Para no improvisar en el próximo sismo (II)

  • Francisco José Anaya Rodríguez
Para ser solidarios con los afectados del próximo sismo no tenemos que esperar a que suceda

Como mencioné en mi colaboración de la semana pasada, buena parte de los sentimientos de solidaridad después del sismo del 19 de septiembre de 2017 se encauzaron en las “compras solidarias”: estacionamientos de supermercados convertidos en centros de acopio bajo la lógica de “compre adentro y done afuera”. Fue una solidaridad patogénica, fácil y rápida que generó sus propios problemas.

Pero para ser solidarios con los afectados del próximo sismo no tenemos por qué esperar a que éste suceda. Podemos serlo desde ahora. Sería una solidaridad más logogénica, menos movida por las emociones, y más por la razón y el diálogo ponderado. Sería la cultura de la prevención. Aquí menciono algunas propuestas concretas que se pueden impulsar desde instituciones de la sociedad civil.

1. Capacitación para la autoconstrucción

En el estado de Puebla, como en el resto del país, la autoconstrucción de casas es una práctica tan arraigada que resulta improbable eliminarla, por ello hay que capacitar.  En 2021 la SEDATU presentó un manual de autoconstrucción. En Puebla algunas universidades llevan años construyendo con estudiantes y locales viviendas en zonas marginadas del estado. Podrían a su vez elaborar manuales para la autoconstrucción. Estos deberían ser específicos para cada comunidad, según su contexto.

2. Mejorar la capacitación para la evacuación

En muchos casos los simulacros de las escuelas, oficinas, y demás, se reducen a cómo bajar las escaleras de forma ordenada. Debemos pasar de los simulacros a entrenamientos situacionales: cuándo y cómo evacuar a una persona mayor o en silla de ruedas, a un infante, a una mascota, etc. Para todo ello existen protocolos y asociaciones civiles certificadas y dispuestas a capacitar gratuitamente. En nuestra ciudad pienso en el SOS de Puebla. Esas capacitaciones se podrían organizar también en iglesias y colonias.

3. Septiembre, mes de evaluación y seguimiento

A cinco años del temblor hay asuntos preocupantes sobre la reconstrucción en el estado; e-consulta ha informado al respecto. Septiembre podría ser un mes de seguimiento desde la sociedad civil: cámaras, universidades, etcétera; de los avances en la reconstrucción y de los trabajos de prevención de desastres. El epicentro, por la fuerza simbólica, podría ser el 17 de septiembre. También sería un tiempo para pasar de las “compras solidarias” a las donaciones solidarias. Sé de buena fuente que grupos como el SOS de Puebla mantiene las ambulancias y equipos que emplean de las propias contribuciones de sus voluntarios. No estaría mal ayudarlos con donativos. Por otra parte, durante ese mes los medios de comunicación e influenciadores locales podrían abrir espacios a las organizaciones de paramédicos, rescatistas y primeros atendientes, para que den a conocer su labor y reclutar voluntarios. 

Estas son algunas ideas que pongo a su consideración, amigo lector. Esta es una causa que puede unirnos como sociedad en medio de nuestras polarizaciones. Porque lo cierto es que no sabemos cuándo va a volver a temblar, pero sabemos que volverá a pasar. No sabemos la gravedad, pero no hay por qué dudar que vendrán sismos más intensos, con epicentros más cercanos -como lo fue el llamado Terremoto de Tehuacán en 1999-. Esta sigue siendo una zona sísmica. Actuemos en consecuencia.

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Francisco José Anaya Rodríguez

Máster en Filosofía. Profesor universitario. Analiza la realidad social y política desde las Humanidades y las Ciencias Sociales. Además de en e-consulta escribe para el portal USMEXCHINA.