No cabe duda. Zacatlán es un pueblo mágico. Y mágico por muchas razones. La amabilidad de su gente, su talante trabajador y su entorno natural. Pero también hay otras cosas que los zacatecos, de la mano de sus autoridades -¿o es el revés?- han ido moldeando para convertirse en uno de los mejores pueblos mágicos no solo del estado, sino del país.

Para empezar, han ido conformando un buen nivel de servicios para el visitante: restaurantes, hoteles, cafés, eventos artísticos y sociales y el embellecimiento de su centro histórico que hace que el visitante se sienta transportado a otra latitud. Por lo general, el visitante citadino parece haber llegado al paraíso: una ciudad tranquila, con todos los servicios cerca, amabilidad de sus habitantes y muchas cosas que ver. Esto, sobra decir, les llevó consolidarlo a los zacatecos muchos años.

Sin embargo, a últimas fechas, hay fuerzas obscuras que tratan de echar abajo todo lo anterior, pues a través de los medios de comunicación, nos enteramos de crímenes y atentados que se han perpetrado a plena luz del día y en calles céntricas.

El objetivo es claro: asustar al turismo; desestabilizar a la actual administración municipal e imponer una psicosis colectiva.

“No lo han logrado, ni lo lograrán”, me dijo el presidente municipal, Pepe Márquez, cuando conversé con él brevemente antes de que iniciara el tradicional desfile navideño por céntricas calles de la ciudad.

Es cierto. A nuestra izquierda, unos turistas gringos se disponían a disfrutar el desfile. Sin embargo, argumenté: “Hacia afuera de Zacatlán, la percepción es que las calles están llenas de violencia”. “Pues mira -me dijo señalando a la multitud, que se ubicaba a ambos lados de la calle José María Morelos- la gente no estuviera aquí si así fuera.”

Concluí que todo, al final de cuentas es cuestión de percepción.

Si usted visita Zacatlán a la hora que sea, se dará cuenta que, en efecto, la gente hace su vida normalmente, los visitantes siguen llegando, la gente no se está matando a todas horas en las calles. Pero eso, precisamente, es lo que aquellas fuerzas obscuras están tratando de hacer: crear psicosis.

Por lo demás -me comentó el alcalde-, no piensa sentarse con ningún grupo delictivo, ni quien esté detrás de ellos, pues al hacerlo, equivaldría a entregarles el municipio. Y eso, asegura, no sucederá. “Pero… ¿no tiene usted temor, Presidente?”, le pregunto. “¡Claro! -me contesta en tono bajo mientras voltea a su alrededor, quizá buscando entre la multitud a su secretario de Seguridad Ciudadana, Eduardo Zurita, quien está detrás de nosotros-; pero hay que ser firmes”. De paso, asegura que su postura se ve reforzada por el respaldo que ha recibido del gobernador, Miguel Barbosa Huerta, “quien en ningún momento me ha dejado solo”.

En conclusión, hay que decirlo: Zacatlán no está convertido en una zona de guerra. Sigue siendo una excelente opción turística y sigue habiendo, pese a todo, tranquilidad en sus calles. Esperamos que, en efecto, la psicosis no gané la batalla al impulso que el edil zacateco, Pepe Márquez, está dándole al turismo. Sería desastroso, no para él, sino para la vida de los habitantes de Zacatlán, cuyo rubro del turismo, da de comer a muchas familias.  

Lupita Vargas: la organización social en Xicotepec

La alcaldesa Lupita Vargas está llevando a cabo algo difícil de lograr: la organización social en Xicotepec.

Y lo está haciendo a través de la conformación de Concejos de Vida Vecinal (CONVIVE).

¿Qué es esto?

Se trata de comités vecinales, donde gente de las diferentes colonias y barrios de Xicotepec, comunidades y juntas auxiliares, trabaja para mejorar su entorno en todos los ámbitos: seguridad, limpieza de calles, alumbrado público, gestión de apoyos, salud y un largo etcétera.

Decía que es difícil de lograr, porque bien lo señalaba la alcaldesa: es fácil criticar, pero difícil disponerse a participar para arreglar los problemas.

Esta vez, luego de un trabajo arduo de convencimiento y concientización, se han logrado conformar 57 Concejos, donde los directivos de los mismos, fueron electos a través de una asamblea y tienen la representación directa del Ayuntamiento en los lugares donde viven.

¿El objetivo? Trabajar en comunidad: es decir, en Unidad Común.

La belleza de Huauchinango en litografías

Este martes tuvimos la oportunidad de desayunar con el alcalde de Huauchinango, Rogelio López Angulo, con motivo de las fiestas navideñas. Noté a un alcalde fortalecido y con ganas de trabajar. Tiene todo para hacerlo. Tiene también un equipo de colaboradores -no todos- que lo respaldan en ese periplo. Agradecemos el deseo de parabienes para esta Navidad y Año Nuevo. Agradecemos también el obsequio de dos litografías magníficas de Huauchinango: una de las escalinatas de la calle Monseñor, Guillermo Ledezma y Manjarrez, con la torre de la antigua parroquia de Nuestra Señora de la Asunción al fondo, en una escena nocturna. La otra, de la capilla de Patoltecoya, junta auxiliar de Huauchinango con el fondo de la presa de Necaxa. Ambas, son un poema gráfico.

La Navidad de Pancho Aguas Frescas

Pancho Aguas Frescas, nuestro informante estrella está exhausto. Dice que este año ha sido tan ajetreado, que piensa irse de vacaciones -sólo él y su alma- a algún lugar alejado del bullicio y de la falsa sociedad.

Hace bien. Cuentos quisiéramos hacer lo mismo.

Pero antes de irse, dice que hay Presidentes Municipales que apenas asumieron el poder, pareciera que se subieron a un ladrillo, donde se creen reyezuelos que no merecen el suelo que caminan.

Uffff. ¿Dónde habré escuchado esto antes?

“Y es que, rodeados de una corte por demás aduladora, que en todo momento les hace creer que son inmortales, divinos, con poderes sobrehumanos, con tantas virtudes y destrezas que no son merecedores más que de halagos y caravanas, los pobres, terminan creyéndoselas”, dice Pancho Aguas Frescas.

“Muchos, cuando despiertan de ese sueño guajiro, ya sin el poder público en sus manos, se dan cuenta -para su desgracia- que son unos soberanos pendejos”.

Abrimos tamaños ojos, sorprendidos por la irreverente honestidad expresiva de Aguas Frescas.

- ¿Nombres? -pedimos ansiosos-.

- Los daré regresando de mi retiro espiritual -dice muy orondo-; pero para mejor muestra están todos los exalcaldes de la Sierra.

¡Ay güey! Feliz Navidad a Todos.