Los legisladores violentan la voluntad ciudadana

Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente
.

Los casos de Miguel Ángel Huepa Flores y Mario Rincón González muestran con claridad que la administración de Rafael Moreno Valle Rosas es de impostura, ya que se utiliza el engaño para gobernar o ganar las elecciones. Al mismo tiempo se observa un grave desdén por la voluntad ciudadana y  la representación popular, pues se ve a los legisladores como un mero instrumento de poder y no como un contrapeso del Poder Ejecutivo.

Lo grave de este comportamiento es que un gobernante que utiliza la simulación para ejercer el poder no tiene respeto por la institucionalidad que juró respetar y defender  al rendir protesta por el cargo. Eso es lo que está pasando con la administración morenovallista, en donde a los legisladores se les mueve como piezas de ajedrez y en el Congreso local nada se discute ni se debate ni se analiza, solamente se aprueba lo que se dicta desde el Poder Ejecutivo.

Eso se hace sin importar el costo que ello genera al sistema democrático e institucional del estado de Puebla, y que al final se comete un timo a los ciudadanos, pues éstos votan por un candidato y resulta que al Poder Legislativo llega otro personaje ajeno al que hizo campaña, al que pidió públicamente el sufragio, expresó promesas y se comprometió a estar atentos a los problemas y necesidades de sus representados.

Un hecho de esta naturaleza ocurrió con Liliana Castillo Terrreros, quien con varias meses de atraso este martes rindió protesta como diputada federal del PAN, en sustitución de Julio Lorenzini Rangel, quien en abril de este año dejó su curul en San Lázaro para ser nombrado titular de la Secretaría de Desarrollo Rural del estado de Puebla.

El nombramiento de Lorenzini se hizo para evitar que siguiera insistiendo en ser el candidato del PAN a alcalde de San Pedro Cholula, luego de que aparecía como el panista mejor posicionado.

La suplencia de Lorenzini se retrasó tanto tiempo, por órdenes salidas de Casa Aguayo, para evitar los cuestionamientos de que al mismo tiempo que Liliana Castillo se convertía en legisladora federal, su esposo, Miguel Ángel Huepa Flores, buscaba convertirse en legislador local, tal como lo acabó consiguiendo al ganar los comicios del pasado 7 de julio.

Lo grave de esta situación es que ha trascendido que Huepa va a regresar a ejercer el cargo de alcalde de San Andrés Cholula, en el que pidió licencia para contender por una diputación, y luego de ello no rendirá protesta como legislador local, pues la idea es que su curul en el Congreso en realidad la ocupe Sergio Moreno Valle, quien es primo del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

Sergio Moreno –quien no vive en San Andrés Cholula– quiso ser candidato desde principios de este año, pero nunca logró el posicionamiento requerido dentro del PAN, por lo cual se decidió que el abanderado fuera Huepa y el suplente Moreno Valle, para que el final el segundo de ellos pudiera acceder al Congreso local.

Se cree que Huepa una vez que concluya su mandato como alcalde y se preste a dejar su curul del Congreso local podría ser recompensado con un cargo en el Poder Ejecutivo.

De graves consecuencias para la vida institucional del estado sería que se cumpliera el ciclo antes descrito, ya que entonces se habría engañado al electorado del distrito de San Andrés Cholula.

En cambio un engaño que ya se concretó es el del distrito de Amozoc, donde la coalición Puebla Unida postuló como candidato a diputado local al ex priista y ex titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública Mario Rincón, y quien por amplio margen ganó los comicios del 7 de julio. Apenas un par de semanas después el político morenovallista ha renunciado –o lo hicieron renunciar– a asumir su responsabilidad legislativa, pues ayer fue nombrado secretario de Desarrollo Social del gobierno del estado.

Es decir, se hizo un timo a los ciudadanos que tacharon el nombre de Rincón en las boletas y ahora tendrán de representante popular a un personaje que no conocen, que no los convocó a sufragar y que no se comprometió a nada.

A lo que ha pasado con Rincón y podría pasar con Huepa de manera peyorativa se conoce como el fenómeno de los “Juanitos” o las “Juanitas”, según sea el género de los protagonistas.

De manera real a ese fenómeno se le debe llamar por su nombre: es un vulgar y descarado fraude a la confianza ciudadana, y es al mismo tiempo un abuso de poder del gobernador.

Lo más lamentable es que esto apenas es el inicio. Se sabe que otros candidatos a diputados de Puebla Unida que ganaron el pasado 7 de julio harán lo mismo, no ocuparán sus curules y regresaran a ocupar cargos en el gobierno.

Uno de ellos es Jorge Aguilar Chedraui, quien ganó una diputación por un distrito de la capital y regresará a hacerse cargo de la Secretaría de Salud.

Es decir, estamos ante un juego de “cachirulos” morenovallistas.