La fatiga ocular y la nueva normalidad

  • José Ramón Eguibar Cuenca
El síndrome visual informático es un padecimiento del confinamiento

A un año de reclusión obligatoria debido a la enfermedad COVID-19 hemos transitado a relaciones sociales, de trabajos y escolares virtuales mediante diferentes dispositivos electrónicos como son las computadoras, las tabletas y los teléfonos inteligentes. Esto hace que estemos muchas horas enfrente de pantallas luminosas y con la vista fija. De manera natural la frecuencia con la cual parpadeamos se reduce, esto provoca que la película de lágrimas que se distribuyen en cada ojo también disminuya y por tanto se reseque la córnea que es la membran transparente de la parte de enfrente de nuestros ojos. Cuando esto sucede nos arden los ojos, sentimos picazón y se pueden incluso enrojecer, además de que se puede quejar la persona de dolor de cabeza. A este estado se le ha denominado fatiga ocular, cansancio ocular, o más adecuadamente “síndrome visual informático”. 

Un aspecto que se debe destacar es que nuestros ojos se mueven en todas direcciones gracias a la acción de seis músculos, los cuales son de los más rápidos descritos en la naturaleza. Esto permite hacer movimientos muy rápidos, como cuando terminamos de leer un renglón de un libro y rápidamente ajustamos la lectura al siguiente renglón, ese movimiento dura del orden de 20 a 200 milisegundos. ¡Una verdadera maravilla! Pero al usar dispositivos electrónicos se fija la visita en la pantalla a una distancia constante de alrededor de unos 60 cm de distancia. Esto no sucede de manera natural en donde cambiamos de ver objetos lejanos a los cercanos, de tal forma que el mundo virtual nos ha obligado a fijar la vista solo en los objetos cercanos, lo que conlleva a disminuir la frecuencia con la cual parpadeamos y se presente cansancio ocular.

De tal forma que para evitar este trastorno que ahora es muy frecuente debemos de parpadear de manera voluntaria, nunca estar más de 45 min viendo a una pantalla, y hacer un descanso de unos 10 min tratando de mirar objetos lo más lejos posible. Si se requieren lentes tener la graduación adecuada, evitar usar aire acondicionado o corrientes de aire que contribuyen a secar nuestros ojos. Por último, se pueden emplear lágrimas artificiales en forma de colirios y aplicar un par de veces al día. Debemos cuidar nuestra salud ocular.

 

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José Ramón Eguibar Cuenca

Director General de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y estudios de Posgrado BUAP, médico de profesión y doctor en neurociencias. Es miembro del SNI y la Academia Nacional de Medicina