Días solidarios

  • Rafael Reyes Ruiz
Los imaginé como un llamado gubernamental para beneficiar a los más necesitados

Por mi labor como activista, hay palabras que están muy frecuentes en mi vocabulario desde hace mucho tiempo. Entre ellas: igualdad, ayuda, generosidad, empatía, gracias, solidaridad. Esta última, tiene años acompañando mis conversaciones.

Particularmente, recuerdo una plática, rondaba el año 2010, en un restaurante de la calle 43, comía con un grupo de personas cercanas a la política. Sin darme cuenta, a esa charla la convertí en monólogo, y a ese monólogo en arenga idealista de justicia social propia de Tomás Moro.

Les cuento todo esto, porque una de esas ideas utópicas de aquella plática, fue, literalmente: “Un día el gobierno instaurará Los Días Solidarios.” Después de haber esgrimido aquella frase a mis contertulios, todos ellos, faltaba más, estallaron en carcajadas. Hoy, más de 10 años después de aquella ocasión, el gobierno convoca a Días Solidarios.

Debo confesar que, mi idea de aquella tarde veraniega en la zona de Huexotitla estaba muy lejana a lo que hoy por hoy es la instauración de los “Días Solidarios”.

Lo que había en mi mente, como buen idealista que soy, era una convocatoria gubernamental hacia las partes de la población con más oportunidades y privilegios, para que, por medio de acciones concretas, un día a la semana se beneficiara a las personas más vulnerables y necesitadas.

Hoy, en el contexto actual, la instauración de “los días solidarios”, tienen un sentido muy diferente al que yo pensé. Si bien, creo que es una medida correcta por la pandemia que vivimos, también estoy convencido que se puede hacer más. La amplitud semántica de “Días Solidarios” nos puede dar una infinidad de oportunidades para ser y hacer como sociedad.

Comparto con ustedes amables lectores y lectoras, mi visión aristotélica de los días solidarios. Un día a la semana, o a la quincena, o al mes, incluso al año, promovemos en nuestro entorno el día solidario. Realizamos una acción en beneficio de una persona o personas de mucha necesidad. Juntamos una despensa y la regalamos. Tomamos ropa que ya no usamos, y la repartimos con quien no tiene. Asistimos a un orfanato o a un asilo. Entre muchas otras acciones.

Ahora, imaginen todo esto, promovido desde el gobierno, desde los medios de comunicación, desde todas esferas públicas. Ufff… ¡Habría un cambio! Y ojo, más allá que eliminar la pobreza, se crearía la empatía. Más allá que agrandar la generosidad, se acortaría la brecha que nos divide como sociedad.

Hoy por hoy, en esta coyuntura histórica, tenemos la oportunidad de marcar una diferencia significativa en nuestro mundo. Ser los protagonistas de un cambio social sustantivo que encamine a las generaciones venideras para la igualdad social. Hoy por hoy, podemos lograr que, un día solidario, no solo sea el dejar de hacer cosas o asistir a lugares, sino que sea también el hacer mucho por quienes más necesitan. Hoy por hoy, hacer los días solidarios está en nuestras manos. Que chulada sería que el gobierno, iniciativa privada y sociedad civil coadyuváramos para que esto sea una realidad.

Rescoldos.

Los días solidarios empiezan en ti, en mí, en nuestro entorno más cercano. Si el gobierno o demás actores sociales quieren hacer una diferencia con este concepto, la sociedad civil responderemos a la altura. Si ellos no quieren, también.

 

Rafael Reyes Ruiz

@RafaActivista

rafaactivista@gmail.com

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Rafael Reyes Ruiz

Activista social dedicado a brindar ayuda integral a grupos de alta vulnerabilidad. Fundador de Fundación Madai, que apoya a niños con cáncer y sus familias. Miembro de grupos y colectivos de la sociedad civil. Escritor, articulista, conferencista. Desarrollador y promotor del emprendimiento social.