Feministas Estigmatizadas

  • Marisol Calva
La protesta se dio en un marco de hostilidad institucional contra las mujeres

El pasado lunes 8 de marzo, miles de mujeres tomamos las calles del país y del estado en el marco del Día Internacional de las Mujeres, con marchas convocadas por diversas colectivas feministas en el ánimo de lanzar un grito colectivo de hartazgo, auxilio y exigencia para que el Estado deje la vergonzosa pasividad con la que ha actuado a lo largo de los  años contra la violencia misógina y feminicida que hoy se traduce en una alza alarmante de mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujeres.

Este 8M estuvo enmarcado en un escenario de pandemia donde el simple hecho de salir a protestar, suponía a las mujeres participantes, ponerse en posibilidades de arriesgarse a un contagio de COVID19, pero que aún con ese riesgo latente, miles de mujeres decidieron salir a poner el cuerpo nuevamente, por todas aquellas que antes y durante el encierro fueron violentadas o asesinadas y este 8M ya no pudieron levantar la voz. Porque en México la otra gran pandemia es la del México Feminicida.

Sin embargo la protesta también se dio en un marco de hostilidad institucional contra las mujeres, contra las feministas. Empezando desde el viernes 5 de marzo cuando amanecimos con imágenes del Palacio Nacional amurallado por cientos de vallas, una indicación del autollamado “Gobierno más feminista de la historia”, un muro levantado después de que miles de mujeres exigiéramos al Presidente López Obrador que rompiera el pacto patriarcal y retirara su apoyo a su amigo Félix Salgado Macedonio, presunto violador como candidato a la Gubernatura de Guerrero. El  presidente no solo ignoró las exigencias sino que mandó a colocar un muro para recibir las protestas anunciadas por mujeres que culminarían ahí. ¿Por qué es importante destacarlo? Porque ese muro, simbólicamente, representó una fuerte carga de estigmatización a la lucha feminista. Hecho replicado en otros lugares el país, como en Puebla. El mismo viernes 5 de marzo, la colectiva Coatlicue Siempre Viva, lanzó una convocatoria para manifestar afuera de Casa Aguayo nuestra inconformidad por la falta de cumplimiento del Congreso de Puebla, a los acuerdos signados por sus diputadas y diputados luego del levantamiento de la Toma del Congreso de Puebla, para llevar a cabo la discusión en el pleno de las iniciativas por la despenalización del aborto y por la revisión de la Alerta de Género en el estado, que no ha sido efectiva pues los feminicidios continúan no solo en los 50 municipios donde se emitió la alerta sino ahora en muchos otros más, ¿Y como fuimos recibidas? Con vallas que cercaron el perímetro de Casa Aguayo, con policías que se burlaron de nuestro performance “Un violador en tu camino”, y con autoridades que mandaron a recibir el oficio sin darnos ninguna respuesta.

El domingo 7 de marzo, acudí a la caminata de mujeres diversas convocada por El Taller A.C. y de nueva cuenta, fuimos recibidas con vallas y policías que bloquearon la ruta de la caminata previamente anunciada, tuvimos que cambiar la ruta y salir a exigir lo que nos llevó a tomar las calles, el alto a los feminicidios y las violencias que afectan a las mujeres y a las mujeres trans en Puebla.

Finalmente, el 8 de Marzo miles de mujeres salimos a protestar, en Puebla hubo 3 marchas previamente anunciadas, yo marché con el bloque convocado por mujeres diversas y transincluyente, rodeada de cientos de mujeres (jóvenes en su mayoría) en las que notaba el hartazgo de vivir en un lugar donde todos los días puedes ser víctima de algún tipo de violencia, llenas de digna rabia protestando y exigiendo un alto, porque en el camión, en la calle, en la escuela, en el trabajo y hasta en las redes sociales, en cualquier lugar, puede haber violencia contra nosotras.

Sin embargo nuestras exigencias, y las exigencias de los familiares de víctimas de desaparición forzada que marcharon con nosotras, se diluyeron en la cobertura mediática sesgada y la línea institucional de criminalización de la protesta feminista. Este 8M hubo incidentes como pintas y quemas, formas de protesta que no fueron reivindicadas por ninguna de las colectivas convocantes, sin embargo la hostilidad institucional y la línea mediática fue frontal, se culpó al movimiento feminista, a las feministas en colectivo de lo sucedido en el Congreso del Estado y en automóviles particulares, inmediatamente se procedió a señalar responsables y se anunció que se procedería legalmente contra autores materiales e intelectuales de los hechos. Se responsabilizó a compañeras, dos de ellas estaban con nosotras en la marcha de mujeres diversas llegando a la Fiscalía del Estado, y fueron expuestas, vulneradas y doxxeadas, con ellas toda mi solidaridad.

A nivel nacional y aquí en Puebla, el tratamiento de la protesta tanto institucional como mediática (no de todos pero si de la gran mayoría de los medios) fue hablar de las formas violentas de protesta y perder de vista o ignorar completamente la violencia que nos llevó a todas a tomar las calles. No hablaron de Puebla como el 5to lugar nacional en feminicidios, no hablaron de que la semana pasada hubo 6 feminicidios en el estado, no hablaron de las violaciones, los acosos sexuales o la violencia intrafamiliar, de eso nada dijeron.

La estigmatización y la criminalización de la protesta feminista desde el gobierno y desde los medios fue el sello de este 8M. Peor aún nos acusaron de estar siendo manipuladas por actores políticos y siendo parte de una guerra político electoral. Aseveraciones que rechazo totalmente, a nosotras no nos interesan sus pugnas internas, no nos interesan sus grillas partidistas; pero si nos perjudican. Dejen a las feministas fuera de sus pleitos electorales. Nosotras queremos justicia para las víctimas, atención a nuestras demandas, que se cumplan los compromisos signados luego del levantamiento de la toma del Congreso de Puebla, y que se respeten y reconozcan nuestros derechos, incluido el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

Por lo demás solo decir, las mujeres no necesitamos que nadie “nos mande” a protestar, no necesitamos que nadie “nos organice”. Las violencias de las que somos objeto, las omisiones, incluyendo las del Estado, las  11 mujeres que salen de su casa y jamás regresan porque son asesinadas, o las que en su propio hogar son violentadas, son razones suficientes para salir a protestar.  El Estado nos subestima, nosotras nos organizamos y nos seguiremos organizando, hoy el movimiento feminista es la oposición más fuerte en el país. No hay mayor motivación para luchar todos los días, que estar siendo víctimas de un país misógino y machista, empezando desde quien nos invisibiliza e ignora desde Palacio Nacional. Contra la estigmatización del movimiento feminista y a favor del reconocimiento a nuestra lucha legitima por un país libre de violencias, estamos en resistencia.

 

Marisol Calva

@Marisol_Calva

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Marisol Calva

Politóloga, Maestra en Gobierno y Administración Pública, Secretaria de la Comisión Nacional de Redes Sociales de Movimiento Ciudadano. Ex candidata a Diputada Local