Al ring con un brazo roto

  • Javier Cobos Fernández
Pretender abatir la inflación doméstica en México es como subirse al ring con un brazo roto

Los planes para frenar la inflación que hemos visto en las últimas semanas no solamente olvidan que el origen de esta proviene de fuentes externas, es decir por procesos de escasez de insumos y materias primas del exterior, sino que también nuestra economía está subida en un ring de box con un brazo roto.

En vista de la fallida estrategia del Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC) publicado el pasado 4 de mayo de 2022, el Ejecutivo Federal alista un nuevo plan para frenar el incremento en precios de los alimentos que vive nuestro país. Desde ahora se los digo, el nuevo plan no tiene manera de funcionar dado que cualquier proceso de fortalecimiento de la oferta doméstica de alimentos para expandir la oferta y equilibrar los precios a la baja, requiere infraestructura y apoyo a la inversión pública y privada de años atrás, misma que no se ha priorizado en los últimos tiempos. Por el contrario, la inversión tanto pública como privada se ha caído no por obra de la casualidad, sino por una política diseñada al incremento al gasto por encima de la inversión.

Un plan de fortalecimiento de la oferta doméstica de alimentos requiere inversión en infraestructura de fondo, es decir, de promoción de la producción doméstica de fertilizantes, modernización de procesos de producción en el campo, transporte, logística y promoción de procesos de producción domésticos desde hace años. Hoy, de un día para otro, nuestro país no podrá dejar de depender de insumos y alimentos externos, que, de manera coyuntural, han aumentado su precio en el mercado internacional de manera exorbitante.

El brazo roto de nuestra economía representa la incapacidad de sortear crisis internacionales por una debilidad interna que se ha fraguado desde hace años. Recordemos la crisis de 2008 cuando los mercados internacionales afectaron de manera relevante a todo Latinoamérica y, ¿qué sucedió? Uno de los países menos afectados en aquél entonces fue México. ¿Por qué? Nuestro país contaba con una política de fortalecimiento a la inversión creciente y sólida, que le permitió sortear la crisis internacional de manera exitosa. Hoy, desafortunadamente, el entorno internacional volátil no solamente afecta a la economía local, sino que genera día con día mayores niveles de pobreza en nuestro país. La caída en inversión tanto pública como privada proveniente de políticas clientelares, además de la desconfianza de la inversión extranjera debida a la incertidumbre institucional y Estado de Derecho hoy se hacen presentes en una debilidad económica doméstica que no es fruto de la casualidad. Es un fenómeno perfectamente lógico.

Es entonces cuando, el Ejecutivo Federal, el viernes pasado, pide a Banco de México (Banxico) implementar un mecanismo “mas novedoso” y no el de elevar las tasas de interés como sucedió de niveles de 7 a 7.75 por ciento. “Yo respeto la autonomía de Banxico, pero como que ya deberían de pensar los técnicos en otra fórmula” Creo que al presidente se le han olvidado las facultades de Banxico y de facto, para variar, transfiere la responsabilidad que le corresponde, a terceros para sacudir los evidentes errores en la planeación económica en nuestro país.

Efectivamente, el alza de 75 puntos base en la tasa de referencia redundará en menores posibilidades de crédito tanto para el sector privado como el encarecimiento de la actual y creciente deuda pública que no veíamos desde hace décadas. Pero que quede claro, las facultades de Banxico versan en el control de medios de pago en la economía para controlar la inflación, más no en promover medidas de política económica para el fortalecimiento de la planta productiva que hasta donde yo entiendo, es facultad de la Secretaría de Economía, Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Secretaría de Turismo, por nombrar algunas. Que no se confunda. Ahí tiene su “fórmula”.

Urge, o más bien, urgía hace años, fortalecer la inversión privada y la regulación a favor de la creación de empleo, fortalecimiento de la planta productiva, promoción de la soberanía alimentaria, certeza jurídica para la inversión, apego a tratados internacionales, factores que hoy exhiben la vulnerabilidad de nuestra economía ante crisis económicas internacionales. Es hora de dejar de transferir responsabilidades al pasado o a nuestros golpeados órganos constitucionalmente autónomos para justificar la evidente ineptitud para conducir el rumbo de nuestro país.

Chiste local: la estrategia ha dado resultados, aunque las cifras lo contradigan.

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Javier Cobos Fernández

Economista por la UDLAP y maestro en Administración Pública por la Universidad de Columbia de Nueva York, con estudios de Maestría en Derecho en el ITAM. Investigador y consultor en análisis económico, transición energética, ESG e ingeniería legislativa en COBOS&ASSOCIATES.COM,