La sucesión presidencial parece ser un tema tabú y no lo es.

            Seguramente el Presidente Enrique Peña Nieto aún no habrá tenido tiempo de pensar en su sucesión. ¿O quién sabe?

            Él mismo, desde que llegó a gobernador del estado, imaginó y se propuso hacer las cosas de tal manera que pudiera ser el candidato y Presidente, como ahora lo es.

            Las sucesiones no se improvisan.

            Ciertamente se deciden con anticipación y se guardan en la íntima intimidad.

            Es un secreto que el gran tlatoani no puede violar.

            Sólo hay que repasar la historia de México.

            Salinas pensó y preparó a su sucesor que terminó en tragedia.

            Antes, Adolfo Ruiz Cortines, ese viejo zorro simuló y terminó inclinándose por Adolfo López Mateos. Éste se decidió por Gustavo Díaz Ordaz.

            La decisión nunca es un capricho, prevalecen el hombre y sus circunstancias.

            Como ejemplo está el de Lázaro Cárdenas, que se decidió por Manuel Ávila Camacho.

            Hoy no falta quien vea en Luis Videgaray Caso el sucesor de Enrique.

            Otros ven a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.

            La verdad es que es muy temprano.

            Aún van a ocurrir tantos hechos que no hay capacidad para imaginarlos.

            Sí es posible hacerse escenarios, pero conocer el futuro es imposible.

            Ciertamente los tiempos que se viven son distintos, hay muchos actores y los partidos no están amarrados y muchos de los que hoy son de oposición también hacen sus propios cálculos.

            Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público, fue entrevistado por Carlos Loret de Mola el pasado 9 de enero.

            Miguel Osorio no necesita entrevistas, todos los días está en las pantallas, en radio y en todas las páginas de los periódicos.

            Él es originario del Estado de Hidalgo, entidad de la que ya fue diputado federal y gobernador.

            Nació el 5 de agosto de 1964. Va a cumplir 50 años.

            Es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de esa entidad.

            Luis Videgaray es originario del Distrito Federal.

            También nació en agosto, el 10, de 1968. Tiene 46 años.

            Es licenciado y doctor en Economía, por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y por el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

            Ha sido diputado federal, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la Cámara de Diputados. Antes fue secretario de Finanzas de Enrique Peña y coordinador de la campaña del presidente.

            ¿Quién será?

            No hay que comer ansias, el común de los ciudadanos nada tendrá que ver.

            Influirán los poderes fácticos.

            No hay que olvidar que serán calificados por los resultados.

            El país ya no es el mismo de hace 50 años.

            El mundo globalizado exige perfiles eficaces.

            CL: ¿Qué sigue secretario?

            LV: La voluntad del gobierno de seguir construyendo a través de la política, del diálogo.

            No se trata de que la oposición le aplauda al Presidente, sino de que se logren cambios a favor de México.

            Siempre  hay que buscar el mayor consenso. Es la obligación política de todo gobierno y siempre ha sido la voluntad del Presidente, pero también entender que en la democracia se vale diferir, se vale no estar de acuerdo, y no necesariamente se logran las mayorías con el concurso de todos.

            A veces las mayorías se forman con quienes se tienen afinidades.

            El año pasado lo vimos, hubo votaciones en las cuales hubo afinidades con unos, otras veces con otros, pero al final se construyeron mayorías que permitieron la Reforma.

            CL: La Reforma Hacendaria, la que más tiene que ver con el trabajo de Luis, dejó insatisfechos a todos.

            LV: Los impuestos siempre son controversiales. No hay ningún país donde una reforma para los impuestos, significativa, como la aprobada por el Congreso de la Unión el año pasado, que nos da un punto porcentual de ingresos este año y para el año 2018 serán 2 puntos y medio del PIB.

            Es una reforma importante en términos de recaudación.

            Es imposible que una reforma de este calado, de esta naturaleza deje contentos a todos.

            CL: ¿Está muerto el IVA generalizado?

            LV: El IVA generalizado tiene un grave problema, cobrarle IVA a las medicinas y a los alimentos, afecta a los que menos tienen.

            El 30 por ciento más pobre de la población dedica más de la mitad de su ingreso mensual a comprar alimentos y medicinas.

            En mi perspectiva, y esa ha sido la decisión del Presidente, cobrar IVA generalizado sería un impuesto regresivo que dañaría la economía familiar.

            CL: En cuanto a la Reforma Energética, cuántos empleos va a generar.

            LV: Estimamos que la Reforma puede generar empleos directos e indirectos. Para el año 2018 entre 200 mil y 250 mil empleos adicionales.

            Es una cantidad muy significativa, directamente en la industria petrolera, en la generación de electricidad. La industria tendrá un estímulo muy importante por tener insumos energéticos más baratos.

            CL: ¿Llegaremos al crecimiento del 7% al PIB?

            LV: El objetivo es que podamos crecer de manera sostenida al 5%.

            Para este año esperamos crecer cerca del 4, 3.9 es el pronóstico oficial de la Secretaría de Hacienda.

            Esperamos que con la aplicación de las reformas lleguemos a la segunda parte de la administración, creciendo consistentemente por arriba del 5 por ciento.

            CL: ¿Cuál es el balance que hace el secretario de Hacienda de este primer año?

            LV: Es un año en el que el presidente se trazó un objetivo y ese objetivo se cumplió. El objetivo es transformar a México. Hacer cambios profundos, hacer reformas para que a México le vaya mejor, que crezca más y que a la gente le vaya mejor en su economía familiar.

            Enrique Peña Nieto llegó a la presidencia de la República con una premisa muy clara: no llegó para administrar sino para transformar.  

 

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