Es la comunicación, señores

  • Xavier Gutiérrez
Pinceladas descoloridas de un cuadro preelectoral con más oscuros que claros

Ante las próximas elecciones de junio, despuntan varios elementos o signos que llaman la atención.

Desde luego Morena sigue con los mejores augurios. El diario Reforma, su más  acérrimo crítico, en la reciente encuesta (16 abril 2021) sitúa a ese partido con una ventaja del 45% sobre PRI 18% y PAN 17%, en tanto que la aprobación del presidente López Obrador está en el 63%.

En las 15 gubernaturas  le pronostican al mismo partido en el poder ganar 9, y además retener la mayoría en la cámara de diputados.

Esto, no obstante los traspiés y errores que ha tenido.

Y es que sus opositores, concretamente la alianza del PRIPAN y PRD, no ofrecen nada para levantar el respetable en su favor.

 La marca misma es un punto nada desdeñable para el presidente: así juntas esas siglas, no hacen sino confirmar la bandera morenista: la mafia del poder. Que no se resigna y busca volver por todos los medios.

 Los mismo que ayer negaron parentesco alguno, hoy comen del mismo plato.

Y al decir todos los medios, se incluyen las posturas o movimientos fanáticos como FRENA y similares, que azuzan  y apelan a toda clase de sentimientos para combatir a Morena y aliados.

Y hay que anotar particularidades de esta mescolanza hoy fuera del closet y aceptada: hay priistas más fanáticos y ultras que el propio PAN. Allá quedaron máscaras y caretas.

Un punto clave en el que el gobierno les gana a todos es la propaganda, con la figura central del presidente en los mensajes.

De antemano está la historia, claro. En sus huellas, sombras y obras, esos partidos están descalificados en el imaginario colectivo. No tienen líderes respetables o sin mácula, su retórica es baratona y gastada. Lo que más sucede es que al escupir al cielo les cae lo mismo…y carecen de paraguas.

Buscan presencia y quieren subir a costa de criticar las fallas y errores de su adversario. Y esto no está mal, es parte de las estrategias de toda campaña, pero fuera de eso, no tienen una sola bandera que suscite ánimo, entusiasmo o sume voluntades.

Baste decir que su mejor abanderado es “el Jefe Diego” Fernández, un tipo desprestigiado por sus ligas estrechísimas con Salinas, sus propias traiciones y su lenguaje vulgar lleno de procacidades. Él es el rockstar del PRIPAN.

 Su discurso, con una incontenible coprolalia, lo hace ver con problemas patológicos que asustan al más cuerdo de los adolescentes, ya no se diga a los mayores.

La población más adulta, por cierto, que sigue siendo en un amplio sector una especie de patriarcado  en cuanto a  los valores o principios familiares o comunitarios, repudia las obscenidades dieguinas contra quien es, para ese sector, el promotor de su bienestar con los apoyos sociales. Ahí, al menos, topa piedra con coyol.

Hay otros propagandistas deplorables en el circo.

El ex candidato presidencial panista, el joven Ricardo Anaya, otra de las figuras estelares de la derecha y ultraderecha “pripanista”, recibe condenas y burlas al por mayor por su papel patético de redescubrir un México miserable y abandonado fruto y resultado, ni más ni menos, que de los últimos 18 o 30 años de inicuo saqueo y desgobierno de los “próceres” de su misma estirpe, color e ideología.

Con esos redentores no sacan al burro del barranco, dice el dicho campirano.

Su propaganda cae en frecuentes contradicciones, incluso aberrantes.

Siempre han combatido los apoyos sociales económicos o en especie, desde que empezó con ellos López Obrador en el gobierno del DF para los adultos mayores. (Nada dijeron, por cierto, ahora que asumió Biden el poder y otorgó 14 mil dólares de un jalón a todos los marginados de ese país). Pero ahora, su mensaje en los medios es “que esos son apoyos institucionales, que no te engañen que si ganamos se te van a quitar..”

Esa doble moral de siempre es parte del señalamiento vial hacia la derrota.

La propaganda de esta alianza tiene muchos caminos, rostros y padres. Abiertos o encubiertos.

Una organización denominada Signos Vitales evalúa al presidente. Es una institución de notables con algo en común: todos son férreos adversarios del presidente. Un grupo de sinodales, no imparcial, sí con una manifiesta militancia  ANTI, ¿cómo busca dictar un juicio condenatorio fulminante  recopilando las mentiras presidenciales, si en su naturaleza y constitución miente?

¿Cómo conquistar credibilidad así?

Resultado: sus mensajes tienen una paupérrima repercusión en los medios y nada dicen al imaginario colectivo, porque la comunicación presidencial los pulveriza.

Es la comunicación, señores. Es el mensaje, pero subrayadamente también el mensajero.

Este grupo ha dicho: han muerto 190 mil mexicanos por el errático manejo federal de la pandemia. ¿Y dónde queda la irresponsabilidad de millones de mexicanos que dieron rienda suelta a las fiestas navideñas y al jolgorio en las playas, para cargarle “todo el muerto” a su adversario ideológico? ¿Dónde queda el análisis crítico del científico social?

No estaría nada mal traer a cuento y parafrasear la expresión aquella de Aristóteles respecto de su maestro Platón: “Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad”. Emparentarse con la verdad los haría más creíbles que el maridaje con la propaganda en torno a sus fobias o filias.

Morena no las tiene mejores. Los salva, y ese es su consuelo, la figura presidencial.

Aquí en Puebla han hecho un auténtico cochinero, donde todos, absolutamente todos tienen responsabilidad. Han hecho de las candidaturas y procesos de selección, una porqueriza al más puro estilo y recetas de cocina que criticaron del PRI y del PAN.

Y sus abanderados, en la mayoría de los casos, no resisten la prueba de la ética ni la lealtad, es más ni siquiera poseen  la preparación, vocación y antecedentes elementales para aspirar a un cargo, como no fuera el de estibador, con todo respeto para tan noble oficio.

Por ahora, esto vemos en el panorama. Ya veremos y diremos.

xgt49@yahoo.com.mx 

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.