La vida no es un viaje

  • Rafael Gómez Olivier
Todos tienen el defecto de morir, la virtud de vivir y la libertad de qué hacer en el medio de ambas

No tenemos que entender como nos han enseñado a entender, la vida no es un viaje, los viajes tienen destino, nosotros no sabemos cómo acabaremos los días que tenemos y cuando acaban ya no se llaman vida.

Sí, busca el trabajo pero también la aventura, busca el amor pero también la aventura, busca estabilidad pero no olvides la aventura, sí a lo correcto pero no olvides equivocarte.

No hay sentido en tener detalles de todo y atreverse hasta que se comprenden aunque se mueran las ganas, las versiones más naturales de las situaciones son las que más nos muestran, los sentimientos no siempre avisan en el corazón como si fuéramos un cuento de felicidad, a veces no querer estar con alguien o en algún lugar se vive en el estómago, la cabeza o el aire, aunque aún tengamos tranquilidad no hay razón en esperar hasta que se acaben las buenas mañanas, hay mares de más colores que el azul y a veces lo mejor no es lo mejor, así que si vas a intentarlo no lo hagas como dicen que se hace los que fueron por el mismo camino.

A veces traemos donde nacemos tan tatuado que nos hipnotiza como si nos tuviera con una rienda puesta. Dean Hamer dice que tenemos un gen que nos predispone a la espiritualidad, el gen de Dios, pues quizás tengamos otro que nos marca líneas imaginarias y provoca sentir orgullo por el simple hecho de haber nacido ahí aunque la vida nunca fuera la que esperamos, como si de nacionalismo se tratara nos enredamos en la única identidad que nos enseñaron como si la piel trajera numeración que nos obliga a sentir arraigos a las calles aunque las personas cambien. A esa exageración podemos llamarla nacionalismo, el nacionalismo se cura marchándose y marchándose se extraña donde se nació pero también se aprende que si hubiera otra oportunidad tal vez elegiríamos comenzar en otra parte.

La identidad nos hace diferentes al otro, y esa se crea a partir de entender que aunque el barrio sea el mismo la manera de pisarlo es distinta, todos tenemos idiosincrasia, pero decir que amamos un lugar sólo por nacer ahí es quitarle la oportunidad al mundo de enamorarte de nuevo y ser feliz, me parece pequeño declarar eso apenas crecemos, porque perdemos la oportunidad de verdaderamente existir en otros lados, ir lejos te recuerda a casa pero te hace sentir orgulloso de crear una nueva, por eso tus padres aman a tus abuelos pero darían la vida por sus hijos.

No se trata solo de tomar un avión, se trata de tomarse a sí mismo y arrojarse a otros sitios y acciones que nadie te enseñó y permitió antes, caminar en donde vuelva a haber buena o mala suerte fuera del cautiverio, pisar dejando atrás escenas escritas y descritas en caminos donde la hierba lleva siempre y nadie la ha matado con sus huellas.

Hay pedazos de cielos nuevos que lo seguirán siendo para los demás pero ojalá que ya no para ti, ojalá que como a los que escriben, bailan, pintan o intentan te den ganas de crear por amor al proceso de hacerlo realidad y no a qué dirán de ti cuando lo termines.

Todos afuera de la ventana incluyéndote tienen el defecto de morir, la virtud de vivir y la libertad de qué hacer en el medio de ambas, a ese efecto a diario lo llamo placer.

Ojalá nos explicarán a tiempo que leer no es importante por aprender, sino porque de esa manera viviremos lo que no nos dé tiempo para ver, buscamos el amor no para calmarnos y soportarnos, lo hacemos para sudar, experimentar y sentir nuestras balas llenas de humedad ante un par de espejos observándonos, ojalá nos explicaran que no nos volvemos adictos a irnos sino a cómo siente el pecho al regresar.

Es complicado ser libre en calles donde serlo es mal visto, las misas son más paganas que los carnavales, los conceptos de pecados anticuados y quienes los cometen cobardes por hacerlo en nombre de la rebeldía cuando debería ser en nombre de ser sinceros con la noche, lo que fuman y el vino.

Un día cabello negro y largo con té, al otro, labios púrpura y aliento a whisky, en los años siguientes tal vez sólo el aire acompañándonos, el corazón va siendo más lento para zarpar, un poco más rápido para aterrizar pero que jamás mientras se pueda deje de hablar.

Alguna vez recibimos lluvias cara a cara donde nacimos y otras muy lejos de esa edad y de ahí, al recordar ambas puedo sentir que viví.

Y si dudas en no dejar del todo al que fuiste, búscate las cicatrices que van por fuera y por dentro, esas te acompañarán recordándote que el pasado fue de verdad y que aún así seguiste hasta aquí gracias a las lecciones que dan.

Si el sueño de irte es posible en todos los aspectos, hazlo, el miedo jamás se arrepentirá de haberse marchado aunque el estuche que lo contenga no quiera soltarle la mano, es importante saber de dónde venimos y quiénes fuimos, pero lo más increíble es saber adónde vamos y en quien nos convertimos cuando lo logramos, o no.

Si sólo el origen nos definiera hoy extrañaríamos ser monos según la Ciencia, o diario lloraríamos por haber tragado esa manzana en el Judeocristianismo y en el Budismo no tendría sentido volver a nacer, sólo necesitaríamos siempre morir.

Tenemos tan pocos años aquí y apareciera hemos vivido más, muchos más, pero no es así, esto está siendo muy pronto, ojalá que en donde nos tope lo que a diario evitamos, estemos sonriendo, o por lo menos nos sintamos aliviados de haber estado haciendo lo que amábamos mientras nos marchamos.

@RafaGoli.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Rafael Gómez Olivier

Presidente y CEO Social Business, conferencista sobre emprendimiento. Cocreador del concepto IdeasParty.  Creador del concepto Mundo emprendedor: Congreso que llevó educación empresarial a más de 12 municipios en Puebla. Creador de Unfollow