¿Cuándo el destino nos alcance?

  • Alberto Hidalgo Vigueras
¿No es preocupante que se siga dejando que crezca la violencia en nuestro México?

Sí, lo pongo así, con signos de interrogación, porque pienso a veces que el destino, no sólo ya nos alcanzó, sino que, de manera muy triste, nos está rebasando y no estamos haciendo nada por frenar esa vorágine, o al menos, no estamos haciendo lo adecuado para ayudar a nuestro país.

Alguien trata de enseñarnos a la usanza de aquel libro que se llama “El Tigre” Emilio Azcárraga y su Imperio Televisa de Claudia Fernández y Andrew Paxman de Editorial Grijalbo, publicado en el año 2000. La primera de los mencionados, egresada de la Universidad Iberoamericana, y de la Universidad del Sur de California y en su momento reportera de El Financiero y El Universal; en cuando a Paxman, oriundo de Londres, Inglaterra, egresado de las universidades de Southampton, Inglaterra y Delaware en Estados Unidos, fue reportero de The News (de Novedades) y de México Insight (de Excélsior).

En el texto y dentro de más de 400 páginas de excelente y veraz información, muestran el crecimiento de los Azcárraga desde sus raíces y cómo por medio de telenovelas y programas como El Chavo del Ocho, de ese genio mexicano, Roberto Gómez Bolaños, se promueve una gran, triste y dolorosa manipulación de los mexicanos en donde nos enseñan que ser pobres e ignorantes es magnífico, y la vida es puras lágrimas y sufrimiento, entre otras cosas negativas, a fin de que nos conformemos como el Chavo, con una torta que además, jamás se comió.

¿No les suena conocido, estimado lector? Ahora pretenden que entendamos, como en esa época que movieron a millones de personas desinformadas, y ahora pretenden hacer lo mismo: enseñarnos que con una torta y unos tacos (o la elección de una de las dos cosas) se puede vivir a gusto, aunque nuestros hijos nos pidan más; que con sólo un traje y un par de zapatos es suficiente para trabajar, aunque en casa los pequeños tengan sendos agujeros en su calzado, y los hijos de los que mandan se desborden de lujos y comida.

Se pretende, que como ya perdimos, o estamos haciéndolo, la capacidad de asombro, no veamos los secuestros, asesinatos, las decenas de miles de homicidios, que nunca nos imaginamos llegar ni en la peor de nuestras pesadillas; la pobreza en la que estamos hundiendo al país y la dura por no decir, casi irresistible situación económica en que estamos cayendo todos los mexicanos, hasta los que no se dan cuenta por que les están pasando su torta y su Frutsi, mientras quienes los manejan viven como reyes y a costa de los otros, (¿no les suena actual?) y con ello los conforman a la usanza de los viejos políticos partidistas que de nuevo están en la toma de decisiones.

Eso de manejar a los diferentes tipos de fanatismos ha sido, fue y será siempre un buen negocio. Nos quieren enseñar que la violencia y la degradación que sufre nuestra sociedad es normal y culpa de otros, menos de los que hoy mandan y que además, son parte inherente de la condición humana; pero como lo menciona Frederick E. Dodson en uno de sus textos, donde señala que “la violencia y la degradación no son parte de la naturaleza humana; son los efectos colaterales de una larga acumulación y represión de la vergüenza, la depresión y el miedo”; y me parece que los actuales personajes que toman las decisiones, es lo que tienen: miedo,  además de una interminable enfermedad de rencor y burla hacia la sociedad mexicana, hoy por hoy establecida.

Los fanáticos intentan (según palabras del propio Frederick E. Dodson, 2007) convencer a los demás de su realidad (lo que implica que su autoridad interior no es suficiente, a lo que a su vez significa que no están completamente convencidos). Esa es una de las muchas diferencias entre fanatismo y realidad pues los creadores de la realidad tal vez, de alguna manera sean fanáticos, pero no imponen sus ideas a los demás ni con el fin, ni a pesar de causarles daño.

Pues este fanatismo, rencor, indolencia e ignorancia, está lastimando a México, “mi amado México”. Recuerden que la estupidez de unos cuántos y el rencor de otros, sumados a la ambición de los que dirigen, llevó a un triste y violento final al mundo conocido poniendo a unos contra otros en aquella obra cinematográfica de Richard Fleicher, que protagonizó magistralmente Charlton Heston y Edward G. Robinson, llamada “Cuando el Destino Nos Alcance” (Soylent Green en inglés) en una hipotética situación en 2022 -mismo año al que ya arribamos- y al final, acaban comiéndose unos a otros con o sin su conocimiento.

¿No es preocupante que se siga dejando que crezca la violencia en nuestro México, que no nos demos cuenta que nuestros recursos son finitos, que no hagamos nada por nuestra seguridad y todo se lo dejemos a nuestra Policía? Una Policía cansada, insultada, lastimada y además quitándoles cada vez más recursos, y sin embargo siguen “los policías” dando su mejor esfuerzo y ahora, y tal vez sin quererlo, siendo apoyados por nuestros marinos y soldados, hombres incansables que no saben decir no cuando la Patria los requiere.

Y si a esto le suma usted el tardío y pésimo manejo de la pandemia que hoy nos golpea y que nos dijeron que un escenario de posibles 60,000 decesos no sólo era improbable sino que sería catastrófico; que ese personaje de apellido Gatell pronosticó que no había de qué preocuparse, pues a lo mucho habría 6,000 muertes que hoy suman mucho más de 300 mil, y que gracias a nuestro Ejército Blanco conformado por el Sector Salud, que se la han jugado con nuestro país y tenido muchas, muchas  y muy tristes bajas, pero que gracias a ellos sobrevivimos. Entonces no estamos tan lejos de que “el destino nos alcance”.

¿Podemos cambiar nuestro triste final o trataremos de revertir nuestro destino, trabajando y preparándonos para un México mejor para también dar lo mejor a nuestro México…?

¿O no?
Juzgue Usted

albertohidalgo@hotmail.com

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Alberto Hidalgo Vigueras

Doctor en Derecho. Ha sido Jefe del Estado Mayor de la Policía Fiscal Federal, Director de Profesionalización PGJ Puebla, Jefe de Instrucción del Grupo Táctico de la PFP y Secretario de Seguridad Pública en Puebla capital. Es rector del Instituto Mexicano de Investigación y Desarrollo en Ciencias Policiales A.C