Un estudio reciente de la investigadora Caterina Stamoulis del Centro de Investigación del Sueño, en el Hospital de Niños de Boston, Massachussets en los Estados Unidos de América, muestra que tanto el número de horas que se duerme, como la calidad de éste determinan la madurez del cerebro medido mediante resonancia magnética funcional.

Con esta técnica se pueden analizar con detalle diversas estructuras del cerebro que se ven afectadas por el déficit de sueño como la corteza cerebral, el tálamo, los ganglios basales, el hipocampo y el cerebelo. Las alteraciones de la estructura cerebral se correlacionan con alteraciones cognitivas en este estudio en el que se analizaron a 5,500 niños de entre 9 a 11 años de edad.

Un análisis detallado revela que los niños muestran alteraciones en la atención, la memoria, la regulación emocional, la planeación de acciones y en la conducta. Otros hallazgos fueron que las niñas duermen menos con tan solo 8 a 9 horas diarias, respecto de los niños que duermen de 9 a 11 horas. Adicionalmente, un mayor tiempo de exposición de pantallas que emiten luz como son las tabletas, las computadoras, los teléfonos celulares o las pantallas de video planas disminuyen el tiempo que se duerme y abaten la calidad del sueño. Por otra parte, el sobrepeso también se asocia con menor duración y calidad del sueño. Por el contrario, los niños que provienen de familias con mayores ingresos económicos duermen más horas y tienen una mejor calidad del sueño.

Este estudio muestra de manera clara que para tener un desarrollo cerebral adecuado y una maduración de las capacidades cognitivas se debe de dormir más de 8 horas diarias con una buena calidad de este, que consiste en dormir de manera continua sin que tengan despertares y no roncar. Recordemos que dormir bien es un aspecto fundamental para la salud mental.