Ya no es 8 de marzo

  • Rafael Reyes Ruiz
La violencia de género viene con muchos rostros, llega a costar la vida. "Ni una más"

Llevamos café a los doctores y enfermeras del pabellón de oncología, antes de entrar a éste, había una señora hecha un mar de lágrimas y dando gritos fuertes; su hija había fallecido víctima de cáncer. Ahí, en oncología, la mayor cantidad de infantes pacientes, son mujeres. Una y otra vez, ahí, en oncología, se debe escuchar el “ni una más”.

Fuimos a una comunidad indígena de la periferia de la ciudad de Puebla a dar despensas. Llegamos a casa de doña Úrsula, una anciana de alrededor de 80 años para dejarle una de esas despensas. Al llegar la encontramos muy enferma. Confieso que sentí una especie de cariño y compasión por esa señora. Me comprometí a regresar con las medicinas que le faltaban, no podría ser de otra manera. Tardé dos días en conseguir su medicamento, cuando regresé a dárselo, ella ya había fallecido. En estas comunidades, abundan estos casos, donde señoras muy grandes de edad, fallecen por falta de medicamentos y atención. Ahí, en esas comunidades, se debe el escuchar el “ni una más”.

La violencia que viven muchas mujeres, no solo es ejercida de forma física o verbal, viene con muchos rostros, y afecta demasiado, llegando incluso, como en los casos mencionados, a costar hasta la vida. Aquí también se debe decir una y otra vez el "ni una más".

Y claro, no minusvaloro las terribles situaciones de violencia física, los golpes, las desapariciones, las violaciones, disparidades salariales, las muertes, que igual sufren muchísimas mujeres solo por el hecho de ser mujeres. Solo que hay violencias que son más invisibles que otras, y todas deben ser visibilizadas, exhibidas, denunciadas y erradicadas, todas, y como sociedad decir "ni una menos".

Como activista, muchas veces me he manifestado. He marchado con una cartulina en la mano gritando por la causa que considero justa. Nunca he hecho una pinta, ni roto un solo cristal, jamás he lastimado a nadie ni quemado absolutamente nada. Sé que la violencia genera más violencia.

Y si bien ese es mi estilo de activismo, no me da derecho de criticar o juzgar a las feministas que en su manifestación llegaron a actos violentos. Pues sí, la violencia genera más violencia, pero debemos pensar que esa violencia vista en la manifestación fue generada por la violencia ejercida sobre las mujeres. No comparto sus formas, pero sí comparto su dolor, su angustia, la desesperación e impotencia por las injusticias vividas. Si desapareciera una mujer que amo, probablemente haría lo mismo, y correría a pedir su ayuda.

Ya no es 8 de marzo, pero que el "ni una más" siga resonando todos los días. Que el erradicar la violencia contra las mujeres sea un trabajo de toda la sociedad y que sea de todos los días. Que el gobierno asuma su papel y cree políticas públicas encaminadas a disminuir la brecha de desigualdad por causa de género; que como ciudadanía lo exijamos. Que los diputados y senadores asuman su responsabilidad y legislen en favor de la equidad como un eje transversal de las instituciones públicas y privadas.

No, ya no es 8 de marzo, pero siempre es momento para alzar la voz y realizar acciones concretas para y por las mujeres.

Rescoldos.

Sí, la violencia no tiene género, pero es indiscutible que son las mujeres quienes más la han sufrido por su sola condición de ser mujer. Como hombres, no podemos ser feministas, pero debemos ser aliados.

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Rafael Reyes Ruiz

Activista social dedicado a brindar ayuda integral a grupos de alta vulnerabilidad. Fundador de Fundación Madai, que apoya a niños con cáncer y sus familias. Miembro de grupos y colectivos de la sociedad civil. Escritor, articulista, conferencista. Desarrollador y promotor del emprendimiento social.