Coyomeapan y sus cacicazgos

  • Juan Manuel Celis Aguirre
Habitantes denunciaron fraude electoral y miembros de Unidad por Coyomeapan fueron detenidos

El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, salió a los medios a hacer una defensa pública de los hermanos Celestino Rosas, que son los caciques de Coyomeapan, un marginado municipio de la Sierra Negra de Puebla. De la misma manera, hace unos años el mismo gobernador defendió al ahora preso expresidente municipal de TehuacánFelipe Patjane, y al edil prófugo de AjalpanIgnacio Salvador Hernández, ligado a grupos del crimen organizado. No es, pues, la primera vez que Barbosa defiende a políticos acusados de ser criminales.

La defensa del cacicazgo es contraria a lo que se espera de un gobernador y contraria en absoluto a la democracia, que exige que se respete la voluntad del pueblo y no de un pequeño grupo familiar que controla el dinero y el poder municipal a su antojo. David Celestino Rosas y Araceli Celestino Rosas llevan once años gobernando a este empobrecido municipio y los ciudadanos los repudian.

David Celestino Rosas fue presidente municipal de 2011 a 2014. Su hermana Araceli Celestino Rosas fue alcaldesa de 2014 a 2018. Después, ¡nuevamente! “ganó” las elecciones David Celestino, quien gobierna desde 2018 y termina en octubre su segundo periodo como presidente. Pero ahí no acaba esto. Ahora, tras haber competido con malas artes en las elecciones, queda como presidente electo Rodolfo García López, que no tiene más mérito político que ser el esposo de la señora Araceli Celestino. La señora Celestino, no ha terminado su carrera política, hace unos días tomó protesta como diputada federal bajo la alianza Morena-PT.

Los Celestino saben jugar sus cartas en la sucia democracia poblana: han sido priistas, panistas, morenistas y petistas. Se han sabido acomodar a los deseos del gobernador en turno para que ese gobernador les regale candidaturas y, como Barbosa, los defienda públicamente. Esto ha implicado once años de gobierno que, dada la alianza que tienen con el poder estatal y electoral poblano, podrían convertirse en 14, ¡o más!, años de “celestinato”.

Los ciudadanos de Coyomeapan repudian ese cacicazgo porque los ha llevado a la ruina y al hambre. De acuerdo con datos del “Informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2020”, el 93.9 por ciento de la población vive en situación de pobreza, el 43.6 por ciento vive en pobreza moderada y el 50.3 por ciento en pobreza extrema. Coyomeapan es uno de los municipios más pobres y de más alto rezago social en el estado, que no tiene servicios básicos en la mayoría de sus comunidades, con un alto número de casas levantadas con pura lámina, pedazos de madera o, cuando mucho, con adobe, sin escuelas de calidad, sin clínicas ni hospitales de alta calidad para atender a la gente, sin calles pavimentadas y sin un largo etcétera de necesidades básicas urgentes para que la gente pueda vivir mejor.

¿Qué han hecho los “Celestino” para frenar este rezago? ¡Nada! ¡Han dejado que la gente se muera de hambre! Ellos han buscado perpetuarse en el poder y adquirir nuevos puestos, como la diputación federal.

Los pobladores de Coyomeapan, analizando el problema de que desde la presidencia municipal no se hace nada para atacar a la pobreza, decidieron aliarse en las elecciones de este año y propusieron a un candidato único: Guillermo Abasolo Romaña. Como ya dije, para los “Celestino” las elecciones fueron un negocio de compra de votos masiva, intimidación de la oposición, abuso policial y una operación de llenado de urnas para favorecer a su candidato. Bajo estas malas artes, Guillermo Abasolo perdió las elecciones con 99 votos.

Los habitantes de Coyomepan denunciaron el fraude y el 24 de agosto se plantaron frente al Palacio Municipal para exigir elecciones limpias. El 1 de septiembre exigieron que el Gobierno estatal solucionara el conflicto poselectoral y se le hiciera una auditoría al presidente David Celestino, dado que no se entregan participaciones a las juntas auxiliares y las obras están inconclusas. La respuesta del gobierno estatal no se hizo esperar. Tras una “mesa de diálogo”, el gobierno detuvo a Anastasio GonzálezEruviel Aguilar y Basilisa Montaño, miembros del movimiento Unidad por Coyomeapan. A los tres se les acusa de robo agravado, despojo y ataque a funcionarios públicos. Se trató, pues, de un engaño del gobierno.

Ahora, Miguel Barbosa Huerta sale a defender públicamente a los caciques y, para ello, sostiene que “Antorcha Campesina está ahí metiendo mano” en el conflicto entre ciudadanos y caciques y que “Antorcha Campesina es una organización delincuente”. Ambas cosas son completamente falsas. Barbosa se parece a López Obrador y se ha convertido en el gobernador más mentiroso del país. ¿No lo cree? Un día haremos el conteo.

En Coyomeapan el problema es el cacicazgo. Hace unos días, la diputada de Morena por Ajalpan, Inés Parra Juárez, dijo en una conferencia de prensa en Tehuacán: “Barbosa es el mayor cacique de Puebla”. La diputada Inés Parra conoce la Sierra Negra y sabe de lo que habla. Los habitantes, entre los que hay antorchistas, tienen la razón y la cárcel para los opositores lo demuestra. Un gobierno sin argumentos usa la represión para someter. Eso es lo que está pasando ahora. El Movimiento Antorchista no encabeza a los ciudadanos de Coyomeapan. Ellos son inteligentes y se han dado cuenta de cuál es el problema y se han unido para intentar romper esas cadenas. Nosotros, como organización social, si nos lo piden públicamente, ofreceremos todo nuestro apoyo y nuestra fuerza de masas para sacar del poder a los caciques de Coyomeapan.

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Juan Manuel Celis Aguirre

Es líder del Movimiento Antorchista en Puebla, cuya membresía suma a 300 mil poblanos. Es ingeniero de profesión, líder social durante 50 años, fue diputado federal y es un gran promotor del arte y, sobre todo, de la música. Es un excelente guitarrista y pianista.