El emprendimiento es un motor de crecimiento en todas las economías del mundo. Para nuestro país como sabemos, las microempresas representan el 99.8% (aquellas que tienen en 1 y 15 trabajadores); estas tienden a presentar mayores cambios con respecto a las pequeñas, mediana y grandes empresas en cuanto a formalidad, ingresos, personal ocupado, ubicación, cierres y aperturas, entre otros aspectos.  De acuerdo a cifras del INEGI, durante la pandemia murieron alrededor de 2.6 millones y nacieron 1.8 millones, esto nos habla de la vulnerabilidad y al mismo tiempo de la versatilidad de este sector.

Un gran número de microempresas son impulsadas  por personas que se encuentran en una situación de desempleo, ya que no encuentran una oportunidad que responda a sus expectativas y/o necesidades;  ante estas  circunstancias miles y miles  de personas están emprendiendo, independientemente de sus habilidades, conocimientos,  escolaridad y experiencia, por lo que sus negocios son más vulnerables ante las crisis, debido a que cuentan con menos recursos que las grandes empresas; es decir, muchas de ellas son pequeños autoempleos, oficios,  profesionistas independientes,  negocios familiares que no cuentan con una estructura organizacional, tampoco con un plan de negocios con las estrategias en ventas, marketing, operaciones y finanzas;   menos aún cuentan con un respaldo financiero, ya que viven al día.  

¿Las crisis, amenazas y oportunidades?

Usted estará de acuerdo, que a lo largo de nuestras existencias hemos enfrentado, sin lugar a dudas, innumerables crisis pero en materia de emprendimiento ¿qué es lo que hace la diferencia? Desde la literatura de la gestión de crisis, la organización social y el tiempo de respuesta que se da es lo que definirá si el resultado fue un desastre o una coyuntura de nuevas posibilidades y esto se reflejó en los negocios que murieron, nacieron y crecieron durante la pandemia.

Una oportunidad en medio de la crisis para un emprendedor representará nuevos productos o servicios, la conquista de otros mercados, alianzas estratégicas, nuevas formas de distribuir los productos como lo vimos en la pandemia;  todo ello requiere necesariamente creatividad e innovación, el conocimiento de su negocio en cuestión; y por supuesto, una gran fortaleza humana en resiliencia, manejo del miedo y la incertidumbre, comunicación, autogestión, determinación, toma de decisiones, entre otros…

Una amenaza genera cambios importantes en la forma de operación de los negocios, en la vida cotidiana de las personas, en sus relaciones, en su economía, causando miedo, ansiedad que muchas veces les paraliza e impide tomar decisiones.

Una crisis es una coyuntura que implica necesariamente cambios en la situación actual, ¿usted ha identificado un mapa de riesgos/oportunidades y los cambios que requiere hacer para llevar su barco a puerto seguro o piensa seguir sin hacer nada pensando que en algún momento algo o alguien vendrá a solucionar su situación?

La pasión y echarle ganas no son suficientes. Hemos observado a lo largo de los años y desafortunadamente continúa la cultura de la improvisación como una forma de emprender, siendo muy costosa: 8 de cada 10 negocios cierran antes de los dos años.

 Muchos emprendedores se hacen la pregunta acerca de ¿cómo hacerle frente a la crisis?, ¿cuáles son las mejores prácticas y soluciones para salir adelante?, ¿qué puedo hacer para convertir las amenazas en oportunidades?

El emprendimiento, sin duda, es un fenómeno, es una respuesta espontánea, acertada que está dando cada persona y  la sociedad  en su conjunto en estos momentos para salir de la crisis en la que nos encontramos; de ahí la importancia de que el  gobierno esté a la altura y desarrolle las políticas públicas y los programas  que den respuesta a las necesidades del sector, (no regalando el dinero, no, eso no sirve; “enseñar a pescar” con programas de innovación, formando capital humano, financiamiento, y desarrollando estrategias en cadenas productivas,  regionales, vocacionales…).

Pasando a lo que en el día a día nos toca a emprendedores y empresarios, sugerimos una serie de aspectos y prácticas para que la crisis las convierta en oportunidades:

1. Cuide física, emocionalmente y financieramente al emprendedor que lleva dentro, empezando por la salud física, emprendedores sanos para tener empresas saludables.

La salud emocional es indispensable para tener la alegría y energía de levantarse cada mañana con un propósito en mente. En cuanto a la salud financiera, aprende a vivir con lo necesario, realizar presupuestos, no sobre endeudarse, controlar los gastos hormiga, ahorrar e invertir.

2. Manejo del miedo y la ansiedad a través de prácticas de respiración, como el mindfulness, para aprender a controlar las emociones aflictivas, aprender a estar en el aquí y en el ahora, empezar a gestionar, resolver y hacernos cargo de aquello que realmente está en nuestras manos.

3. Aprender a ser resilientes significa aprender a confiar en nosotros, saber que tenemos la capacidad de salir adelante, ir al pasado, reconocer nuestras batallas y recuperar las victorias, que son los aprendizajes que nos dan la fortaleza y confianza para seguir avanzando.

Deshacernos de todos aquellos malos hábitos, que para tiempos de crisis estorban, ¿Cuáles son los suyos? Le sugiero haga una lista de todos ellos y empiece a trabajar en ellos. Por supuesto que instalar la disciplina, constancia y tenacidad son indispensables para alcanzar sus metas.

4. De  un tiempo e invierta  para aprender y capacitarse en aquellas herramientas que hoy por hoy no cuenta usted personalmente y tampoco para su negocio; más allá de los temas de moda como el marketing, sí muy importantes pero existen otros temas como el modelo de negocio, la propuesta de valor, la innovación, las tecnologías de la información incorporada a los pequeños negocios, conocimiento del cliente,  la contabilidad, los costos, gastos, precios de venta, presupuestos, flujos de efectivo y los estados financieros;  todo ello indispensables para la proyección estratégica de su negocio. Considere seriamente que si no conoce de estos temas, su negocio es más sensible ante las crisis.

5. Aprenda a elegir un buen socio o una excelente alianza estratégica. Lo que está en juego por supuesto es saber si se comparten en el mismo nivel de importancia, los valores, objetivos e intereses, disponibilidad de tiempo; y por supuesto, estar dispuestos a establecer por escrito los acuerdos, el plan de trabajo, la distribución de responsabilidades, derechos, utilidades y por qué no, también las pérdidas. 

6. Integre, capacite, remunere a su equipo de trabajo, como un elemento más indispensable en la estrategia de su negocio.

7. Realizar una evaluación técnica, de mercado y financiera, para determinar si el negocio tiene futuro; saber si es viable y rentable, pronosticar si podrá generar los recursos para ser sustentable y sostenible en el tiempo que permita generar un patrimonio para un retiro digno.

8. Cumpla con todas las leyes, reglamentos y requisitos para incorporarse a la economía formal, se ve muy bien, pedirle a un pequeño emprendedor que facture los productos o servicios y su respuesta sea positiva; eso hablará de su visión de permanecer y crecer. 

Una participante en uno de nuestros cursos dijo: “voy a dejar de ser emprendedora para ser la empresaria que he soñado, necesito capacitarme”. 

Estamos iniciando nuestro Diplomado Emprende Tu Mejor Yo Posible, primer modelo en México y América Latina, que combina el desarrollo de habilidades socioemocionales con el desarrollo de los negocios. Contáctanos.

Elige vivir positivamente.

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