Cuando en diciembre del 2020 López Obrador designó a Delfina Gómez como el relevo de Esteban Moctezuma al frente de la SEP, pensé que era una broma, una noticia falsa, pero tristemente no fue así. Me invadió en ese momento una angustia y al mismo tiempo mucha indignación. Ojo, esto nada tiene que ver con el tema de género o falta de sororidad o cualquier concepto que se le parezca. No.

Recordemos que, en 2017, Gómez fue candidata de Morena al gobierno del Estado de México y un año después fue candidata al Senado. Llegó a su escaño en 2018, pero solicitó licencia para ser delegada federal de programas sociales en territorio mexiquense y después, la flamante secretaria de Educación Pública del Gobierno de la República.

Muy loable que ocupe hoy día esa posición, que, por cierto, en su momento motivó una ola de descalificaciones y discriminación. En aquellos meses muchos pensamos que debíamos concederle el beneficio de la duda y esperar los resultados. A la par, ella declaró a los medios de comunicación lo siguiente: “Yo jamás tomaría un centavo de 'nadien' (sic) que no sea producto de mi trabajo y de mi esfuerzo” y aquí el chiste se cuenta solo. ¿En manos de quién está la educación de nuestras niñas y niños?  Su llegada rompió con el perfil de todos los secretarios anteriores, con maestrías y doctorados en el extranjero y más. Las burlas en aquel momento fueron inaceptables, no solo por su condición sino por el clasismo evidente, dejando de lado que lo que se necesitaba era alguien, él o ella, con las competencias necesarias para resolver las consecuencias de la pausa en la educación motivadas obligadamente por la pandemia.

Todos sabemos que el grupo que más ha sufrido los efectos del COVID-19 han sido los niños. También es bien sabido que escasos han sido los resultados de la profesora Gómez durante su gestión. Todo esto en medio de la polémica motivada por conocer si padeció COVID-19 o no, ya que su ausencia fue evidente, dictando la ruta crítica y los riesgos del regreso a clases. ¿Quién mejor que ella para comunicarlo? Solo ella sabe qué pasó.

A la par, una investigación del INE encontró que, cuando Gómez era alcaldesa en el municipio de Texcoco en el Estado de México, se hicieron descuentos a trabajadores de aquel ayuntamiento que beneficiaron a Morena. El monto no reportado es de 2.1 millones de pesos.  Según se informa, el proyecto refiere que, durante su gestión como presidenta municipal de Texcoco (2012-2015), Gómez gestionó para que esa millonaria cantidad llegara a Morena. Por esa razón, ahora se propone sancionar al partido de Andrés Manuel López Obrador con el 200 por ciento del monto, es decir, 4.2 millones de pesos, en virtud de que la investigación documenta “actos constitutivos de dolo directo, al deducirse la intención específica del partido político Morena para obtener recursos provenientes por retenciones salariales". ¿Qué pasó? Que estos más que ilegales descuentos habrían beneficiado la campaña de Delfina Gómez, quien fue alcaldesa de Texcoco.

Todo esto me hizo recordar que hace algunos años, amigos que radican en la Ciudad de México se quejaban de lo mismo; les realizaban descuentos quincenales a su salario sin su autorización, so pena de quedarse sin trabajo para con ello, poder pagar a los adultos mayores las promesas del jefe. Nada que no supiéramos ya.  ¿Caravana con sombrero ajeno? Sí. Entre otros temas como las remesas mensuales que llegan de los paisanos que trabajan en la Unión Americana y que el presidente pretende hacer ver como un logro de su gestión.

La peor pandemia que hemos vivido.

La peor crisis de credibilidad.

La peor crisis de autoridad.

La peor crisis en el sistema educativo.

¿Quién gana? solo algunos.

¿Quién pierde? Todos.

@NoticiasVicky