Juárez, ¿el mejor presidente?

  • Antonio Tenorio Adame
El culto cívico a Juárez debe ser fortalecido por la senda de un mayor conocimiento de su labor

El pasado 18 de julio se cumplió el 150 aniversario luctuoso del presidente Benito Juárez García, quien se enfrentó a múltiples adversidades saliendo siempre airoso.

Desde San Pablo Guelatao, su tierra natal, tal como lo definió el presidente Andrés Manuel López Obrador“el mejor presidente que ha habido en la historia de nuestro país”, añadió, “sigue siendo un referente de buen gobierno”.

Ante esas valoraciones uno se pregunta cuáles son las virtudes encontradas en tan ilustre personaje que aún nos gobierna de algún modo.

Los cargos de relevantes que ocupó fueron: diputado local y federal; gobernador de Oaxaca 1847/52 y 1856/57; también ocupó los Ministerios de Gobernación y de Justicia e Instrucción pública, así como fue Ministro y Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y Presidente de México del 21 de enero de 1858 al 18 de julio de 1872. 

La carrera política de Juárez es completa. AMLO lo presenta como un “paradigma”; sin duda que lo es, pero al ras de la conciencia social, éstos se convierten en la “historia de bronce” porque son manoseados para legitimar el poder carente de reconocimiento.

Por otra parte, la conciencia popular registra a Juárez en la leyenda del indito que salió de su pueblo y llegó a la Presidencia.

Es necesario aquilatar la historia desde la experiencia. Los catorce años en la Presidencia no fueron cómodos al presidente Juárez, incluso en anterior ocasión por razones políticas estuvo en prisión en Tehuacán, así como también sufrió el castigo severo del exilio, y aun estuvo a punto de perder la vida ante una amenaza militar.

Además, hay que tener en cuenta las condiciones de guerra del país durante casi doce años: desde la Revolución de Ayutla, 1854-55; la Guerra de Reforma 1858 a 1861; la ocupación francesa 1861-67.

A pesar de todas las dificultades, la voluntad y tenacidad del Patricio se volcaron para crear la Ley Juárez, con la que se creó una infraestructura jurídica capaz de hacer cumplir la ley y gobernar.

Como su gobierno enfrentaba el reto del clero, se promovieron las leyes de reforma 1859, unas expropiaron los bienes de las comunidades y otras promovían el orden legal de los contratos civiles.

Ambas reformas jurídicas fueron la clave para evitar que el enfrentamiento con el clero se convirtiera en una guerra civil, o en una guerra religiosa, cuyos efectos de destrucción son de mayor consideración, no sin dejar de anotar que la desamortización de bienes sujetos a propiedad comunitaria afectó drásticamente, también, a los bienes comunales de pueblos originarios, como también de los ayuntamientos.

Las reformas jurídicas facilitaron la instauración de la legalidad constitucional con la que se puso fin a la volatilidad de gobiernos por medio de golpes cuartelarios. Se instruyó la promoción de ciudadanía para frenar los privilegios de fueros constitucionales tanto religiosos como militar, de los cuales solo el primero se abolió, mientras el segundo perduró por razones de poder.

El segundo tramo de la obra prima de Juárez fue ejercer la soberanía nacional ante el poder bélico exterior. En tal razón conservar la integridad del territorio nacional, el cual sufrió merma en su pérdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados en 1848, frente al Ejército invasor de Napoleón, el pequeño, cuya capacidad de fuego, integración y personal de combate, era considerado el primer ejército del mundo. 

A pesar de las asimetrías de armamento en contra, el triunfo del 5 de mayo en Puebla, y la ejecución del emperador Maximiliano le otorgaron el reconocimiento de defensor del territorio de América.

El Congreso de Colombia lo declaró el Benemérito de las Américas, reconocimiento que se extendió a Perú, como también al gobierno argentino Bernardino Rivadavia.

Expulsar a los invasores convierte a Benito Juárez en el salvaguarda de la integridad territorial de América. A la par de Lincoln puede ser considerado como un héroe continental.

El culto cívico a Juárez debe ser fortalecido por la senda de un mayor conocimiento de su labor a favor de México y del continente americano.

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Antonio Tenorio Adame

Licenciado en Economía por la UNAM, y docente en la BUAP. Fundador de la Academia de Historia y Crónica Parlamentaria y cofundador de la Asociación de Periodistas Democráticos junto con Renato Leduc. Ha sido diputado federal en diversas legislaturas, desde donde ha impulsado la apertura democrática.