“Lo más rancio, lo más añejo, de la derecha poblana, está, ahí, en la Coparmex”. La expresión quizá no sea gratuita, incluso habrá quien la considere con fundamento, puesto que en algunos años hubo cierta complicidad con el Partido Acción Nacional.

“La derecha de la derecha”, dijo el gobernador Miguel Barbosa el 13 de enero personalizando el ataque contra el sindicato de patronos fundado en 1929 por el industrial regiomontano Luis G. Sada en consecuencia del Artículo 123 de la Constitución del que depende la Ley Federal del Trabajo.

"A gritos, son muy machotes,” aseveró en su mañanera el gobernador cuando le preguntaron sobre el comunicado de la Coparmex de un día antes sobre el problema de la seguridad pública en Puebla.

¿Hay rompimiento entre Coparmex Puebla y el Gobierno del Estado?

No puede afirmarse que algo se rompe cuando nunca ha estado unido. Más bien habría que plantear que los socios de la Coparmex están fijando posturas que no le agradan al gobernador y éste a su vez reacciona, cual su estilo, frontalmente.

Nada nuevo. Hubo tiempos en que esto era lo cotidiano y hubo manifestaciones, desplegados y paros patronales. Así que más que espantarse hay que ir tomando asiento y ponerse cómodo pues el pleito va para largo y alcanzará seguramente los carriles de la sucesión gubernamental.

La opinión pública tendrá algo que decir, habrá posturas que fijar y seguramente los daños colaterales lo sufrirá el Gobierno Municipal de Puebla y algunos de sus integrantes.

Para nadie es un secreto que la Coparmex Puebla y el CCE, organismo que no quiso decir el gobernador, fueron colaboracionistas del gobierno de Moreno Valle, se unieron con él para sacar al PRI de Casa Aguayo.

Muchos nombres y apellidos se repiten en las directivas, o dirigencias del partido. Y quizá ese sea el error cometido que hoy están pagando actores que han entrado a la escena sin haber participado en el pasado.

Luis Mora, por ejemplo, fue presidente de Coparmex y luego funcionario público municipal, y uno de los más aguerridos que gritaron cuando el encuentro entre la nueva dirigencia y el gobernador Barbosa, por el caso de la UDLAP, primer round de la pelea.

Luis Regordosa fue uno de los principales personajes en impulsar los encuentros en favor de la candidatura de Moreno Valle y después se apostó por Luis Ernesto Derbez en el caso de la UDLAP.

Carlos Montiel Solana fue presidente de Coparmex, del CCE y ahora es el coordinador de regidores de Eduardo Rivera Pérez.

Está claro que para el análisis del gobernador algunos organismos empresariales se han convertido en formadores de cuadros en favor de Acción Nacional y que es un común denominador criticar las acciones de la 4T poblana.

Hubo tiempos en que los dirigentes de los organismos tuvieron estrecha relación con los gobernadores emanados del PRI como Guillermo Jiménez Morales, Manuel Bartlett, por lo menos tres años, Melquiades Morales Flores y por supuesto Rafael Moreno Valle, nacido en el PRI y convertido pragmáticamente al PAN cuando Mario Marín incumplió los acuerdos.

Es claro que Piña Olaya y Barbosa se acercan más a los hombres del dinero, como Rafael Posada Cueto o Rubén Contreras.

Visto el escenario así, no hay rompimiento, no hubo unidad nunca, más bien, marcadas diferencias ideológicas que se prolongarán y se intensificarán en la medida en que se acerquen las definiciones de candidatos.

Mientras tanto, Barbosa seguirá sacando facturas.

O por lo menos, así me lo parece.

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