El amor más en los hechos, que en las palabras

  • José Guadalupe Sánchez Aviña
Hoy, Javier y Joaquín con su testimonio infunden impulso vital a vivir el amor en los hechos

El tiempo encarnó en mí una mirada específica del mundo. Mi historia familiar, las personas y lugares que he tenido la fortuna de conocer, sentaron en mí las bases de mi forma de pensar este mundo. Sea por “tematicidad cultural” como dicen los sociólogos, o no sé el porqué, durante mi caminar fui encontrando puntos de coincidencia con otras miradas, aunque distintas a la mía, en realidad, iguales.

El pasado lunes, un acontecimiento, de tantos similares que se suceden en mi país, cimbró mi ser: el asesinato de dos misioneros jesuitas en la Comunidad Cerocahui en plena Sierra Tarahumara, Chihuahua, los Padres Javier Campos Morales, S.J. y Joaquín César Mora Salazar, SJ. junto al señor Pedro Eliodoro Palma. Me declaro, más como no practicante religioso, pero con pensamiento y sentimiento religioso, encarnado en mi persona; por lo cual me es imposible sustraerme del hecho.

No es que sean más importantes que las otras 350 mil personas que han perdido la vida por causa de la guerra contra la delincuencia en los últimos años; sin embargo, es sabida mi proximidad profesional y personal con el pensamiento jesuita, a través de mi estar, en la Universidad Iberoamericana Puebla. La coincidencia en la forma de ver el mundo, misma que orienta mi esfuerzo, muchas veces ineficaz en mí caso, de cuidar de mí, y de los demás, inspirado en el servicio a los otros, es factor determinante de afectación, como lo es, la condición en la que murieron en la línea, viviendo el amor en los hechos, más que en las palabras, defendiendo al igual. Esto sin duda, obliga a pensarme, pero también, es testimonio a considerar.

Como ya lo he dicho:
En medio de un contexto que parece indicar lo contrario, una institución educativa como la Universidad Iberoamericana Puebla, resulta un punto de resistencia para hacer frente a esa realidad que nos interpela; la elección de trabajar a “favor de los más pobres” marca la ruta a seguir en los esfuerzos por generar el conocimiento y el desarrollo humano, en otras palabras, forjar un mundo más humano.

En la práctica diaria, esa responsabilidad de participar de un proyecto como el de la IBERO, me representa un compromiso que exige convertirse, por decisión propia, en una forma de vida coherente y permanente; requiere de un esfuerzo por cada día ser mejor, ser más, pero pensando siempre en los otros, incluidos aquellos que no conocemos. En el aula resulta evidente, pero también en la parte administrativa, y más allá, en mi hogar y en la calle, en todas partes, en cada momento, no puedo dejar de considerar que todo lo que hago o dejo de hacer, lo que digo o dejo de decir, tiene un significado para otras personas.

Resulta especial el poner atención a la parte interna del ser humano, no es fácil, pero es necesaria; hablar de formación integral, más que un recurso mercadológico, es un verdadero reto; reto que se multiplica cuando se trata de ir hasta tu propia interioridad, el explorarte, el pensarte, el detenerte a reflexionar sobre tu persona misma, en tu relación con los demás por supuesto, pero también en la relación con uno mismo… y si somos audaces… nuestra relación con nuestro entorno y desde luego nuestra relación con la trascendencia.

Siendo pesimista declarado, me niego a perder la esperanza, hoy, Javier y Joaquín con su testimonio, infunden impulso vital a mi convicción de vivir el amor, más en los hechos que en las palabras. ¡Gracias!

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José Guadalupe Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla