La lógica del amor

  • Omar Pineda Luna
Hoy parece inusual que haya una atracción física, mental, espiritual entre dos personas

Si me ves por alguno de tus pensamientos, abrázame que te extraño.

                                                                                    Julio Cortázar

 

¿Has estado enamorado alguna vez?  

Para muchos de nosotros y nosotras el amor, el romance, la pasión aportan algunos de los más intensos sentimientos en nuestra vida. Es prácticamente seguro que todos, desde la adolescencia, afirmamos saber lo que significa estar enamorado, por lo menos en el sentido romantizado que muestran las comedias que siempre terminan igual, y a pesar de ser predecibles, nos gusta imaginar escenarios de una vida en pareja con un final feliz.

Además, podemos decir que la experiencia amorosa representa la experiencia universal por excelencia, aquella a la que todas las personas prácticamente sin excepción se creen con derecho a referirse, independientemente de sus experiencias. Con razón Guillermo de Ockham expresaba “en la vida existen dos pasiones fundamentales, alegría y tristeza, la primera se transforma en amor, la segunda se convierte en odio, de estas pasiones fundamentales nacen todas las demás”. Pero, ¿Por qué se enamoran las personas? La respuesta parece obvia, es resultado de una atracción física, mental, espiritual que dos personas experimentan el uno por el otro. Sin embargo, esta situación que hoy nos parece evidente es, de hecho, bastante inusual.

Enamorarse no es una experiencia que tenga la mayoría de los habitantes del mundo y, si la tienen, no suele vincularse al matrimonio. La idea del amor romántico no se extendió en el mundo hasta fecha bastante reciente y ni siquiera ha existido en la mayoría de las otras culturas. (Giddens, 2000). John Boswell, historiador del medioevo europeo, ha señalado hasta qué punto nuestra idea contemporánea del amor romántico es inusual. En aquellos días y durante siglos los hombres y las mujeres se casaban principalmente para mantener la propiedad de los bienes familiares o para criar hijos que trabajaran en sus granjas. Una vez casados, podían llegar a ser buenos amigos, sin embargo esto ocurría después de las bodas y no antes. A veces la gente tenía otras relaciones sexuales al margen del matrimonio, pero éstas apenas inspiraban las emociones que ahora relacionamos con el amor. Como vemos, el amor tiene su origen desde una visión binaria, europea y, hasta cierto punto, patriarcal. Así el amor romántico se consideraba, en el mejor de los casos, una debilidad y, en el peor, una especie de enfermedad. Hoy día nuestra actitud es casi la contraria. Con razón habla Boswell de que "prácticamente [existe] una obsesión en la moderna cultura industrial" con el amor romántico

Pero analicemos la idea moderna del amor, sobre todo aquella que se ha racionalizado, amor racional debería ser el oxímoron por excelencia. En la actualidad, buscamos una fórmula para amar, como si se trata de sumar, restar o dividir elementos y encontrar una receta que nos garantice el resultado deseado, no alcanzamos a vislumbrar que esta idea racional provoca una deformación o, para ser precisos, un amor domesticado que pasa a “convertirlo en una fórmula de consumo, como producto sin riesgo ni atrevimiento, sin exceso de locura. Se evita toda negatividad, todo sentimiento negativo. El sufrimiento y la pasión dejan paso a sentimientos agradables y a excitaciones sin consecuencias”. (Han, 2017 p.33) Como todo producto queremos que además sea garantizado, es decir, quiero que el otro o la otra me ame por el sólo hecho de yo hacerlo, que me garantice su amor, olvidamos que la garantía es del objeto, los único que nos pueden ofrecer una garantía son: el celular, la computadora, el reloj, etc. Esta percepción no es parte del amor, por lo menos no del idealizado. De esta manera, en el amor moderno no aceptamos ni queremos la parte “oscura del amor” ya no corremos riesgos ni atrevimientos, ya no hay exceso de locura.

