2024: Guerra sucia

  • Elmer Ancona Dorantes
Comienza con declaraciones sin fundamento, que pasa a la persecución política y ataques directos

Si todos los deportes del mundo se caracterizan por tener un juego limpio (por muy rudos que fueren), y por evitar prácticas peligrosas para los jugadores, eso también se aplica en las justas electorales. ¿Por qué México tendría que ser la excepción? Lo mismo va para Puebla.

Ahora que comenzaron a relucir mediáticamente los ataques directos e indirectos contra algunos candidatos a puestos de elección popular, los ciudadanos se están preguntando: ¿Dónde están los árbitros electorales?

Es extraño que en este periodo de intercampaña, las autoridades de los institutos encargados de vigilar todo el proceso electoral rumbo al 2 de junio estén extremadamente callados de lo que públicamente está sucediendo entre partidos y candidatos.

Por lo menos un exhorto permanente no estaría mal; mínimo un llamado a todos los candidatos para recordarles lo importante que son estas elecciones para quienes saldrán a votar. ¿Por qué están en modo mudo?

Quizá a muchos se le está olvidando que lo que menos quieren los ciudadanos es una batalla campal, sucia y hasta sangrienta, entre los diversos contendientes; quizá se les olvida que no es lo mismo verse como contrincantes (con un adversario al que hay que vencer en buenos términos), que como enemigos (al que hay que eliminar a como dé lugar).

La guerra sucia comienza con declaraciones sin fundamento, nada argumentadas; y en este violentómetro-político-electoral, el segundo paso sería la persecución política por aparentes causas judiciales-ministeriales que se van sacando de la manga.

El tercer momento es el peor: llegan los ataques directos y hasta violentos que van dejando una estela de sangre que comienza a horrorizar a la sociedad, que intenta inhibirla para evitar que emita su voto.

Todos debemos recordar que en otros estados de la República ya comienzan a caer, uno a uno, los adversarios incómodos para el crimen organizado, o para los propios contendientes que quieren llegar a la mala a las sillas de poder. Puebla no está para verse en esas circunstancias.

Es importante, fundamental, que las autoridades civiles, comenzando por las cabezas que deben ser completamente neutrales en este juego político, hagan constantes llamados al “fair play” que no es otra cosa que el comportamiento leal y sincero, además de correcto, en el ámbito de la justa deportiva.

Son gestos de nobleza e incluso de fraternidad con el oponente, el respeto por el árbitro (en este caso las autoridades electorales), el cuidado y protección de los observadores que serían los ciudadanos.

Hagamos las cosas bien, todos, de arriba-abajo, para tener este 2 de junio unos comicios limpios, pacíficos y participativos que se conviertan para la gente en una auténtica fiesta democrática ¡Y que gane el mejor!

@elmerando

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.