Se acercan las personas, éstas abren los brazos, el acercamiento se vuelve mayor, se estrechan los cuerpos, se cierran los brazos, queda él, la otra persona entre ellos, se libera una cantidad importante de oxitocina, se crea una especie de calor peculiar, se percibe una sensación de cercanía inusual, y en ese momento se genera la distancia más corta entre dos corazones.

Según un estudio de 2018 llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), publicado en la revista PLOS One, los abrazos serían uno de los gestos sociales que más nos reconfortarían frente a las emociones negativas.

¿Se imaginan qué hubiese pasado si a esa persona que tanto daño está haciendo a la sociedad la hubieran abrazado más?

El abrazo reconforta.

Y si a una persona con salud normal, un abrazo la reconforta, imagínate a una persona enferma. Y si esa persona enferma, ¿es un niño?

Corrían los primeros días del mes de diciembre del año 2012. Como todos los sábados, llevamos juguetes a los pequeños de oncología; al estarlos repartiendo, una niña me voltea la cara con expresión de desprecio. Al acercarme y preguntar qué le pasaba, me dijo con todo de indignación: “yo no quiero un juguete”. Asombrado por lo que había dicho le pregunté que entonces qué quería, a lo que con voz quebrada y un espontáneo gesto de tristeza me dijo: “yo quiero un abrazo”.

Ese día, de principios de diciembre del año 2012, nació la colecta de abrazos de Fundación Madai.

Durante todo el año tenemos el gran privilegio de dar alimentos, medicinas, aparatos, despensas, ropa, cobijas, zapatos y demás cosas que la gente necesita y podemos conseguir. Pero a mitad de diciembre, lo que damos son abrazos. Es el simbolismo de que no solo damos algo material, más allá de eso está nuestro acompañamiento y el amor que hay en cada acción.

Buscamos donativos, con eso compramos mantitas hipoalergénicas que se bordan con frases y palabras de aliento. Estas mantitas se entregan a los niños extendidas con un abrazo, después de un largo abrazo se les deja la mantita.

Después de un largo abrazo, se queda una sensación de calidez; al dejarles la mantita esa sensación se prolonga, haciendo así que demos un cálido abrazo prolongado.

Un estudio científico publicado en Health Communication (Packheiser et al., 2023), se centró en investigar cómo los abrazos afectan el estado de ánimo. Y sí, demostró que un abrazo sincero mejora significativamente el estado de ánimo, tanto de quien lo da como de quien lo recibe.

Estamos en una buena época para abrazar. Aprovechemos cada oportunidad que tengamos para hacerlo.

Rescoldos
Te invitamos a que te sumes a nuestra campaña “Colecta de Abrazos”, y le envíes un cálido abrazo prolongado a un niño que pasa por situaciones difíciles; es sencillo, económico y con el mayor impacto: su sonrisa. Para más información puedes contactarme al 2226142944.

@RafaActivista
rafaactivista@gmail.com