Por otra parte, se busca el exceso de positividad que se racionaliza en la sexualidad “y la sensualidad es una capital que hay que aumentar, equivale a una mercancía. El otro es sexualizado como objeto excitante. No se puede amar al otro despojado de su alteridad solo se puede consumir” (Han, 2016) el mismo lenguaje es cooptado por el de la producción: rendimiento sexual, consumo del amor, satisfacción sexual, garantía de amor. Buscamos maneras de extraer mayor satisfacción del amor y no volvernos “dependientes” de la persona amada, maneras de gastarnos el amor y terminar de la forma menos costosa esa unión cuando el amor se esfuma y la relación ya no nos complace. La sexualidad es animal; el amor es humano, y por lo tanto un invento, una metáfora.

Otro aspecto moderno del amor, o por lo menos de las relaciones entre personas, son las redes sociales. Platicando con Emile, un amigo que vive en Londres, me comentaba que al momento de conocer personas es indispensable mostrar tus redes sociales, antes de concederse una cita, hombres y mujeres deben evaluar al prospecto a través de Instagram, Facebook, TikTok, etc. De no mostrarlas, es prácticamente imposible acceder a una cita presencial.

Las redes sociales han mostrado la parte más racional del amor, si así se puede llamar, buscamos personas como si buscáramos productos, los evaluamos, verificamos sus gustos, facciones, la ropa, su ideología, como si estuviéramos buscando cumplir requisitos para encontrar un trabajo, así vamos descartando objetos/personas por medio de likes, dislikes o me encanta. En este sentido, nos entregamos a la visibilidad, nos exhibimos nos mostramos como producto de calidad, eliminamos todo signo de negatividad con los filtros que ofrecen la redes para desaparecer imperfecciones del rostro, del cuerpo. La época del Facebook es el rostro expuesto en forma de mercancía, el sujeto es su propio objeto de publicidad. Todo se mide en su valor de exposición. “Estar conectado es más económico que estar relacionado, pero también bastante menos provechoso en la construcción de vínculos” (Bauman, 2017 p. 88) La época del software hace de las conexiones humanas algo cada vez más superficial más breves como para crear un vínculo “la proximidad ya no implica cercanía física: pero la cercanía física ya no determina la proximidad” de esta manera las conexiones demandan menos tiempo y esfuerzo para ser realizadas y menos tiempo y esfuerzo para ser cortadas. En el amor virtual de Facebook, Instagram y TikTok” no se presenta ningún tipo de experiencia, sentimientos o acciones, sino un mercado donde se venden y consumen imágenes.

No siempre fue así

En sus orígenes la idea del amor tenía diferentes concepciones, en cierta medida dependía de cada cultura, si hay una figura que influenció la idea del amor fue la de Platón. En el diálogo de la República, presenta su teoría de la división del alma en tres partes, la teoría fundamental para entender su concepción del ser humano, de la cual surge la dimensión amorosa, que desarrollará, además de en el Banquete, y en el Fedro y, en menor medida, en Lisis (diálogo centrado especialmente en la amistad).  En El banquete hace referencia por primera vez a la filosofía del amor, siete comensales se reúnen en una cena para reflexionar acerca del tema. El centro del banquete es el discurso de Sócrates, el filósofo relata a sus oyentes la conversación que tuvo con una sabia sacerdotisa llamada Diotima, quién advierte lo siguiente: el amor no es simple. Es un mixto compuesto por varios elementos, unidos y animados por el deseo. Cambia si cesar. Es algo más que la atracción por la belleza humana sujeta al tiempo, la muerte y la corrupción. Y prosigue. En la juventud nos atrae la belleza corporal, y se ama solo al cuerpo, a una forma hermosa. Pero si lo que amamos es la hermosura ¿Por qué amarla nada más en un cuerpo y no en muchos? Y Diotima, vuelve a preguntar: si la hermosura está en muchas formas y personas, ¿por qué no amarla en ella misma? ¿y por qué no ir más allá de las formas y amar aquello que las hace hermosas: la idea?

Diotima concibe al amor como una serie de etapas, primero el amor a la belleza, en seguida, a la belleza en muchos cuerpos, por último, el amor al alma virtuosa, enamorarse del alma de la persona, es decir, la belleza incorpórea intangible irrepetible. Como diría Paz, la hermosura, además de ser una noción subjetiva, no juega sino un papel menor en la atracción amorosa, que es más profunda y que todavía no ha sido explicada. Es un misterio en el que interviene una química secreta y que va de la temperatura de la piel al brillo de una mirada.

