Socavón, cambio climático y prevención

  • Fernando Manzanilla Prieto
El socavón es una llamada de atención del calentamiento global y del impacto medioambiental

Como todos saben, hace unas semanas se abrió un enorme socavón en el poblado de Santa María Zacatepec, en el municipio de Juan C. Bonilla. Las imágenes, que ya le dieron la vuelta al mundo, muestran un enorme boquete de casi 150 metros de diámetro y 50 de profundidad.

De acuerdo con un primer estudio realizado por investigadores de la BUAP y del IPN, la causa de este fenómeno geológico tiene que ver con la presencia de agua subterránea en la zona. Todos sabemos que, en el subsuelo, existen cuerpos de agua, ríos y afluentes que pueden crecer y debilitar su estructura afectando la orografía. Sin embargo, poco a poco se han considerado otros factores como la cercanía con el volcán Popocatépetl y la sobre explotación de agua en esa zona.

Un reciente informe presentado por el Cenapred y expertos de la UNAM, la sobre explotación de mantos freáticos y la actividad volcánica permanente, son factores que condicionan la aparición de socavones al debilitar la estructura del terreno, provocando reacomodos y reencauzamientos de flujos de agua. Y pues no olvidemos que cerca de la zona del socavón se encuentra una de las áreas industriales más importantes y demandantes de agua de Puebla.

Más allá de la parte anecdótica y de que el fenómeno ha atraído la atención de curiosos (ya existe incluso la cumbia del socavón), creo que vale la pena tomarlo como una llamada de atención en materia de cambio climático y prevención civil. Tomemos, por ejemplo, el caso muy conocido de la famosa “puerta al infierno”, en Siberia. Este espectacular socavón, que apareció hace 25 años, ha dado de qué hablar por su acelerado crecimiento en los últimos meses (actualmente alcanza 100 metros de profundidad y un kilómetro de largo. De acuerdo con los científicos, hay claras evidencias de que este fenómeno geológico está ligado al calentamiento global.

En el caso del socavón de Siberia los expertos aseguran que “el imparable aumento de las temperaturas ha provocado que se derrita el permafrost, la capa de suelo permanentemente helada, y que el suelo colapse”. Además, este fenómeno tiene que ver con la fuerte actividad tectónica que afecta toda esta región y que forma parte de una cadena de volcanes y fallas geológicas conocidas como el “Cinturón de Fuego” que se extiende por más de 15 países entre los que destacan Japón, indonesia, Filipinas, Rusia, Estados Unidos, México, Guatemala, Perú y Chile.

Este famoso Cinturón de Fuego afecta varias placas tectónicas, incluida la famosa placa de Cocos que, como sabemos, ha provocado los terremotos más importantes en nuestro país y de la cual es parte la cadena volcánica que incluye al Popocatépetl
-que es un volcán activo- y al Iztaccíhuatl -que hasta ahora, ha permanecido inactivo-.

Todos estos factores nos hacen pensar que lo ocurrido en Juan C. Bonilla seguramente es producto de los desequilibrios medioambientales provocados por la actividad humana. En esa perspectiva, considero que, tanto autoridades como sociedad, tenemos que ampliar nuestra visión en lo relativo a la prevención de desastres naturales que, desafortunadamente, cada vez serán más recurrentes y devastadores.

Es un hecho que el desequilibrio ambiental y el calentamiento global han tenido un impacto sobre la actividad sísmica, pero también sobre la recurrencia e intensidad de fenómenos hidrometeorológicos y volcánicos. Y ya sabemos que Puebla, es especialmente susceptible a todos esos riesgos; tan solo antier producto de las lluvias, se desbordó el Río Atoyac, eso que estamos apenas en el inicio de la temporada.

Por eso, la aparición del socavón debe ser una llamada de atención para redoblar esfuerzos en materia de prevención y salvaguarda de los habitantes de las zonas de riesgo a lo largo y ancho del estado. Ya tenemos muy claro dónde hay riesgo por actividad sísmica o por intensificación de la actividad del Popocatépetl. También tenemos claro dónde puede haber deslaves e inundaciones por la temporada de lluvias. De hecho, nadie sabe a ciencia cierta si esta temporada traerá consigo lluvias intensas, huracanes o ciclones de mayor magnitud.

En esta lógica, considero necesario que las autoridades redoblen esfuerzos ante el riesgo de emergencia por desastre natural. Lo cual sólo será posible si existe coordinación entre los diferentes cuerpos de prevención y niveles de gobierno, por lo que es muy importante que se refuercen a las mesas de trabajo del Sistema Estatal de Protección Civil.

No se equivoquen, el socavón es una llamada de atención del calentamiento global y del impacto medioambiental que lo ha generado. Y todos estos temas, empeoran los riesgos volcánicos, sísmicos, hidrometeorologicos y de incendios. Así que, más que tomar esto como un tema aislado y anecdótico, tomémoslo como una llamada de alerta para fortalecer nuestra capacidad de prevención de desastres naturales.Tenemos que asimilar que el planeta seguirá cobrándonos la factura por los desequilibrios ambientales que hemos provocado, a menos que nos replanteemos toda la política ambiental y de protección civil y las adecuemos a los tiempos que estamos viviendo.

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Fernando Manzanilla Prieto

Soy Fernando Manzanilla Prieto, desde hace 20 años la vida me ha dado el privilegio de servir a las familias poblanas. Mi mayor anhelo es que a mí Estado le vaya bien.