores libertades, incluyendo la democracia, y justamente en el marco de estas demandas la institución educativa se cimbra por el choque ideológico entre dos posiciones antagónicas que tienen su propia visión de país. El periodista recordó que es en Puebla donde justamente se funda el movimiento de ultraderecha conocido como El Yunque, vigente hasta nuestros días y que incluso en España tiene su propio partido político.
Refirió que aquel escenario político, de alguna forma se repite hoy en México, es decir, hay dos bloques opuestos que tienen una convivencia con los grandes intereses culturales y económicos del país, por eso es importante, dijo, entender el momento político de esos años, que se distinguía por un idealismo y fanatismo religioso exacerbado.
En ese contexto, en el que se vivía la intervención del expresidente Lázaro Cárdenas, pero también la llamada Guerra Fría, además de la utopía por una sociedad igualitaria, las ideologías, dijo, tuvieron un escenario ideal para que emergieran y se manifestaran en todas sus dimensiones.
Los ponentes coincidieron en que este movimiento rescató a la máxima casa de estudios en Puebla del control ultraconservador y pudo dar cabida a la renovación permanente, ideológica y científica, lo que ha permitido a generaciones de universitarios poner al servicio del pueblo su conocimiento a través de una práctica democrática.