Matarse en mí

  • Alejandra Fonseca
Él supo que a mi lado fue lo mejor que pudo haber sido, pero él ya no era y yo tampoco quería ser

- ¿Sabes? -me dijo-. Yo tuve dos amores en mi vida.

- ¿Se puede tener dos amores en tu vida?

- ¡Sí claro! ¡Los que tu corazón resista!

- Bueno, es que yo pienso que cuando es el amor de tu vida, es uno.

- No, yo tuve dos, y ahora ya sólo me queda uno…

- ¿Murió uno?

- Los dos ya murieron.

- ¿Entonces por qué dices que sólo te queda uno?

- Porque uno, estando vivo mató todo vestigio de cualquier sentimiento o emoción que pude haber sentido por él, se esforzó para borrar cualquier huella que pudo haber dejado en mi cuerpo.

- ¿Cómo?

- Hizo cosas, no sé si a propósito, pero como si las hubiera hecho, para sacar de mi corazón, de mi mente y de mi cuerpo todo rastro de su paso por mi vida.

- ¿Cómo qué hizo?

- Se degradó en su persona, en sus gustos, en sus elecciones, en… ¡todo! Ultrajó totalmente su imagen y creo que se olvidó de quién fue conmigo. ¡Y lo hacía tan público que era inevitable que yo no me enterara! No sé si lo hizo con toda intención pero le funcionó.

- ¿Y cómo para qué lo hubiera hecho a propósito si ustedes ya no estaban juntos? ¿No crees que es mucha pretensión pensarlo así?

- Quizá tengas razón pero en su momento yo intuí que lo hacía para matarse en mí.

- ¿Y cómo para qué?

- Para borrar el hecho de que por un tiempo, a mi lado fue el mejor hombre que pudo haber sido, y sabía; estaba bien consciente de que también llegas a ser lo que la otra persona te hace ser.

- ¡Quizá la que lo idealizó fuiste tú!

- No, no lo creo. Lo que él y yo fuimos juntos y tuvimos fue real, fue verdadero y sé que cuando yo lo dejé, él no lo pudo entender ni aceptar. Y lo amé tanto que, todavía me quedé con él un tiempo, para olvidarlo junto a él.

- ¿Cómo es eso?

- Su lado oscuro le ganó; él supo que a mi lado fue lo mejor que pudo haber sido, porque fue real, pero no se pudo sostener, y en ese no-sostenerse, fue que decidí quedarme a su lado un tiempo para darme cuenta que, al que amé, se desvaneció. Él ya no era, y yo tampoco ya quería ser. Lo que tuvimos fue como un sueño del que no debía quedar rastro…

- No entiendo. Anduviste con él años, se llevaban como si fueran uno mismo, los veíamos y ustedes se entendían sin hablar, sólo con la mirada, en fin…

- Sí, así fue, pero no quedó vestigio alguno de lo que fuimos juntos, ¡porque lo que pudo haber sido, sí fue! Hay personas con las que te topas en la vida y sacan lo mejor de ti, pero tú no tienes lo que se necesita para que sin ellas, sigas siendo lo mejor de ti. Eso se pierde.

- Pero, te repito, ¿no crees que es mucha pretensión de tu parte que pienses y lo digas así?

- Quizá tengas razón, pero así lo siento, así lo he reflexionado y creo que así es. Él fue otro ya sin mí, no el que fue conmigo. Y yo ya no quise ni pude ser lo que fui con él. No es que yo haya sido la gran caca: fue la combinación. Esas que Dios consiente sólo una vez.

- ¿Por qué?

- Porque entonces esto sería el Paraíso y no la tierra donde todo se acaba. Por eso creo que él hizo todo para matarse en mí, para que yo no tuviera, tampoco, el más mínimo recuerdo ni la más mínima añoranza.

alefonse@hotmail.com

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes