Financiamiento público vs privado

  • Héctor Olmedo
Vale la pena reflexionar en las ventajas y desventajas del dinero y la política

Uno de los temas más recurrente en los diálogos de cualquier ciudadano que se interesa en la política es el excesivo gasto que se destina a los partidos políticos y a las campañas electorales, vale la pena reflexionar en las ventajas y desventajas que esto presenta, tanto en la teoría como en la práctica.

La lógica de que exista un financiamiento público a los partidos políticos (idealmente) es que el ciudadano común pueda acceder a competir en las elecciones de manera proporcional y que cuente con los recursos para ello, de esta manera se puede garantizar el derecho a ser votado, otra de las razones por las cuales existe este financiamiento es que los candidatos no se vean en la necesidad de acudir a préstamos que puedan poner en duda su independencia al acceder al poder o en otros casos involucrarse en redes del crimen organizado que puedan controlar su actuar como representantes populares. Ahora bien, como aclaré casi al principio de este párrafo, esto es en el “ideal” en el deber ser del financiamiento público.
 

Pero, ¿qué ocurre con el financiamiento privado?, la legislación mexicana establece en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE), la existencia de este tipo de financiamiento en el cual los simpatizantes, militantes y los propios candidatos pueden realizar aportaciones voluntarias a sus gastos de campaña, es aquí en donde en mi opinión existe una clara desproporcionalidad que afecta a un elemento central de la democracia que es la “competitividad”. La existencia del financiamiento privado puede colocar en desventaja a los candidatos que como ciudadanos pueden no contar con los mismos recursos que lo haría un empresario que aspira a un cargo de elección popular.

Y es que las elecciones no son solo una cuestión de carisma, propuestas y trayectoria, el dinero es un factor que influye en el alcance y la calidad que puede tener una campaña electoral, que cada día se vuelven más complejas, en años anteriores las campañas eran simples eventos discursivos y lonas con fotografías con algún slogan, hoy se han diversificado, la inversión en las redes sociales, el pago de asesores y estrategias de campaña son uno de los elementos claves que cualquier candidato con aspiraciones reales de ganar tiene que realizar.

Ahora bien, el financiamiento privado puede generar desequilibrios en la competitividad electoral de los candidatos, por lo que una de las propuestas es destinar únicamente financiamiento público que les permitan contar con las cantidades de recursos necesarias y suficientes para realizar las campañas electorales, pero que al mismo tiempo garanticen un equilibrio en la competitividad electoral. De esta manera se pueden eliminar gran parte de las malas prácticas que se han arraigado en la cultura política mexicana, como los famosos “charolazos”.
 

Y para aquellos seguidores de la serie House of Cards, recordaran la frase tan cierta de su personaje Frank Underwood. “Siempre dije que el poder es más importante que el dinero, pero cuando se trata de elecciones el dinero es un digno rival del poder”.

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Héctor Olmedo

Licenciado en Administración Pública y maestro en Ciencias Políticas por la BUAP; especialista en Derecho Electoral y Cultura Política. Se ha desempeñado en áreas de la administración pública federal y en órganos electorales federales y locales. Miembro de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales.