Dos de los principales objetivos de las empresas en México están centrados en lo siguiente: formar líderes y lograr la digitalización a través de la innovación e implementación de herramientas y procesos que permitan mejores resultados y rendimientos dentro de sus negocios.

La realidad es que las pequeñas y medianas empresas en México han transitado por la pandemia viviendo realidades diferentes. Sin embargo, se acepta una observación común: lo digital ha sido una de las palancas que ha permitido enfrentar la adversidad, e incluso, en algunos casos, acelerar el crecimiento.

Adoptando el trabajo en casa, digitalizando las interacciones o migrando a la Nube, las empresas buscan resultados y trabajan a marchas forzadas para lograrlo dependiendo de su personal a la adaptación a las nuevas tecnologías o softwares que permiten esta transición. De ahí la relevancia de formar líderes y capacitar a quienes forman parte de nuestra fuerza laboral.

Una de las grandes lecciones aprendidas en los últimos años en el ecosistema pyme es que hay que explotar la inteligencia y las habilidades humanas. Y despojarlas de todo lo que se pueda digitalizar permitiendo así la innovación y la creatividad. En términos generales, lo digital permite conciliar los imperativos de rentabilidad, exigencia de resultados, bienestar en el trabajo y fidelización de empleados y los líderes nos dan la oportunidad de hacerlo de la mejor manera posible manteniendo un ambiente de trabajo en constante desarrollo.

Por tanto, ya no se discute sobre el valor de la digitalización. Esta se entiende ahora, como una obligación. Primero porque facilita el acceso a soluciones operativas concretas. Y, segundo, porque el creciente aumento de la ciberdelincuencia hace que la nube se vea como una palanca de protección contra esta amenaza. Lo digital es una garantía de continuidad de los procesos.

Los distintos negocios han logrado, de a poco, y a pesar de todas las complicaciones, amortiguar el impacto inicial de la crisis, gracias a su nivel de digitalización previo y hoy en día están invirtiendo en la consolidación de nuevas iniciativas digitales.

No obstante, el factor humano, la pandemia y la actual crisis económica han puesto la planificación y la capacidad de reacción en el centro de las prioridades. En este sentido, las pymes multiplican sus iniciativas para fortalecer la proximidad con el cliente y con sus socios. Y, el nuevo enfoque tecnológico pone al servicio y al soporte en el centro logrando así complementarse.

En definitiva, lo que parece claro es que las pequeñas y medianas empresas siguen y seguirán acelerando su digitalización. No hay nada más eficiente que una aplicación, y nada más inteligente que las personas. Por eso, se irán eliminando las operaciones manuales en beneficio de los procesos inteligentes que aporten valor añadido. Es decir, previsiblemente, se explotarán la inteligencia y las habilidades humanas, y se digitalizará el máximo de funciones posible. En los entornos financieros y las áreas comerciales, esto es ya una realidad.

No obstante, las empresas no deben perder de vista a las personas que los ayudarán a consolidar los procesos de digitalización, por lo que trabajar de la mano con ellos, formarlos y convertirlos en líderes dentro de su rubro y área de acción es de suma relevancia para lograr que la maquinaria de la innovación funcione de la manera correcta.

Es momento de digitalizar, automatizar procesos y hacer eficiente la empresa, pero antes de comenzar con eso, las empresas deben de trabajar en los perfiles que les ayudarán a hacerlo de manera efectiva.

Si desean conocer más sobre este y otros temas no olviden contactarme en a.meneses@tekuno.com o pueden seguirme a través de redes sociales. ¡Vamos por el cambio de chip! Hasta la próxima.

@amenesesfdz