AMLO 5G

  • Moroni Pineda
100 años espera el Presidente López Obrador seguir influyendo, en la adoración

            Casi 200,000 mil muertos oficiales y una caída real en 2 años del 13% por ciento del PIB han sido insuficientes. Sin duda la pandemia tiene su parte en esta debacle, sin embargo, las cosas no deberían haber sido así. El primer año de gobierno de la cuarta transformación el crecimiento del PIB fue ligeramente negativo, cuando Estados Unidos creció un 2.3, abriendo la posibilidad de que México llegara a por lo menos un 3. Las decisiones del aeropuerto, la confrontación con los capitales privados y, sobre todo, la incertidumbre legal sobre el futuro de las inversiones nacionales y extranjeras que auguraban los enviados del morenismo, convirtieron lo que podría ser el último año de crecimiento real, en una tragedia económica. Un último aliento antes de entrar a una crisis sanitaria asfixiante.

Y de los muertos ni se diga. Una acción inmediata y el ordenamiento del uso de cubre bocas y distancia social, sin mediar imágenes ni cifras distorsionadas, sin duda habrían tenido un impacto en disminuir la amplitud de la tragedia. Los datos irreales y la falta de pruebas Covid 19, así como de uniformidad con los estados y entre fuerzas sociales, marcaron la diferencia. 400 mil muertos calculados en realidad con un presidente y varios gobernadores que primero se rehusaron a creer y después a tomar medidas inmediatas, han costado aproximadamente el 70 por ciento de las muertes totales de acuerdo a estudios internacionales. Amigos y conocidos no tendrían que haber partido si la dirección de la emergencia y del país se hubieran dado de una manera republicana y no centralista, alejada sobre todo de la politiquería como sucede con la mal llamada campaña de vacunación. Dolor y devastación con una crisis económica brutal son el legado de la cuarta transformación en el 2020 y 2021.

Cada semana y día que pasa, los peores pronósticos se confirman. La ley Bartlett que hace un lado energías limpias para privilegiar las viejas estaciones de combustóleo de la CFE, en un intento desesperado por justificar la construcción de la refinería y las pérdidas que acumulan más del 30% en PEMEX con relación a todo el sexenio pasado. Producir y auto consumir como si viviéramos en el sexenio del Tata Cárdenas. La destrucción de la autonomía de las instituciones como INAI, INE, Banco de México etc. El tan mentado combate a la corrupción es solo un timo, cuando figuras principalísimas de esta terrible práctica son ahora parte del gobierno con hermanos incómodos, funcionarios señalados y las figuras del círculo cercano incluidos. Militares omnipresentes que construyen, administran, facilitan y presionan cuando es necesario, como el caso Cienfuegos, regresando a México a los años 50s cuando intentábamos transitar a un gobierno civil y de instituciones. La creciente lejanía con la democracia republicana americana, así como la canadiense y europea en aras de levantar un populismo representado por Trump y lo peor de américa latina y el mundo, incluida Rusia. Y finalmente, sin cerrarlo a eso, la selección de candidatos postulados por un partido sin vida propia y que debe todo y nada a un presidente omnímodo y con ambiciones pueriles a la puerta de sus 70 años.

A pesar de todo lo anterior, los mexicanos todavía no conocemos al verdadero López Obrador. Sus más profundas y queridas reformas, por más que repudie la palabra en público, pero la acaricie en privado, es lo que persigue. Una reforma de fondo al estado, para entre otras cosas centralizar las elecciones y desaparecer los institutos estatales; una reforma hacendaria que nuevamente permita a la presidencia dictar la política monetaria como la impresión de papel moneda y mucho más, tan necesaria en los próximos años para seguir subsidiando programas sociales indispensables en el sostén del control político. La posibilidad abierta de una reelección o, por lo menos, de un periodo de emergencia nacional para el rescate del México abollado que las mafias del poder dejaron, es también parte de la necesidad del régimen encabezado por el de Macuspana. López Obrador no piensa en un Maduro- Chavismo, ese ha sido el error de muchos, incluido a un servidor. Sino que le atrae más la idea de ese peronismo populista, envuelto en legado social para transitar en la historia y que hoy es públicamente representando por la familia Kirchner y el presidente en funciones Fernández. La visita del mandatario argentino, es pues, una acción deliberada, un mensaje a sus seguidores y opositores de cómo piensa que va a ser su pase nacional. Evita Perón tiene una mejor justificación social que un Maduro militar o el Fidel revolucionario. Se ve mejor y sin duda suena mejor. 100 años Perón ha influido en Argentina y 100 años espera el Presidente López Obrador seguir influyendo mantenerse entre el recuerdo y la adoración. Como dice el dicho, todos tenemos un pequeño argentino y priista dentro, ¡sí señor!

Andrés Manuel López Obrador en su versión 5G después de las elecciones del 6 de junio vendrá con todo y por todo. No solo quiere el voto, sino el alma de los mexicanos. Que en las próximas décadas las guitarras de michoacanas entonen una especie de “No Llores Por Mí, México” como hacen los brothers gauchos. Ser visto como el gran transformador social del siglo XXI es sin duda más apetecible que una casa blanca en las lomas o un yate anclado en Cancún. Pero para lograrlo, está dispuesto a dejar en su camino pobres y muertos, como lo ha demostrado.

Mientras tanto, la oposición mexicana sigue empotrada en su pasado, sin alcanzar a ver ni entender el lenguaje que, para los mexicanos, ha cambiado. La coalición opositora puede ser una última esperanza antes del nacimiento formal del Peronismo a la mexicana, pero se rehúsa a entenderlo. Hasta hoy, parecen preferir repartirse lo que queda, en lugar de salir y ganarse nuevamente la confianza del respetable, volviendo a sus raíces populares. Confunden gimnasia con magnesia, al no entender que la fortaleza de los partidos está en ganar elecciones y no en sumar militantes. Craso error que puede costarles todo a ellos, y de paso a nuestro México.

Pero hoy alberguemos esperanza. Creamos una vez más que la democracia puede ser el dique y que, aunque pocos sean los que quieren mantener encendida la llama, con esos es suficiente.

Que un Va por México y un Va por Puebla es posible.      

 

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Moroni Pineda

Activista permanente. Participa en Consejos de educación estatales y municipales, Fundación Paisano, La iniciativa bilateral México-Estados Unidos, UNETE, Mexicanos Primero, Presidente del Consejo de Participación Social