Este diálogo, sin duda contiene ideas y expresiones que nos escandalizarían sino fuese porque lo leemos a la distancia. En realidad para Platón el amor no es propiamente una relación: es una aventura solitaria.

Mas adelante, la idea del amor, ocuparía un lugar importante en el Medioevo, por ejemplo, para Marsilio Ficino, influenciado Platón expone, “Amor, significa: morir en el otro, sin duda cuando te amo, al amarte me reencuentro en ti que piensas en mí, y me recupero en ti que conservas lo que había perdido por mi propia negligencia. Al olvidarse de sí mismo en el otro, al mismo tiempo me recupero en tu reconocimiento” sin duda, aquí ya existe un reconocimiento profundo de sobre la importancia de una relación, es decir el amor únicamente surge ahí donde es compartido y reconocido.

También tenemos la idea del amor bajo la mirada de Octavio Paz, para el autor de Piedra del sol, el amor es elección. Libre elección, acaso, de nuestra fatalidad, súbito descubrimiento de la parte más secreta y fatal de nuestro ser. Pero la elección amorosa es imposible en nuestra sociedad, para realizarse necesita quebrantar la ley del mundo. En nuestro tiempo el amor es escándalo y transgresión: el de dos astros que rompen la fatalidad de sus orbitas y se encuentran en la mitad del espacio. Y de ahí también que el amor sea, sin proponérselo, un acto antisocial pues logra realizarse en contra de lo que la sociedad quiere que sea: la revelación de dos soledades que crean por sí mismas un mundo, se levanta contra clases, lenguas, razas, etnias. Rompe la mentira social.

Amistad

Veamos también que posibilidades existe con la amistad, por ejemplo, Aristóteles dice que hay tres tipos clases de amistad: por interés o utilidad, por placer y la amistad perfecta en la que se desea el bien para ambas partes. “Desear el bien para el otro es desearlo para uno mismo”. Los dos primero tipos de amistad son accidentales y están destinados a durar poco; el tercero es perdurable y es uno de los bienes más altos a que puede aspirar la humanidad, pero no confundir la idea del amor con la amistad, aunque el amor nace también de la elección, ocupa un lugar distinto al de la amistad “su fuego es más activo, punzante y ávido; pero es un fuego temerario y voluble un fuego febril, mientras que la amistad es un calor parejo y universal, templado y a la medida un calor constante tranquilo, todo dulzura y pulimento, sin asperezas. La amistad es una virtud social más duradera que el amor. Para los jóvenes, dice Aristóteles, es muy fácil tener amigos, pero con la misma facilidad se deshacen de ellos; la amistad es una afección más propia de la madurez. El amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio frecuente y prolongado. El amor es instantáneo; la amistad requiere tiempo” (Paz, 1995)

Y preguntó nuevamente…

¿Has estado alguna vez enamorado? Horrible, ¿no? Te hace tan vulnerable. Significa que alguien puede meterse dentro de ti y revolver todo. Construiste todas esas defensas y armaduras para que nada pudiera hacerte daño y entonces, llega una persona, no diferente de cualquier otra, y se mete en tu vida. Le das un pedazo de ti, que ni siquiera lo pidió. Hacen algo tonto un día, como besarse o sonreírse y es entonces cuando tu vida ya no te pertenece nunca más. El amor toma rehenes. Llega hasta lo más profundo dentro de ti. Te va consumiendo y te deja llorando en la oscuridad; una frase tan simple como “quizá deberíamos ser sólo amigos” se convierte en una astilla de vidrio que se te va hundiendo en el corazón. Duele. No sólo en la imaginación. No sólo en la mente. Es un alma herida, un verdadero dolor que te rasga en pedazos.  

Neil Gaiman

Referencias

Bauman, Z. (2017). Amor Líquido . México: Fondo de Cultura Económico .

Giddens, A. (2000). Sociología. España: Alianza.

Han, B. C. (2016). La agonía del eros. Barcelona: Herder.

Han, B. C. (2017). La sociedad de la trasparencia . Barcelona: Herder.

Paz, O. (1995). La llama doble amor y erotismo. México : Planeta .

 

 

 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Omar Pineda Luna

Pedagogo y Politólogo, Posgrado en Ciencias Políticas BUAP. Profesor universitario. Colabora en el CENEVAL A.C. Escribe de Política, educación y pedagogía crítica.